Discursos contra el proceso de Memoria, Verdad y Justicia en la UNS
En la foto: la sede principal de la UNS, una toma del juicio a represores en su Aula Magna, su docente Néstor Montezanti, el edificio de La Nueva Provincia y el sello de Edi UNS.
Por Miguel Palazzani (*)
En Bahía Blanca, en la década del 70, hubo dos “usinas” de producción de sentido; ambas, diametralmente opuestas. Por un lado el monopolio hegemónico multimediático de La Nueva Provincia y, por otro, la Universidad Nacional del Sur (UNS). El ámbito universitario fue uno de los elegidos para el descerrajamiento del terrorismo de Estado. La UNS fue especialmente atacada. La Nueva Provincia lo hacía desde sus páginas a diario y de las más diversas maneras, el Poder Judicial Federal bahiense (con el juez Guillermo Madueño, y sus secretarios Hugo Sierra y Gloria Girotti) cumplía con su rol “depurando” de “marxo-peronistas” los claustros con una insólita -y extraordinaria, porque no hubo algo igual en el país- causa penal donde se persiguió, secuestró y torturó a profesores de los Departamentos de Economía y Humanidades. Desplegando todos sus roles terminaron por “depurar” y “limpiar” la UNS.
El daño persiste aún hoy. Las largas garras de la dictadura cívico-militar en Bahía Blanca siguen -desde los mismos lugares- reproduciendo simbólica y materialmente los discursos justificativos del terrorismo de Estado.
Llega a mis manos un libro. Un libro que es el resultado del proyecto de investigación aprobado el 13 de septiembre de 2012, un día después del fallo en el histórico primer juicio de lesa humanidad en Bahía Blanca. Su pretencioso título es: “La receptación de los delitos de Lesa Humanidad en la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia Argentina”. El director de ese proyecto fue el abogado José Pazos Crocitto, hoy defensor general ante el Tribunal Oral de Bahía Blanca. Su codirector, el abogado José Luis Centurión. Uno de sus asesores, el actual camarista federal y ex personal civil de Inteligencia del Estado criminal Néstor Luis Montezanti. No están solos en ese universo: en la nómina también aparecen otros nombres de fama, como el de Horacio Piombo.
El libro fue publicado en 2014, en pleno avance de las investigaciones sobre civiles cómplices o autores de delitos de lesa humanidad. Tiene quinientas páginas y está escrito para llegar a todo el universo de alumnos del Departamento de Derecho, es decir, los futuros abogados, jueces, defensores, fiscales y operadores de la “justicia”. Está editado por la casa editorial universitaria, de nombre “Edi UNS”, en su Serie “Extensión”, y dentro de su Colección “Derecho”.
La obra, básicamente y más allá de los eufemismos y disfraces que se utilizan, pretende denostar -por inconstitucionales- los juicios que por crímenes de lesa humanidad se están llevando a cabo a lo largo y a lo ancho de toda nuestra patria. Los de Bahía Blanca, paradójicamente, se realizan en el Aula Magna de la propia Universidad.
A lo largo del trabajo, sus autores despliegan todo tipo de argumentos (ya conocidos para los que hace un tiempo intervenimos en esos juicios) que, esencialmente, son los que utilizan los represores juzgados y condenados y sus defensas técnicas.
Esa es entonces la producción académica del Departamento de Derecho de la UNS respecto de los llamados juicios de lesa humanidad y del proceso de Memoria, Verdad y Justicia que los fundamenta. Esa producción académica es la que Edi UNS decidió editar en un frondoso libro y supongo que los órganos institucionales de la UNS decidieron financiar.
Si lo hasta acá dicho debiera generar un profundo debate en una Universidad pública de un Estado de Derecho, especialmente atacada y herida de muerte por el terrorismo de Estado, qué decir de la afirmación vertida en la página 525 que sentencia textualmente: “De allí que lo sucedido en la Argentina en la década del 70, y que ya refiriéramos, aparece claramente como un conflicto interno...”.
No fue, entonces, un plan sistemático de exterminio, tortura, desaparición de personas, apropiación de niños y violencia sexual contra las mujeres, de una parte de la población nacional y de particular profundidad dañosa en Bahía Blanca, es decir, un genocidio; sino que, en la mirada de estos profesores de Derecho, fue “claramente” un “conflicto interno”.
La lucha en el campo de la producción del sentido, de las narrativas y de la elaboración de lo que nos ocurrió en esa época se sigue dando.
Produce conmoción que un ámbito atacado tan despiadadamente como la UNS produzca narrativas tales como la que subyace (y yace) en la afirmación: “lo sucedido en la Argentina en la década del 70... aparece claramente como un conflicto interno”.
O tal vez no debiera generar tanta conmoción. Quizá ese discurso, esa manera de decirnos la historia, es la (triste) consecuencia de aquel ataque despiadado.
(*) Miguel Palazzani es abogado, fiscal federal y docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Nacional de La Pampa.