"Sabemos que no somos los únicos que sufrimos una causa armada"
Por Enrique de la Calle
APU: Finalmente llegó el juicio oral. ¿Cuáles son las sensaciones después de tanto tiempo?
Diego Romero: Estoy nervioso, ansioso, preocupado. La Justicia nos demostró que nunca quiso hacer justicia con nosotros. Nunca debimos llegar a esta instancia. La Jueza de Garantías Mónica López de Osornio nos dio la absolución, pero fue apelada por un fiscal y ahora vamos a este juicio. Iremos con nuestra verdad. Sabemos que estamos acá porque perdimos una mochila que después apareció en la escena del crimen.
APU: ¿Quién es el abogado de ustedes?
DR: Nos está acompañando Eduardo Suárez, de la Gremial de Abogados. Él hizo mucho por nosotros todo este tiempo.
APU: ¿Llevan nuevas pruebas al juicio?
DR: Siempre dijimos que no hubo ningún procedimiento de investigación. Hubo una persecución de parte de la fiscalía. Fue algo que la jueza de Garantías señaló en su fallo. Hubo pericias de ADN que fueron favorables para nosotros y parece que no se tienen en cuenta. La declaración de una testigo presencial (la mujer de la persona asesinada) habla de dos personas que no tienen los mismos rasgos que nosotros. Ese día del hecho fuimos a hacer una compra a un shopping. Además, tanto Luz como yo hicimos llamadas a Mendoza, lo que está registrado en la causa. Hay muchas pruebas. Tenemos testigos que saben de la pérdida de la mochila. Igualmente la Justicia nos llevó al juicio.
APU: ¿Qué sienten cuando observan el acompañamiento que tienen de familiares, vecinos y organizaciones sociales y de Derechos Humanos?
Luz Gómez: Nos sorprende mucho. Ha sido una lucha muy importante. Hay mucha gente que cree en nosotros y eso te da mucha fuerza. Estamos con la incertidumbre de no saber qué va a pasar. Además el Tribunal de Morón es muy perverso. Sabemos que hay muchos Diego y Luz, mucha gente pobre que pasa por situaciones similares, que sufren causas armadas.
APU: Desde que empezó la causa, ya pasaron tres años. En el medio pasó de todo: estuvieron presos (Diego, en un penal; Luz, domiciliaria), los absolvieron, ahora otra vez el juicio. En términos personales, tuvieron una segunda hija. ¿Cómo viven todas esas situaciones?
LG: Nació nuestra segunda hija en todo este tiempo. Ella tiene 7 meses. Tratamos de no pensar, porque te da mucha tristeza. Uno no sabe qué puede pasar con nuestras hijas. Te da mucha angustia pensar que todo puede salir mal por una mochila. Es increíble, muy triste. Queremos que todo esto acabe de una vez.
APU: Cuando los detuvieron la primera vez, perdieron sus trabajos. ¿Cómo hicieron para sobrevivir?
LG: En todo este tiempo tuvimos la fortaleza de limpiarnos las lágrimas y salir adelante. Estamos vendiendo pastafrola, empanadas, pizzas y pan. Vivimos de eso. Todo eso fue posible gracias a la gente del barrio (en Monte Grande), que nos compra lo que hacemos. Ahora saben que hacemos cosas ricas, pero cuando empezamos nos compraban para darnos una mano, porque estaban convencidos de nuestra inocencia. Sin ellos no hubiéramos podido llegar hasta acá todo este tiempo.
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