Atentado antiperonista en 1953: seis muertos y cien heridos por bombas en Plaza de Mayo

  • Imagen

Atentado antiperonista en 1953: seis muertos y cien heridos por bombas en Plaza de Mayo

15 Abril 2025

El miércoles 14 de abril de 1953 el ingeniero Roque Carranza armó tres bombas de diferente poder destructivo. La más pequeña tenía 30 cartuchos de gelinita y fue destinada al Hotel Mayo, ubicado en la esquina de Defensa e Hipólito Yrigoyen y que se encontraba en refacciones.

Otra algo más potente, armada con 50 cartuchos de gelinita, fue colocada en el octavo piso del Nuevo Banco Italiano, en Rivadavia 409 (actual Banco Frances). Ésta finalmente no estalló, por defectos en el mecanismo de relojería. La última y más poderosa, que contaba con 100 cartuchos, fue colocada en la estación Plaza de Mayo de la línea “A” de subterráneos.”

Los Comandos Civiles

La Licenciada María Sofía Vasallo dice: “En agosto de 1951, civiles que conspiran contra Perón, encabezados por Juan Ovidio Zavala (dirigente radical de procedencia universitaria) colocan “caños” de gelinita sobre las vías y provocan destrozos. Zavala conduce un grupo llamado “Quinto Regimiento”. Su “comisión técnica”, integrada por estudiantes de Ingeniería y de Química, fabrica bombas en un laboratorio céntrico. Zavala edita periódicos clandestinos e interfiere las ondas radiales. Ya había cometido varios atentados contra el peronismo: una granada (que no estalló) para descarrilar un tren de campaña que movilizaba a Perón en las elecciones de 1946; una bomba de humo, guardada en una petaca, en una función de gala en el Teatro Colón para importunar la presencia de Perón y Evita; una bomba contra el consulado español y una herida de bala contra un policía.”

El 28 de septiembre de 1951 se produce el intento de golpe encabezado por el general de brigada Benjamín Menéndez, con importante apoyo de sectores civiles.

A comienzos de 1952, el Servicio de Informaciones de la Aeronáutica logra desbaratar un plan para tomar la Casa Rosada y matar a Perón y a su esposa, comandado por el Coronel José Francisco Suárez.

Recordemos que en noviembre de 1951, en las elecciones presidenciales para el período 1952-1958 Perón obtiene 4.745.157 votos contra 2.706.688 de los candidatos de la Unión Cívica Radical, los conservadores, comunistas y socialistas juntos. Perón consigue dos millones más que todas las fuerzas políticas opositoras juntas. Es decir que mas allá de las criticas que se le pudiera hacer, un gobierno que gana con el 63,5 % de los votos, no puede ser considerado no-democrático.

El clima social, inflación y especulación

Dice Vasallo: “Entre 1946 y 1948 los salarios reales aumentaron casi el 40%, alcanzando niveles inéditos. La capacidad de compra de los argentinos se incremento considerablemente. Mejores salarios para la mayoría, trajo como consecuencia que, muchas veces, no se consigan los productos que han comenzado a poder pagar. Hay desabastecimiento y largas colas en los comercios. El costo de vida sube en forma sostenida entre 1945 y 1951, con una creciente inflación anual. El gobierno argentino enfrenta estos problemas aumentando el control de la actividad económica. El Congreso sanciona dos leyes: en agosto de 1946 (12.830) y abril de 1947 (12.983) . La primera le confiere al Poder Ejecutivo la autoridad suficiente para fijar precios máximos, restringir las exportaciones y racionar los permisos de importación. La segunda ley permite a los funcionarios congelar los precios, embargar mercadería y encarcelar a sospechosos de especuladores por un plazo de hasta 90 días.(...) Los castigos incluyen cientos de pesos en multas, clausuras de negocios por períodos de 5 a 10 días y condenas de 15 a 30 días de prisión.”

El diario Crónica del 15 de abril de 1953 titula en tapa : “Son 667 los comerciantes que están detenidos en Villa Devoto” . En el texto dice “hoy fueron clausurados 35 comercios, cuyos propietarios han sido remitidos a la cárcel.” Y agrega que “fueron decomisados cinco mil cajones de manzanas sustraídas de la venta por los mayoristas Vicente Grasso, Angel Viventi y Antonio Anti, quienes fueron detenidos.”

El desabastecimiento se siente principalmente en la carne, pues los ganaderos obtienen mejor precio en la exportación, que en el mercado interno. Por la misma razón falta trigo, lo que lleva a popularizar el pan negro, también se establecen cupos de nafta, y se racionaliza la electricidad con cortes selectivos. La inflación llega al 27% anual, un numero muy alto en aquellos tiempos.

En ese marco, la CGT convoca a una gran movilización en Plaza de Mayo, para apoyar al gobierno en su lucha contra el agio y la especulación.

Tres bombas contra la multitud inadvertida

Según investigó Daniel Brion: “El local, de la firma Redondo Hnos., ubicado en la avenida Jujuy 47/51, era el centro de actividades del grupo. Allí solían fabricar bombas, redactar panfletos antiperonistas y organizar reuniones políticas clandestinas. El miércoles 14 de abril, en ese lugar, el ingeniero Roque Carranza armó tres bombas de diferente poder destructivo. La más pequeña tenía 30 cartuchos de gelinita y fue destinada al Hotel Mayo, ubicado en la esquina de Defensa e Hipólito Yrigoyen y que se encontraba en refacciones. Otra algo más potente, armada con 50 cartuchos de gelinita, fue colocada en el octavo piso del Nuevo Banco Italiano, en Rivadavia 409 (actual Banco Frances). Ésta finalmente no estalló, por defectos en el mecanismo de relojería. La última y más poderosa, que contaba con 100 cartuchos, fue colocada en la estación Plaza de Mayo de la línea “A” de subterráneos.”

El acto era una tradicional fiesta peronista, con sus cánticos y carteles desplegados. Primero hablo el Secretario General de la CGT Eduardo Vuletich. Luego tomo la palabra Perón. Llevaba 14 minutos de discurso cuando estalló la primera bomba en el Hotel Mayo. Una de las cortinas metálicas fue arrancada de cuajo y muchas ventanas y vidrieras quedaron destruidas. Desde el balcón se escuchó y vio la explosión, el tumulto de gente asustada y herida. Durante unos minutos se pudo ver al General Perón impartir indicaciones a algunos funcionarios que estaban junto a él, mientras levantaba sus brazos con la intención de infundir calma en el público. La multitud compacta de la plaza no se movió pero los cánticos mutaron hacia la bronca y el enojo.

Perón retomó el discurso: “Compañeros: estos, los mismos que hacen circular los rumores todos los días, parece que hoy se han sentido más rumorosos, queriéndonos colocar una bomba...”. En ese instante se escuchó otro estallido, mucho más potente que el anterior: era la bomba colocada en la estación Plaza de Mayo, de cuyas bocas de acceso comenzó a emanar humo.

Por suerte la que pudo ser mas letal, la del Banco Italiano, por la altura y la voladura de manposteria que podía desparramar sobre la gente parada en Avenida Rivadavia, no estalló, y recién fue encontrada un mes después, por la información de los autores del hecho.

El saldo fue de seis muertos y cerca de cien heridos, 19 de ellos mutilados. Por suerte (como se hace en los actos actualmente) la estación Plaza de Mayo del Subte A, estaba cerrada al publico por el acto. Esto evitó que la cantidad de muertos fuese muy superior. Los fallecidos fueron: Santa Festigiata D’Amico (italiana de 84 años), Mario Pérez (empleado de Transportes de Buenos Aires), León David Roumeaux (dirigente del gremio de los madereros), Osvaldo Mouché, Salvador Manes y José Ignacio Couta.

Las imágenes de los muertos y heridos, generó una ola de bronca e impotencia en la multitud, que por momentos contagió al orador quien se dejo ganar por el enojo y tuvo palabras muy fuertes, que al final rectificó. Luego Perón siguió con su discurso y se extendió largamente sobre la inflación y el desabastecimiento, propuso establecer el control de precios y convocó a los trabajadores a cuidar los precios y controlar las medidas especulativas.

También se refirió a la corrupción de los funcionarios, sosteniendo que sería inflexible y que irían a la cárcel. Cerca del final de su discurso volvió a referirse al atentado diciendo: “Señores: aunque parezca ingenuo que yo haga el último llamado a los opositores, para que en vez de poner bombas se pongan a trabajar en favor de la República, a pesar de las bombas, a pesar de los rumores, si algún día demuestran que sirven para algo, si algún día demuestran que pueden trabajar en algo útil para la República, les vamos a perdonar todas las hechas.”

En el cierre del discurso, el Presidente pidió a los trabajadores que "regresen a sus casas" y sostuvo: “Compañeros: como en la horas más críticas de nuestra lucha en 1945, pediré a todos los compañeros que, como entonces, estén activos y vigilantes; pediré a todos que vayan al trabajo confiados y decididos. Todos los problemas que puedan presentarse, se resuelven produciendo. A esos bandidos los vamos a derrotar produciendo, y a los canallas de afuera los vamos a vencer produciendo. Por eso, hoy como siempre la consigna de los trabajadores argentinos ha de ser: producir, producir, producir.”

Los incendios por la noche

Al finalizar el acto los grupos mas indignados y exaltados por el atentado cometido , fueron a desquitar su bronca contra algunos sitios emblemáticos del antiperonismo. La sede del Jockey Club fue prendida fuego, igual suerte corrieron la sede del Partido Socialista, en Rivadavia 2150; la Casa Radical, en Tucumán 1660; y la sede del Partido Demócrata Nacional, en Rodríguez Peña 525.

Para la prensa y los historiadores antiperonistas, por supuesto lo trágico y grave fueron los incendios y no el demencial acto de terrorismo contra una multitud indefensa.

Los autores del atentado terrorista

El hecho de detonar bombas en medio de una multitud, claramente califica como acto de terrorismo indiscriminado. Dos años después, vino el bombardeo a Plaza de Mayo con 309 muertos y 800 heridos. Fue el odio anti peronista que inspiro y ejecutó estos dos atentados únicos en la historia argentina. Lo indiscriminado implica que esta dirigido contra cualquier persona, viejo, joven, niño, que se encuentre cerca.

Un mes después cuando intentaban fugar al Uruguay fueron detenidos: Arturo Mathov, Roque Carranza, Carlos González Dogliotti, juzgados como autores materiales. Otros acusados de participar fueron: Jorge Firmat, Federico Gotlling, Miguel Ángel de la Serna, Rafael Douek ,los hermanos Alberto y Ernesto Lanusse, y el capitán Eduardo Thölke, quien les proveyó los explosivos. Mathov y Carranza en los años siguientes fueron destacados dirigentes radicales. Paradójicamente el gobierno radical homenajeo al Ingeniero Roque Carranza, autor del peor atentado terrorista en el subte, poniendo su nombre, a una estación de subte...

(*) El autor del artículo escribió los libros Salvados por Francisco y La Lealtad-Los montoneros que se quedaron con Peron.