Ernesto Resnik: "Producir la vacuna en el país nos garantiza tener acceso a su distribución"
Por Martin Massad y Juan Cruz Guido | Foto: Daniela Amdan
AGENCIA PACO URONDO: ¿Cuál es su opinión respecto a lo mencionado por el ministro de Salud Ginés González García sobre que en Argentina la cuarentena es la más larga del mundo pero también es uno de los países que tiene menos contagiados y muertos?
Ernesto Resnik: Argentina hizo una buena cuarentena, con lo cual garantizó que el problema fuera menor que el que pudo ser. Hay que entender que Buenos Aires estaba destinada a ser una de las zonas con una mayor cantidad de contagios en la pandemia al ser, fuera de Europa, el centro de más destinos de viajes a Madrid, país que durante febrero y comienzos de marzo fue el peor epicentro de la pandemia. En Buenos Aires también se proyectaba una realidad desastrosa, pero la cuarentena estricta del comienzo cambió todo, haciendo todo mucho más leve.
De todas maneras, ahora sabemos que la cuarentena no fue completa porque es imposible salir de una cuarentena estricta, que tendría que ser de 6 a 8 semanas, con muchos más casos de los que se tenía. Esto indica que la cuarentena se fue desinflando a partir de la tercera semana, y algunos lugares pagan las consecuencias, pero de todos modos son muchos menos casos de lo que pudo haber sido.
APU: ¿Continúa teniendo la misma posición de que habría que hacer una cuarentena más estricta?
E. R.: Sí, porque la única solución es reducir los casos al punto en que puedan ser controlables. Aquí podemos poner el ejemplo de China, también el de Corea del Sur, aunque ahora este último tuvo un rebrote, pero se sabe que lo pueden controlar porque tiene toda la tecnología para hacerlo. Esto mismo hizo Nueva Zelanda y también Australia que tuvo un rebrote del virus enorme, sobre todo en Melbourne, e impuso una cuarentena estricta de seis semanas en la que nadie se queja. En Argentina, lamentablemente, ciertos medios privilegian más la palabra “cansancio”, “hartazgo”, “humor social”...
La respuesta que suelo dar siempre es que todos los epidemiólogos más importantes del mundo mencionan que a menos que se haga una cuarentena estricta no habrá solución para este problema.
APU: ¿Cómo analiza esta paradoja de que los que más sufren esta cuarentena son las clases más desposeídas pero, sin embargo, las protestas vienen de las clases más altas y de los medios dominantes?
E. R.: En realidad, eso se ve en todo el mundo, pero en Argentina mucho más. Además, del tema económico, está el hecho de que en una pandemia quienes más van a sufrir son los más desposeídos. Es decir, hay gente que tiene que ir a trabajar, es cierto, pero si eso incrementa los contagios, vamos a hacer que esta pandemia, en lugar de durar tres meses, termine durando nueve.
Solamente dos países van a crecer económicamente este año: China y Taiwán. Son países que terminaron la pandemia relativamente rápida con medidas muy estrictas que posiblemente no se puedan hacer en ningún otro lado del mundo. Los datos indican que esa es la realidad, que los únicos países que podrán sobrevivir económicamente este año van a ser los que hicieron una cuarentena estricta.
APU: Respecto a la vacuna, ¿considera una noticia alentadora que Argentina fabrique la vacuna de Oxford?
E. R.: La noticia de la producción de la vacuna de Oxford en Argentina es excelente. Todos estos meses comentamos sobre lo bien que venían las vacunas. Sin embargo, también alertábamos sobre el problema de la producción y la distribución. La información sobre la efectividad de la vacuna llegaría en noviembre y a partir de allí, al ser el país que la produce, tenemos el control de acceso garantizado en la distribución. Todas las vacunas están en la última etapa de prueba, en la cual se verifica su eficacia y seguridad para la salud.
APU: ¿Celebra el hecho de que estén a cargo profesionales de argentinos para la producción de la vacuna?
E. R.: Por supuesto, es un orgullo, sobre todo la inversión en ciencia y tecnología en Argentina, que ha sido excelente durante décadas, a pesar de los ciclos de destrucción de gobiernos neoliberales. En estos días escuchamos al director de la empresa que va a hacer la vacuna decir que la capacidad productiva es un logro de la ciencia argentina. También menciona que en Sudamérica hay solamente dos países que podían hacer esto: Brasil y Argentina.
Esta es la cosecha de algo que se sembró durante décadas, es decir, un sistema de creación de profesionales y de conocimiento científico. Es la primera vez, en mucho tiempo, que notamos el resultado indispensable y urgente de tener un desarrollo propio en ciencia y tecnología en el país.
APU: ¿A qué atribuye que América Latina siga teniendo un gran número de contagios después de 200 días de cuarentena?
E. R.: En primer lugar, hay que pensar que en donde esté el virus habrá siempre focos de contagios. En segundo lugar, en América lamentablemente la infraestructura sanitaria y las condiciones socioeconómicas hacen que en ciertos lugares sea imposible el aislamiento social. No es casual que en las favelas y en los barrios populares el virus haya entrado y contagiado a grandes mayorías. Esta realidad del mundo en desarrollo es ineludible, sobre todo por los sistemas de salud empobrecidos en algunos países de Latinoamérica. El virus está en todos lados, y hasta que no tengamos la vacuna, va a seguir saltando.