“Es difícil que la figura de alguien tenga el anclaje icónico que tiene Eva Perón”
Daniel Santoro: Quería arrancar con la idea conceptual de la muestra. Primero, el título. Te acordas que tuvimos una pequeña disputa, ahí, con el título; a mí se me había ocurrido “Eva Perón en los libros” y a Horacio González “Eva impresa”. Y ahora vos sabes que, con el tiempo, el nombre tendría que haber sido “Eva Perón en la imprenta”, me parece que terminaba de cerrar un poco más, pero bueno, quedó “Eva Perón en los libros”.
En realidad, el título se me ocurrió un poco por la idea de “Eva Perón en la hoguera”, el famoso poema de Lamborghini, y revisando el material para la muestra había una foto en especial que creo que cierra el catálogo que es una hoguera donde se ve un retrato a medio quemar de Eva Perón y una pila de libros abajo también, o sea Eva Perón en la hoguera y una hoguera de libros, me parecía que era una linda imagen, paradojal por otro lado ¿no? Porque recordando aquella vieja consigna de “alpargatas sí, libros no”, finalmente cuando se tuvo que hacer una hoguera de libros se quemaron libros peronistas. De todo ese tipo de cosas está lleno de peronismo, y esta muestra está trazada por un montón de paradojas. Una de ellas es la que guía todo el recorrido, hay como una especie de panorama (en escenografía se dice panorama), todos los telones de fondo ¿no? La muestra está planteada así, con un telón continuo que sirve de continente, de fondo de la muestra.
En ese recorrido, al principio, a la entrada hay un libro abierto, muy grande, que es La razón de mi vida, que es el libro canónico. Es un libro extraño también, es un libro que tiene el anatema de ser parte de la lectura obligatoria, el libro ominoso para nuestros sectores medios. Yo sospecho que es un libro de lectura obligatoria pero debe ser uno de los libros menos leídos por todos lados, también ahí debe haber una paradoja. Porque leyéndolo con atención, algunas de las láminas que están puestas ahí también tienen lecturas de ese libro, es muy interesante porque debería ser leído. Digamos, no lo plantearía como una obligación de lectura, pero estaría muy bueno que fuera leído en la escuela primaria.
Bueno, ese libro abre la muestra y se nos presenta con bastante impertinencia, sigue el recorrido con una serie de personajes y de fotos sacadas de catálogos y folletos de la época, y al final hay una foto aislada en blanco y negro que es parte de las jornadas del velorio de Eva Perón. Donde hay gente en la calle, en la vereda del Cabildo donde hay gente que se está guareciendo de la lluvia y para eso tienen diarios abiertos sobre la cabeza. Diarios que serían del La prensa, Democracia, diarios peronistas. Y se tratan de proteger con esos diarios, parecía que había ahí una cosa metafórica y poética también de ese material impreso, las distintas formas de uso que pueda llegar a tener ¿no?
Bueno, la muestra por otro lado está estructurado en tres ejes temáticos: el primer eje temático es el icono de Eva. El icono de Eva es muy importante, es difícil que la figura de alguien tenga un anclaje tan sólido como es el anclaje icónico que tiene Eva Perón. Una de las cosas que rápidamente a uno le da que pensar es por qué el General Perón no tiene el anclaje icónico que tiene Eva Perón. Habría motivos para pensar que Perón podría tener un anclaje tan sólido como el de Eva, sin embargo no lo tiene. Me refiero al anclaje icónico cuando uno dice se refiere al personaje y aparece la imagen directamente ¿no? Entonces hay una coincidencia entre la mención del personaje y lo que uno ve cuando menciona ese personaje. Cuando mencionamos Eva Perón rápidamente aparece, no son más de cuatro imágenes que vamos a tener todos en mente; cuando mencionamos a Perón es más difícil, entonces Perón se desliza hacia distintos lugares y cada uno termina teniendo un Perón propio.
Esos cuatro iconos que yo más o menos pensé y creo que nos podríamos poner de acuerdo: uno es la Eva del rodete, la del micrófono, o sea el rodete ahí funciona como resonancia, o sea es la Eva con voz propia. Es la Eva del mensaje, de la convocatoria a la lucha, el mensaje revolucionario. Después la Eva de La razón de mi vida, la Eva del retrato de Numa Ayrinhac que es un poco una imagen más ambigua tal vez, es la Eva de la justicia social. Es la Eva que, si bien la del micrófono es la boca lo más pregnante, la que define el rostro es la boca, en cambio en la de La razón de mi vida es la vista, es la Eva de la dulzura, la Eva de la piedad.
Ahí yo pensé, haciendo un análisis un poco más iconológico si se quiere, o pretencioso también, pero pensé que esa Eva del micrófono tiene que ver con un recorrido crístico, si vamos a lo religioso. Perdón Horacio (González) por recurrir a temas que son de candente actualidad. Una Eva crística, la Eva del sacrificio, la Eva que pone el cuerpo, la Eva que nos va a interpelar y que incluso para los sectores de izquierda del peronismo. O sea, es la Eva montonera también, y para los sectores de izquierda del peronismo es la Eva que disputa con el General Perón también. Es la Eva que plantea el gran problema que, en ese recorrido crístico, yo pienso que hay una resonancia en el fondo de la historia bíblica, que es cuando Cristo formula esa demanda: “Padre ¿por qué me has abandonado?”. Entonces desde la izquierda peronista esa demanda trasciende hacia el General Perón, General ¿por qué me has traicionado?. Digamos que hay muchas de esas cuestiones que todavía quedaron ahí flotando en la historia sin saldar.
Creo que esa es la Eva, yo siempre que pienso en la tensión polar en todos estos análisis, tal vez el fundador de la iconología que se llama Aby Warburg hizo un análisis de este tipo sobre todos los iconos de Occidente. A mí me gusta traspolar eso ahí, entonces me parece que funciona de esa manera.
Bueno, las otras son la Eva desanudada, la ninfa que se desata el cabello, esa también contiene una paradoja en sí misma: esa Eva que se decía un poco que era la Eva montonera, yo creo que eso no es verdad. La Eva montonera es la Eva del rodete, me parece, la Eva del micrófono, la Eva con voz propia. La otra Eva es más sexuada y con cierto glamour. Pero al mismo tiempo también hay una tensión ahí en el interior de ese icono, que es el tema de que se refiere un poco, y lo acabo de ver hace unos días si no lo hubiera incluido en el análisis del catalogo, no está pero bueno, esa Eva refiere un poco a la imagen de la tractorista rusa. Tiene un contrapicado la captura fotográfica, muy similar a muchas imágenes y muchos cuadros de la tractorista rusa, una cuestión de la revolución soviética que era la ninfa, el viejo culto a Demeter revivido en la lucha de clases. Esa tractorista rusa, esa imagen que es estalinista, también es una paradoja en sí mismo del icono que va desde el glamour hasta la cuestión soviética.
Y después está la Eva del perfil numismático, la Eva de la cara y el rodete, una especie de Jano en el que el rodete participa tanto, es tan pregnante en el rostro como el rostro, no? Es la Eva también que sirve de símbolo, ahí el rodete funciona también como un símbolo en sí mismo, el símbolo que llega incluso a significar hasta una entera ciudad, ese rodete famoso urbano de Ciudad Evita.
Bueno, eso más o menos es el esquema de la muestra. Hay una cantidad de libros escolares también, yo pensé en no hacer una muestra celebratoria, en el sentido de bueno, esto es todo lo bueno, todo lo que podemos mostrar sobre Eva Perón. Sino también provocar un análisis, provocar un pensamiento y los libros escolares contienen también una tensión en sí mismo. Por eso reproduje algunas imágenes de las páginas un poco escogidas y hay ahí, en esas lecturas que podemos ver, si se animan después a leer algunas cosas, son muy aleccionadoras. El tema del uso del uniforme, por ejemplo, en la Ciudad Infantil, en los orfanatos; el pensamiento de Eva Perón es muy interesante, muy de avanzada, por otro lado. Y son esas viejas lecturas obligatorias de los libros de texto que me parece que contienen ahí algunas lecciones para aprender todavía, son lecturas que serían interesante para volver sobre ellas.
Después continua la muestra, en realidad empieza la muestra en la Plaza del Lector, entrando por la Avenida Las Heras. Hay unas quince imágenes que plantean un poco el resumen de todo lo que se ve acá arriba, y finalmente lo que hay ahí es el Mirador de la Memoria, que también acabamos de inaugurar sin darnos cuenta casi, en este momento está inaugurado. Este espacio que es un octógono que hay abajo, en vidrio, que es una especie de museo de sitio o centro de interpretación donde uno puede ver el predio completo de la biblioteca, donde está incluido el Instituto Perón también. Y cómo era ese predio hasta el año ’55, antes del golpe, ahí estaba la casa presidencial que es el Palacio Unzué y el Instituto Perón era parte del complejo de la casa presidencial. Lo que descubrimos haciendo la maqueta, viendo unas fotos aéreas, es que el ala de atrás del Instituto, lo que es el Auditorio, la parte de atrás, eso era la parte del garaje de la casa presidencial. Es una de las pocas cosas que quedaron de las construcciones de este lado.
Esto tiene un interés desde el punto de vista de reivindicar. Lo que pasó con esa casa es muy extraño, era un lindo palacio el Palacio Unzué, sin embargo fue arrasado en el ’56, lo demolieron, justificaron esa demolición en la idea de eliminar, lo más que se pueda, la memoria de todo rastro del peronismo, sobre todo de Eva Perón que falleció en ese palacio. Entonces, lo demolieron sin piedad, un poco en un signo de venganza, donde había alpargatas tuvo que haber libros. Entonces apareció la Biblioteca Nacional.