El concepto de Independencia
Por Matías Farías* y Fabio Wasserman**
En la actualidad consideramos que la única comunidad política legítima es la nación concebida como un pueblo que posee rasgos distintivos, una historia en común y un territorio. Pero esto no era así durante las primeras décadas del siglo XIX ya que las comunidades políticas eran los pueblos, es decir, las ciudades o provincias que habían reasumido su soberanía tras la revolución. Y dado que eran entidades libres e independientes, podían acordar o no su integración en una nación según su voluntad e interés. A esto debemos agregar que las actuales identidades nacionales aún no existían y que los revolucionarios se consideraban americanos. Es por eso que si queremos entender el sentido que tenía el concepto de independencia, tenemos que dejar de lado los relatos históricos tradicionales que la suponen protagonizada por nacionalidades ya constituidas.
En 1808 la monarquía española se sumió en una profunda crisis como consecuencia de las Abdicaciones de Bayona y de la ocupación francesa. Los pueblos españoles crearon juntas y comenzaron a luchar por su independencia, contando con la adhesión de los criollos que se consideraban miembros de la nación española y se identificaban como españoles americanos. Esto comenzó a cambiar a partir de 1810, cuando el triunfo francés precipitó la disolución de la Junta Central que gobernaba en nombre del rey cautivo. En varias ciudades de América, como Buenos Aires, se crearon juntas que asumieron la soberanía en nombre de los pueblos y del monarca. Fue entonces que comenzó a plantearse la independencia de los pueblos americanos. Sin embargo había divergencias en cuanto a sus alcances. Mientras que algunos grupos aspiraban a lograr una mayor autonomía dentro del orden monárquico, como ya lo habían intentado las juntas de Charcas y La Paz en 1809, otros pretendían asumir la soberanía plena para emanciparse. Esta posición, impulsada inicialmente por Mariano Moreno, es la que se impondría al calor de la revolución y de la guerra. Ahora bien, aún entre quienes propiciaban una ruptura total había diferencias en relación a qué implicaba la independencia, enfrentándose los que querían constituir un poder centralizado, y los que defendían la independencia y la soberanía de los pueblos como el artiguismo. Esta aspiración no fue reconocida por el Congreso de Tucumán, integrado por diputados de algunas ciudades que hoy forman parte de Argentina y de Bolivia, y que el 9 de julio de 1816 declaró la Independencia de las Provincias Unidas en Sud América, dejando así abierta la posibilidad de que se integraran otros pueblos.
Durante los últimos dos siglos, el concepto de independencia tuvo una rica trayectoria en la que fue utilizado para expresar políticas de emancipación. Desde los románticos que querían construir una lengua y una cultura nacional, pasando por los movimientos americanistas, criollistas e indigenistas, las configuraciones políticas nacionales y populares, los proyectos revolucionarios y anti imperialistas, hasta las formulaciones teóricas como la “teoría de la dependencia”; la independencia, retraducida y reinterpretada en cada contexto histórico, encontró su lugar en el horizonte utópico argentino y americano. Sin embargo, debemos tener presente que su potencia pudo ser utilizada también para legitimar algunos proyectos antipopulares, incluso algunos de los más nefastos: “Operativo Independencia” fue el nombre escogido para designar la represión comandada por Bussi durante 1975 en Tucumán y que fue la prueba piloto de lo que acontecería a partir de 1976.
Más allá de las precisiones históricas, este recorrido nos permite apreciar la complejidad del concepto de independencia y su vinculación con las disputas por el poder y por la construcción de una hegemonía -operación política por la cual un sector representa al conjunto de la comunidad imponiéndole sus valores e intereses-. En ese sentido quisiéramos recuperar algunos problemas vinculados con el concepto que remiten tanto al pasado revolucionario como a nuestro presente.
En primer lugar podemos advertir que la independencia tiene un carácter relacional y conflictivo, ya que siempre se define frente a otro sujeto político. Pero esta definición también puede ser motivo de disputa, tal como sucedió en la revolución americana cuyos protagonistas disentían en cuanto a su alcance: ¿independencia absoluta o relativa?. A lo cual podemos sumar otro problema que remite a proyectos ideológicos enfrentados: ¿en nombre de qué ideas y valores se aspira a la independencia?
En segundo lugar, y vinculado con lo anterior, el concepto implica una definición de los sujetos que pueden proclamarla: ¿quiénes se declaran independientes? Esta pregunta remite a una dimensión política y social de la soberanía. En el contexto de la independencia, los pueblos o la nación, según los proyectos en pugna, aspiraban a constituirse en los sujetos soberanos. Pero esto no resolvía a qué grupos se incluía entre los americanos que se declaraban independientes. ¿Sólo lo hacían los criollos o también se incluía a los indígenas y a las castas? ¿Y qué pasaba con los esclavos, quienes por definición no podían ser libres ni independientes? ¿Y con las mujeres, que si bien eran libres, dependían de sus padres y esposos?
En tercer lugar, el concepto de independencia se vincula con las disputas por las formas de gobierno. El Congreso de Tucumán declaró la independencia pero no logró consagrar una forma reconocida por quienes aspiraba a representar, ya que la Constitución de 1819 concitó fuertes rechazos por su centralismo. En ese sentido debemos tener presente que independencia no siempre es sinónimo de autogobierno pleno; de hecho, en esos años se barajaron formas monárquicas o protectorados para garantizar la independencia.
En suma, proclamarse independiente supone considerar quién lo hace, frente a quiénes, con qué alcance, en nombre de qué ideas, según qué fines y, además, qué forma de gobierno expresa estas definiciones previas. Aún hoy puede calibrarse un proyecto independentista según cómo se posicione respecto a estas cuestiones, lo cual implica una disputa por el sentido del concepto, por sus usos, sus apropiaciones y sus significados, así como también una definición sobre la libertad y la igualdad, y las relaciones de poder dentro de la sociedad.
* UBA-UNPaz ** Instituto Ravignani (UBA-Conicet).
Fuente: Revista Canto Maestro, nº 27, junio 2016, “Miradas sobre el Bicentenario de la Independencia"
La Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) se suma a la conmemoración del Bicentenario de la Declaración de la Independencia con una propuesta editorial que invita a reflexionar sobre el sentido de aquella gesta patria y su devenir histórico.
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