Diana Raznovich: “Yo practico el humor feminista, y el feminismo es universal y transversal”
Inteligente, de un talento exquisito, curiosa, visionaria, contemporánea hasta los huesos y desde los huesos, la gran dramaturga, escritora y humorista gráfica argentina Diana Raznovich, quien vive en España desde 1976, año de su exilio, dialogó con APU sobre su libro de historietas El cliché de la felicidad que acaba de amanecer en tierras españolas.
También se refirió a su tarea como autora, al humor como lenguaje y apropiación y a su militancia feminista que ejerce a través de su actividad y en su vida en general. Ganadora de la Beca Guggenheim sus obras son estrenadas constantemente en Europa, EEUU y Latinoamérica.
AGENCIA PACO URONDO: ¿En tu libro El cliché de la felicidad hay una crítica de alguna forma a las propuestas dopamínicas de búsquedas de la felicidad de la new age y a las corrientes de autoayuda?
Diana Raznovich: El libro está pensado y diibujado cuestionando los parámetros tradicionales que el patriarcado nos ha asignado a las mujeres para alcanzar la felicidad: el amor entendido como un postulado romántico donde la mujer siempre cede y lo “deja todo” por su pareja, lo que presupone que vive una vida llena de renuncias para que su pareja o su familia sean felices. Creo que todos esos pactos explícitos o tácitos, llevan a la mujer exactamente al lugar opuesto a la felicidad. Ella se desdibuja como sujeto de su propio deseo y carece de proyecto propio.
Por otra parte el bombardeo permanente de las marcas que manipulan a las mujeres a través de las redes y los medios masivos, prometiendo que el uso de tal o cual producto las hará eternamente jóvenes o perfectas, generan una idea ficticia de una mujer ideal, que debe gustar a un hombre ideal. Sexualiza a las niñas y las transforma en objetos, en fin, todos asistimos a la mercantilización de la felicidad.
APU: ¿Qué es ser feliz o con qué relacionás la felicidad?
D.R.: Lo más próximo a la felicidad para mí es vivir una vida que no se asiente en la rutina y en lo previsible. Pero eso es para mí, porque hay personas a quienes la rutina los colma de placer, yo me inclino por sorprenderme a mí misma, pero claro, yo soy escritora, soy humorista gráfica, y la creatividad es mi motor vital, y me proporciona grandes momentos de felicidad. Es una felicidad llena de matices, como la incertidumbre, el desasosiego, el no saber por dónde, y hasta el dolor y el desconsuelo. Pero dicen que “sarna con gusto no pica”.
APU: ¿Cómo surgió la idea del libro y el título?
D.R.: Ni idea de cómo surgen las ideas. De repente lo ves claro. Es como una revelación.
“El humor es transgresivo, irreverente, desestabilizador. Pone de manifiesto lo incongruente de la sociedad en que vivimos”.
APU: ¿Quién surgió primero: la autora de teatro o la historietista? En qué se retroalimentan ambas tareas y cuáles son los puntos de contacto?
D.R.: Tampoco soy muy conciente de esa secuencia. Yo empecé demasiado pronto como para detectar qué estuvo antes. Ya de muy pequeña dibujaba y escribía. Yo pienso en escenas, visualizo escenas, y de ahí surgen secuencias. Hay escenas que necesitan subirse a un escenario, ser envueltas por una luz particular, caminar en un espacio ficcional. Escenas y personajes que se vinculan entre sí. Que hablan con voz propia. Que me interpelan. Hay otras escenas que me aparecen como cómics y entonces necesito dibujarlas. Necesitan tinta y globitos de diálogo.
APU: ¿El humor permite abordar puntos de vista de algunos temas complejos y sensibles con más sencillez?
D.R.: Es posible. El humor es transgresivo, irreverente, desestabilizador. Pone de manifiesto lo incongruente de la sociedad en que vivimos. El humor no pide permisos. Vivimos una vida siempre al borde del absurdo, del disparate, del ridículo. Los seres humanos somos una especie bastante destructiva, con el planeta, con los demás y con nosotros mismos. Las guerras son una evidencia de eso. Las peleas políticas son parte de un circo donde los egos colisionan y desaparecen las ideas. El humor es una herramienta extraordinaria para destripar todo eso y ponerlo en evidencia.
APU: El humor fue a lo largo de la épocas una herramienta de crítica política y social pero fue siempre un terreno más tomado por los varones y el universo masculino y también fue una vidriera para mostrar los imaginarios sociales. Y una de las características que prevalecieron fue una mirada patriarcal, machista sostenida a través de la burla y adjetivación hacia las mujeres mostrándolas torpes bobas, extremadamente sexualizadas y objetualizándolas. De alguna forma hacer humor gráfico feminista como es tu caso es la contrahistorieta, ¿es una especie de revancha, es una forma de apoderarse del terreno de la risa?
D.R.: Puede ser una revancha. Pero sobre todo es una toma de poder. El humor necesita empoderamiento. Una se ríe de algo, de alguien. Las mujeres hemos sido siempre objeto de burla. Nuestros cuerpos, nuestras mentes, todo ha sido objeto de mofa. Pero ya en el siglo pasado han surgido humoristas mujeres que dieron vuelta esta situación. Y han producido un humor inteligente, desde nuestra perspectiva.
Me parece un gran avance hacia la igualdad en el humor. Cosa que de momento no existe. Los periódicos de todo el planeta están plagados de historietas hechas por varones. Y cuando aparece una humorista mujer, es una excepción. No una regla. No porque no haya humoristas mujeres, sino porque no las dejan avanzar.
APU: ¿Las españolas y los españoles se ríen de aspectos diferentes que las argentinas y los argentinos? ¿Hay risas universales y risas territoriales?
D.R.: Yo creo que hay ciertas marcas nacionales en el humor, ciertos códigos internos que hacen que unas cosas nos hagan reir más que otras. Sobre todo el humor explícitamente político es muy local. Pero los seres humanos nos parecemos bastante en todas partes. Y la risa es bastante universal. Yo practico humor feminista, y el feminismo es universal y transversal.
APU: ¿Qué es ser feminista en el 2023? ¿Cómo percibís el feminismo? ¿Hay varios tipos de feminismo?
D.R.: El feminismo es la única revolución pacífica que ha generado la humanidad. Es un cambio estructural en la cultura. Y no tiene marcha atrás. Es la lucha de las mujeres por alcanzar la igualdad a todos los niveles. La agenda feminista está marcada por las necesidades de las mujeres en cada época.
En el siglo XX se luchó porque nos dejen votar, educarnos, tener una cuenta bancaria , trabajar, publicar nuestras obras con nombres propios, etc. Esa lucha no ha terminado. En el año 2023 muchas de esas desigualdades persisten.
El feminismo lleva a cabo una lucha global y transversal, y hasta que todas las mujeres de todo el planeta no estén en igualdad de condiciones con los varones, no habrá logrado su meta. Hay tremendos retrocesos. Es una lucha llena de dificultades, y no sé cuántos siglos nos llevará.
No hay varios tipos de feminismos, el feminismo tiene un proyecto clarísimo: la igualdad entre el hombre y la mujer. Ese es el centro de su lucha. Hay gente que se dice feminista, sin serlo.
APU: ¿Qué te provoca risa y qué te provoca llanto en la actualidad?
D.R.: La risa y el llanto son emociones inesperadas. No sé, por suerte cuando aparecen. Pero me dan muchísima risa los machistas convictos, y como hacen llorar a muchas mujeres y a veces las matan, también me da tristeza que haya tantos.