Sandra Commisso: “El teatro sigue resistiendo”

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    Sandra Commisso
ENTREVISTA

Sandra Commisso: “El teatro sigue resistiendo”

23 Noviembre 2025

Nadie puede desear lo que ignora, es cierto; pero ocurre también que, muchas veces, frente a una gran variedad de posibilidades se corre el riesgo de trastabillar en la indecisión y optar por lo conocido, acaso como un modo de ir a lo seguro; pero cuando se trata de arte, y sobre todo si de teatro hablamos, la cuestión no parece tan sencilla. ¿Qué ver? ¿Dónde? Sin mencionar el valor de las entradas (por alguna razón siempre me las imagino tan elevadas como un privilegio que no me puedo permitir), también se impone la cuestión de la distancia, viajar es costoso y agotador, es verdad, más allá de que, por alguna razón, el viaje de vuelta siempre es más rápido que el de ida, incluso como ocurre después de haber ido a ver una obra que a uno lo modificó sino para siempre, al menos para esa noche. Y si es en compañía, mucho mejor.

En Buenos Aires, entre el teatro oficial, comercial e independiente, hay por lo menos “unas trescientas salas”, dirá la prestigiosa periodista Sandra Commisso durante la entrevista para la AGENCIA PACO URONDO. Ocurre que, luego de más de treinta años de trabajo periodístico en el ámbito cultural y de espectáculo, Commisso, materializó una idea tan necesaria como urgente: crear una página web, llamada TodoTeatrook, conformada por un equipo de especialistas, donde resulte sencillo no sólo encontrar una agenda completa sobre las opciones que ofrece la cartelera porteña , sino también, la posibilidad de encontrarse con sus creadoras y creadores por intermedio de entrevistas, críticas, detrás de escena y videos. “El teatro es un hecho colectivo en el que confluyen algo social, algo individual y algo de ritual compartido con todo lo que esto significa, y eso, en la coyuntura actual, adquiere una potencia de resistencia necesaria”, señala Sandra Commisso. 

Agencia Paco Urondo: ¿Cómo surgió la idea de una web dedicada exclusivamente al teatro?

Sandra Commisso: Si hablamos de algo característico de la Argentina y especialmente de la ciudad de Buenos Aires (más allá del fútbol, el tango y otros ítems ciertos aunque remanidos), es el teatro. La página web TodoTeatrook surgió en 2016 (con un relanzamiento en 2021), de alguna manera, respondiendo a la inquietud de mostrar y reflejar, en la mayor medida posible, todo lo que ocurre en la escena teatral local, básicamente, porteña. La actividad teatral argentina tiene historia, tradición, talento en todas sus áreas y un presente que brilla y se proyecta a futuro con reconocimiento en todo el mundo. Buenos Aires es la tercera ciudad del mundo con mayor actividad teatral, luego de Londres y Nueva York (con su famoso circuito de Broadway) y la primera en el mundo de habla hispana.

APU: Es muy impactante ese dato. Pero los números lo marcan así, ¿no?

S.C.: Con más de 300 salas repartidas por toda la ciudad, uno puede encontrar una salita para menos de 50 personas en casi cualquier barrio porteño, camufladas como una casa más, sumadas al circuito comercial de la calle Corrientes (que también es único en el mundo por la cantidad de teatros y salas adyacentes) y al circuito oficial de los teatros públicos como el Nacional Cervantes y el Complejo Teatral Buenos Aires, de la Ciudad, la actividad es constante e incesante. Un ejemplo que puede servir para tomar dimensión del fenómeno es que, en Barcelona, donde la cultura tiene una presencia importante, sólo hay 12 salas de lo que llamaríamos teatro independiente. Lo mismo pasa en Madrid, París, Berlín o Roma. Sin embargo, en Buenos Aires hay funciones de lunes a lunes, en muchos horarios distintos, con propuestas que van desde entradas caras hasta otras gratis.

Con los géneros pasa lo mismo: musicales de gran producción, comedias internacionales, tragedias clásicas, obras de autores argentinos ya consagrados y reconocidos y también decenas de nombres nuevos que no dejan de surgir. Ejemplo de Mi hijo solo camina un poco más lento, hace unos 8 o 10 años, con una sala en Balvanera, que se llenó durante meses un domingo a las 11 de la mañana. Uno puede ir a ver una obra un lunes a la noche, un domingo a la mañana con la misma naturalidad que un viernes o sábado a la noche, los horarios más comunes de las funciones. De hecho, los fines de semana, la oferta es tan amplia que uno podría ir a ver una obra distinta cada semana y aún así, se quedaría con el 70 por ciento de la cartelera sin ver.

"Buenos Aires es la tercera ciudad del mundo con mayor actividad teatral, luego de Londres y Nueva York (con su famoso circuito de Broadway) y la primera en el mundo de habla hispana".

APU: Realmente se puede considerar la actividad teatral en Buenos Aires como un auténtico fenómeno. ¿A qué se puede atribuir eso?

S.C.: Dice el maestro Mauricio Kartun que, si uno hiciera un paralelismo con el fútbol, se podría hablar de un gran semillero. Además de decenas de escuelas y talleres de actuación y dramaturgia dictados por figuras reconocidas del teatro, también hay dos instituciones de nivel terciario donde también se aprende actuación, dirección, dramaturgia y otras disciplinas vinculadas al teatro, como la EMAD, La Escuela Metropolitana de Arte Dramático (con sus orígenes en un curso de teatro vocacional para adolescentes implementado como extensión del Instituto Labardén), desde 1965 y la UNA (Universidad Nacional de las Artes) que también ofrece formarse académicamente en diversas áreas teatrales, entre otras disciplinas artísticas.

Esto no sucede en casi ningún país del mundo, ni en Londres, donde la tradición teatral es muy fuerte y prestigiosa, las escuelas de teatro que hay, suelen ser caras y poco accesibles para quienes quieren formarse como actores o directores. Hay becas, sí, pero son la excepción. Entonces esa democratización de la actividad teatral, sumado a un público que a pesar de las crisis económicas, las nuevas tecnologías y otras cuestiones, sigue asistiendo masivamente a ver teatro. Es cierto que hay muchos públicos distintos, de acuerdo a las salas y las obras, pero también es cierto que en los últimos años, cada vez más se van mezclando los artistas y los directores que trabajan alternadamente en los distintos circuitos y eso también fomenta más la apertura hacia nuevos públicos.

APU: En un momento como el presente en donde parecen reinar las pantallas, la virtualidad y todo está regido por lo digital, ¿el teatro propone algo completamente opuesto?

S.C.: Es evidente que, al menos, una gran cantidad de gente, se vuelca al teatro como un modo de salir un poco del mundo virtual que proponen las pantallas y que resulta bastante alienante. Eso se notó sobre todo, después de la pandemia, cuando reabrieron las salas y hubo un crecimiento de espectadores en las salas. La gente sintió la falta de la actividad, realmente, y aunque ahora volvió a bajar un poquito, se sostiene. Es que el ritual del teatro, eso de ir a compartir durante una o dos horas, un espectáculo del que no sabemos nada, si es que no vamos a ver de nuevo alguna obra que nos gustó, junto a un grupo de extraños, a oscuras y sin otros estímulos externos como el teléfono, es algo que no se compara con nada. Porque el cine, que está perdiendo terreno frente a las plataformas, tiene la mediatización de una pantalla. En cambio, en el teatro, hay personas de carne y hueso, contando una historia de un modo que no se va a volver a repetir, frente a un grupo de personas que pagó una entrada y confió en lo que iba ir a ver.

"Son reconocidos en el mundo los directores, actores, actrices y dramaturgos argentinos, convocados desde otros países, no solo de España y Latinoamérica, sino también de Italia e Inglaterra".

APU: ¿Ese concepto de ritual es lo que lo hace un arte, aparentemente, capaz de sobrevivir a todo?

S.C.: Esa comunión de cuerpos vivos, en la que, sin hacerlo conscientemente, uno se conecta con los demás y los demás con uno, sincronizadamente para reir o emocionarse o para aplaudir al final, es algo que persiste desde hace 3000 años cuando los griegos inventaron el teatro. Desde entonces hubo guerras, epidemias, cataclismos, tecnologías amenazantes pero el teatro sigue ahí, resistiendo y sobreviviendo. Incluso ahora hay algunos directores de cine muy reconocidos, como Quentin Tarantino, que anunciaron, en su caso, que no va a filmar más porque quiere volver a las raíces de contar una historia y por eso se va a dedicar al teatro.

APU: ¿El teatro es donde verdaderamente se lucen los actores y actrices? ¿Hay una mística especial en un escenario?

S.C.: El teatro siempre ha sido la gran cantera de la que se alimentaron, en un momento, la televisión para las ficciones que ya no existen y ahora, en menor medida, las plataformas de cine y series. Un ejemplo es lo que pasó con Lorena Vega que viene trabajando en teatro desde hace 25 años, como actriz, directora y autora, pero la gran mayoría de la gente la descubrió porque la vió en la serie Envidiosa, haciendo de la psicóloga de Griselda Siciliani o, En el barro. Ahora mismo en la cartelera porteña, podés encontrarte con clásicos como Shakespeare, Chejov o Ibsen pero también con autores argentinos como Kartun, Pensotti o Tenconi Blanco, la misma Lorena Vega, las chicas del grupo Piel de Lava que son muy talentosas.

APU: ¿El teatro argentino es realmente reconocido en todo el mundo?

S.C.: Totalmente y en todos los rubros. Son reconocidos en el mundo, los directores, actores, actrices y dramaturgos argentinos, convocados desde otros países, no solo de España y Latinoamérica, sino también de Italia, como Claudio Tolcachir o, de Francia, como es el caso de Marilú Marini o Alejandra Radano, o de Inglaterra, como Elena Roger que hizo una versión de Evita en Londres y en Nueva York y otra de Piaf, en Londres, antes que en Buenos Aires y con una repercusión internacional. También hay artistas extranjeros que vienen a trabajar a la Argentina y les encanta: desde compañías con mucha tradición como La Zaranda, de Andalucía, hasta autores como el catalán Josep María Miró que estrenó varias obras, lo mismo que el croata, Ivor Martinic.

Es que Buenos Aires es realmente una meca para  personas de todo el mundo que disfrutan del teatro, mucho más para quienes comparten el idioma y entonces pueden apreciarlo más. No sólo por el talento de quienes actúan, sino por las historias que se cuentan y el modo en que se cuentan. Aun lo que se considera teatro comercial que, para algunos puede ser mero entretenimiento, tiene un nivel de producción internacional, como Rocky, que es una manera de transmitir respeto por los espectadores también. Y que, como entretenimiento también está cumpliendo un rol, sobre todo en estos momentos, donde la gente está aturdida con malas noticias. Después, es cuestión de gustos.

Y el teatro, como cualquier hecho cultural, es fundamental, es vital en todo el sentido de la palabra para la salud mental de las personas. Se puede aprender a verlo, de a poco, ir tomando el hábito, como todo. E ir eligiendo porque si no, realmente es desaprovechar una posibilidad única que tenemos a mano. La experiencia del teatro es enriquecedora, aún cuando no nos haya gustado la obra, y ni qué hablar cuando nos llega y nos pega.

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