No vayas a atender cuando el payaso llama
Hace cerca de 20 años, Néstor García Canclini reflexionaba en torno a las nuevas tendencias de consumo juveniles. En el prefacio sobre aquel coordinado por él llamado “Cultura y desarrollo”, el profesor Canclini reconocía los cambios notorios en el consumo donde por entonces ya el 80% de los jóvenes preferían recurrir a los recursos digitales ya sea para estudiar, para estar informado, para relacionarse, así como también para escuchar música.
En ese sentido, para los que pertenecemos ya sea a la generación x o a los millenians, este cambio orientado a lo digital o virtual no deja de por momentos indignarnos o resignarnos. Escuchar música en los nuevos tiempos es todo un comportamiento cultural diametralmente opuesto al que nosotros solíamos asumir. La mayoría de los jóvenes desconoce el ritual de leer las letras de las canciones que estaban en libritos que venían en el cassette o en el cd mientras escuchábamos la música, o la necesidad de comentar después de asistir a un recital sobre las situaciones que habían ocurrido, la lista de temas, algún altercado entre el público, etc. En la actualidad, la cultura de lo instantáneo, de la transmisión en vivo desde el celular y demás rompe con esos paradigmas entrando en la paradoja de que la aparente socialización sólo profundiza el individualismo, la soledad intrínseca entre el sujeto y el aparato comunicador.
Teniendo en cuenta estos parámetros tenemos que destacar que los pasados shows de Lali realizados en el estadio Vélez Sarsfield han demostrado la particularidad de su fenómeno cultural, en muchos aspectos heréticos. Luego de haber incursionado en un pop bastante tributario de Katy Perry (su segundo álbum “Soy”), y delinear sus primeros hitos transnacionales con tintes de reggeton y música urbana (“Brava” y “Libra”), Mariana “Lali” Esposito ha logrado establecer su sello personal con un marcado tinte rockeros. Con dicha identidad fortalecida y luego, de un fuerte ataque sufrido por el gobierno libertario, supo tender puentes entre el mundo analógico y el digital, entre lo nacional y las luchas multiculturalistas y, sobre todo, la lógica del mainstream con un hecho político real y contundente.
El pasado fin de semana pasado estuvo reforzado doblemente por las elecciones provinciales realizadas el domingo. Lo que había sido una sorpresa en los shows de mayo, ahora resultaba una afirmación artística: lejos queda la incomodidad que sufría ante el ataque desmedido que sufría tanto por parte del presidente como de sus seguidores, transformándolo en hecho artístico. Un hecho artístico que transformó en político, desde una propuesta genuina sin parecer forzoso. Ante la poca repercusión que tiene el rock sobre las nuevas generaciones, Lali tomó la posta, la actitud y supo responderle al gobierno con actitud y originalidad.
Con una banda ajustada, donde las principales guitarras están a cargo de mujeres equilibrando el conjunto, Lali repasó las canciones de su último álbum mientras el público no perdía oportunidad de cantar el clásico “el que no salta, votó a Milei”. Ella jocosamente le agradeció al presidente que le haya declarado feriado nacional el día de su cumpleaños (el viernes 10 de octubre se declaró feriado puente turístico). En un show donde no dependió de estrellas invitadas (sólo Dillom fue quien estuvo presente para cantar a dúo “33”) Lali hasta se dio el gusto de interpretar un clásico de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota “Vencedores vencidos” demostrando lo cómodo que le siente interpretar canciones de rock. Para los desprevenidos recordamos que ella siempre fue una entusiasta colaboradora: en su haber ya tiene participaciones con Juanchi Baleiron, con A.N.I.M.A.L., con Fito Paez y Turf; además recientemente, fue invitada a cantar junto a Bersuit Vergarabat. No perdió la oportunidad de reafirmar la identidad, de apelar a la unidad y las defensas del colectivo LGTBIQ+ no sólo con la canción “Soy” sino también denunciando el crecimiento de actos de violencia contra la comunidad: “Vivir con miedo no puede ser la norma”, rezaba en las pantallas gigantes del escenario mientras el público gritaba consignas contra el presidente a la vez que imploraban “¡Voten bien! ¡Voten bien!”.
Desde que interpreta en vivo “Fanático”, Lali siempre reforzó el ataque en la parte de la interpretación donde canta “vení acércate que te firmo la fotito” donde la artista imitó la pose ridícula del presidente para eludir la papada, así como lo ha imitado haciéndole hablar a un títere, ahora le tocó el turno la cargada a Karina Milei con el escándalo de las coimas.
Cuando llegaba el final con los respectivos bises, Lali presentó una canción nueva: “Payaso”. Y si el hit “Fanático” empezó como indirecta sutil contra el presidente y sus seguidores, con esta canción no dejaba lugar a dudas. Ella misma lo presentaba como una canción que la había escrito hace 2 años y que había quedado afuera del disco, mofándose como se había anticipado a los sucesos.
En “Payaso” refuerza lo patético que se presenta Milei con su verborragia histriónica:
“Ay, perdoname, te pisé, no te vi/ Estoy ocupada, tengo cosas que hacer/Hablás muy rápido, no sé, no entendí/Estás muy alterado y no te hace bien”.
Y para que no queden dudas, recurre a la imagen del león al que suelen identificar los seguidores de Milei mofándose
“Cuando ya cazaste al león, no te distraen las ratas”.
Siguen las alusiones a la impronta del presidente, aludiendo a su pasado mediatico, donde lo interpreta como una continuidad de su falsa comedia
“Vas a tener que bailar/ Hoy sos el show principal/Y aunque tu sueño es actuar/ Te queda grande el disfraz”.
Luego, mientras sigue el riff rockero de tinte Stone, Lali reconoce que las recetas del libertario son las mismas que las de los 90, a pesar de que muchos “hayan caído” en la mentira (“el truco”)
“El truco ese que hiciste yo ya lo vi/ Igual se asombran todos, ¿qué voy a hacer?/Te dije que eras bueno ¡uy!, te mentí/ Me estás vendiendo humo y se puede ver”.
A pesar de ser una experiencia propia de las nuevas generaciones, ella se posiciona como una artista genuina que interviene políticamente, invita a participar al publica donde deja de ser un mero espectador preso de los móviles. Y de paso, les hace escuchar un poco de rock and roll.