47 aniversario del asesinato de Paco Urondo: su obra periodística
El poeta, periodista, dramaturgo y militante Francisco Reynaldo Urondo Invernizzi, tal era el nombre completo de Paco, nació el 10 de enero de 1930 en Santa Fe y fue asesinado en un enfrentamiento con fuerzas de la dictadura militar, el 17 de junio de 1976 en Mendoza. Intelectual de los años 70, integró las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) que luego se fusionó con Montoneros.
Su infancia transcurrió entre libros, música clásica, cine y aventuras en el río. En su adolescencia conoció a Fernando Birri quien tenía las virtudes de un hombre renacentista: poeta, dibujante, pintor, escultor y titiritero. Años después sería un cineasta con gran formación, iniciador de la escuela documentalista de crítica social y fundador del Nuevo Cine Latinoamericano. Juntos conformaron un colectivo de artistas llamado “El Retablo de Maese Pedro”, propuesta multidisciplinaria que recorrió Santa Fe.
La obra de Urondo permaneció durante mucho tiempo oculta, desaparecida, era muy difícil de encontrar en las librerías pero circulaba en forma clandestina, de mano en mano, entre amigos y militantes. Sus ensayos, obra poética, periodística, cuentos, dramaturgia y su única novela fueron recuperados y publicados por la editorial Adriana Hidalgo a partir del 2006 en la colección “Biblioteca Urondo”. La reedición de la extensa obra del poeta es un acto de celebración, memoria y justicia.
Obra periodística de Paco
La patria fusilada (1973) es un libro fundamental en la vida periodística y militante de Paco, no sólo por el valor documental sino también por las condiciones urgentes en las que se gestó. El 24 de mayo de 1973 Urondo ofició de reportero en la cárcel de Villa Devoto donde él también era un preso político y tomó los testimonios de los únicos sobrevivientes de la Masacre de Trelew. La obra fue reeditada el año pasado por Fondo de Cultura Económica al cuidado de Daniel Riera, sumando dos textos de Ángela Urondo Raboy y Raquel Camps. Además se incluyó una sección que da cuenta de los juicios de lesa humanidad que comenzaron en 2012, y un segundo capítulo de "los Caídos".
Además de este libro clave, existen una gran cantidad de crónicas, entrevistas, perfiles, reseñas de libros y comentarios de teatro escritos por Urondo entre 1952 y 1972, publicados en diarios y revistas, que son la parte menos difundida y conocida de su obra. En 2013 Adriana Hidalgo editora publicó la Obra periodística con una compilación de estos textos. La investigación y selección fue realizada por el escritor Osvaldo Aguirre que resalta lo significativo de este material porque “permite comprender mejor las claves de una época convulsionada y de grandes transformaciones, así como seguir de cerca las preocupaciones del autor, con la maduración y desarrollo de las líneas centrales de su escritura y sus reflexiones estéticas e ideológicas”.
Urondo empezó como cronista de información general y pronto se volcó al periodismo cultural. Formó parte de la redacción de Che, semanario dirigido por Pablo Giussani, también trabajó en El Diario y fue redactor de cultura en La Opinión.
Entre 1973 y 1974 fue responsable político de Noticias, el diario que editó Montoneros. En muchos de sus textos periodísticos está presente la prosa poética, y también algunos fueron germen para su obra de ficción.
En sus crónicas y entrevistas hay una ruptura con las formas convencionales de la escritura periodística. Esto se ve en los perfiles de intelectuales y artistas donde ya asoma el uso de la primera persona del cronista.
También convirtió crónicas en autobiografías, un formato en el que abrevaban grandes periodistas de los años 60 y 70 como Julio Ardiles Gray y Osvaldo Soriano. Hay artículos dedicados a escritores como Oliverio Girondo, Roberto Arlt, Julio Cortázar, Raúl González Tuñón, Macedonio Fernández y Juan L. Ortiz.
Con Juanele lo unía una relación entrañable, escribió sobre él y su obra en La Opinión literaria, donde destacó “su línea de trabajo de despojamiento y búsqueda desagradable para todo el oficialismo cultural”. Como homenaje al poeta entrerriano el nombre de guerra que adoptó Paco fue “Ortiz”.
Estos textos “son piezas maestras del género que por el rigor investigativo y su calidad de escritura, están considerados como representativos de lo que luego dio en llamarse nuevo periodismo”.
Siguiendo la tradición de las aguafuertes de Arlt, Paco fue un gran observador de la ciudad de Buenos Aires, su arquitectura, los cafés, los personajes y también escuchaba los modos del habla y las jergas de las distintas tribus urbanas. En “Sabihondos y suicidas” (Leoplán, 1962) desfilan La Helvética, un viejo café que quedaba en San Martín y Corrientes, que Paco califica como de “café comprometido”; El Tortoni, con recuerdos de Baldomero Fernández Moreno y Arlt; Los treinta y seis billares y Alberto Castillo; el Richmond de Florida y el debut de Julio De Caro. Paco reflexiona: “Pasa de todo en el café; transcurre en ellos parte de la vida de la ciudad y, por tanto, parte de la vida del país”.
En “Nuevo cine argentino” (Leoplán, 1961) Urondo se enfoca en el peronismo y su influencia en el cine que tomó características de las dos grandes líneas que existían: “Por un lado el proletariado, o la clase trabajadora como se la llamó, reconociéndose, tomando conciencia de su propia existencia (…) y por otro lado la élite surgida de distintos sectores de lo que se conoce como clase dirigente”.
En palabras de Aguirre, compilador de la Obra periodística, estos textos “son piezas maestras del género que por el rigor investigativo, la vastedad cultural y su calidad de escritura, están considerados como representativos de lo que luego dio en llamarse ‘nuevo periodismo’”.