Sin trabajadores no hay cultura: Imágenes colectivas, imágenes de presencia.
La exposición busca visibilizar a los trabajadores estatales, a los trabajadores de la cultura, quienes defendemos cada Programa y cada acción como defendimos los puestos de trabajo de nuestros compañeros y los propios. Muchas veces las tareas son invisibles y eso permite que el imaginario popular pueda decir que el “empleado público” es maltratador, medio chanta, que no le interesa lo que está haciendo y sólo trabaja por su sueldo.
Esta muestra tiene el sentido último de visibilizar cada granito de arena de los que diariamente ponemos en pie la estructura del Estado. Con paciencia, con alegría y sabores amargos, con salarios por debajo de la línea de pobreza, con contratos basura o tercerizado, con el maltrato diario de quienes nos niegan derechos y a través nuestro a miles de personas. Pero también con la inmensa alegría de que cada vez que algo se logra, cada vez que una idea llegó a realizarse fue sí, y sólo sí, porque los trabajadores estatales estuvimos ahí para hacerlo posible.
El orgullo del trabajador estatal del ministerio de Cultura es llenar la sala, es la cola de la muestra, es el cuadro restaurado, es el traje bien cosido, los instrumentos afinados, el programa tipeado letra por letra. El taller que capacita, la sonrisa de los que vinieron.