Dossier COVID-19: El agua es un Derecho Humano
Por Nadia Mayorquín
Ramona Medina falleció el 17 de mayo del 2020, referenta comunitaria del Barrio Padre Múgica, Villa 31 de Retiro, había denunciado la situación de riesgo que se encontraba y la responsabilidad del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por la falta de agua en el barrio. Ante los medios manifestó la situación crítica que se vive en los diversos barrios carenciados. "Soy parte del grupo de riesgo y hace doce días que estoy sin agua en mi casa. No tengo plata para comprar bidones, tengo que reciclar agua para todo; desde el Gobierno se la pasan diciendo que este virus se combate higienizándose, ¿pero cómo podemos hacer para higienizarnos si no tenemos ni una gota de agua?", decía Ramona.
Lavarse las manos con agua y jabón, algo que parece un acto cotidiano para una gran parte de la población mundial para otros es un derecho humano negado. A principios del 2020 y en tiempos de pandemia de Covid-19 esto ha adquirido una importancia determinante. Según los especialistas, es la principal forma de prevenir el contagio del coronavirus. Pero, ¿qué pasa con aquellos que no tienen acceso a este derecho y protección tan básico?
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) tres mil millones de personas en el mundo carecen de las instalaciones básicas para realizar lavados de las manos en sus hogares; dos de cada cinco personas a nivel global. De acuerdo a este cálculo, mil seiscientos millones de personas cuentan con un acceso limitado al agua o al jabón y mil cuatrocientos millones no tienen ninguna instalación para los cuidados básicos de limpieza.
En los países de África subsahariana y el centro, este y sur de Asia se registran los casos más difíciles, donde se suma el hacinamiento en las viviendas y las dificultades en los sistemas de salud. En estos países casi tres cuartos de la población no tiene la infraestructura necesaria para el lavado de manos con agua y jabón. Lo mismo ocurre en zonas vulnerables urbanas y rurales de América Latina, en los campos de refugiados alrededor del mundo o en países atravesados por guerras estructurales y conflictos territoriales como Siria, Palestina, Yemen o Libia, por mencionar algunos.
El no tener acceso al agua limpia para consumo, sumado a la inseguridad alimentaria, expone a la población frente al Covid-19. La ONG Manos Unidas alerta que alrededor de 300 millones de personas, es decir un 63% de la población de África subsahariana, no cuentan con agua potable e higiénica. Las sequías en el continente han supuesto un obstáculo mayor para el acceso de las personas al agua. Entre los países asiáticos afectados por la falta de acceso al agua y a condiciones básicas de higiene, la India tiene las peores condiciones de hacinamiento existentes.
Los países de América Latina y el Caribe han logrado importantes avances en los últimos años para mejorar las condiciones de acceso al agua potable y a servicios sanitarios, pero las falencias aún existen, sobre todo en los barrios periféricos de los grandes centros urbanos como pueden ser las villas o los llamados barrios de emergencia y en algunas zonas rurales.
De acuerdo al programa conjunto de la OMS y Unicef, el 74,32% de la población tiene acceso a agua manejada en forma segura y el 22,45% a una conexión básica. Pero eso refleja que casi 37 millones de personas en la región no cuentan con agua potable, según el Banco Mundial.
A nivel sanitario, la OMS y Unicef refieren que el 31,32% tiene servicios seguros y el 55,86 básicos. Pero, de acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en 2017, 82,7 millones de personas carecían de saneamiento básico en América Latina y el Caribe y, entre ellos, 15,5 millones continuaban practicando la defecación al aire libre, siendo Bolivia, Brasil, Colombia, Haití, Perú y Venezuela los países donde más se desarrolla esta práctica.
Testimonio de Victoria del comedor HORAS FELICES ubicado en el Barrio General Belgrano, conocido como Ciudad Oculta: "Nosotros ahora mismo no tenemos agua, anteriormente había agua, ahora directamente en pleno trabajo del comedor y si tenemos que hacer puré, lavar esto lo otro, lavarnos las manos se corta el agua, siempre a las diez o las once de la mañana, siempre en la mañana … lo sabe Desarrollo Social de la Ciudad, la vez pasada vino la directora de la salita que tenemos en el barrio, ella me vino a decir que iban a tener una reunión con la ministra que tienen su oficina aquí a unas cuadras, y le comenté esto que no tenemos agua como podemos tener los cuidados, se nos dice que no salgamos de nuestras casas, lávense las manos, pónganse barbijo un montón de cosas que te piden para cuidarte y no hay agua".
Victoria agrega que "desde que vinieron a instalarse acá los de Desarrollo Social estamos careciendo de agua y en el invierno de luz seguramente, va ser también. Mientras que el edificio de Desarrollo Social de ciudad está iluminado la otra parte de la Ciudad Oculta está en oscuridad porque muchas veces se nos corta la luz y ahora el agua. Pero bueno es así por acá por el barrio…"
Sin duda los responsables al derecho al agua son el Gobierno de la Ciudad y AYSA, la prestadora del servicio. La resolución 26/17 del organismo que regula los criterios de intervención de construcción de infraestructura, le aprobó a AYSA su plan para entregarles agua a los más de 4400 barrios populares en el país. Y esto no sucedió. La gran crisis sanitaria y social en las villas desde viene desde hace años, el Covid-19 solo la agravó y desnudó. Las políticas centrales del Gobierno de la Ciudad son la venta de inmuebles y terrenos para el negocio inmobiliario. La villa 31 tiene una ubicación muy preciada, está cerca de Puerto Madero. El 36% de los casos de coronavirus de la Ciudad se concentran en las villas y asentamientos.