Carta de Perón a Fidel: revolución y el debate entre sangre o tiempo

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EL PERON QUE NO MIRAMOS

Carta de Perón a Fidel: revolución y el debate entre sangre o tiempo

23 Enero 2025

El 27 de febrero de 1974 el Ministro de Economía de Perón, José Ber Gelbard, se reunía en la Habana con Fidel Castro. En ese encuentro, se firmó un convenio de cooperación económica que incluía un préstamo de 1200 millones de dólares, para compras de nuestra industria, básicamente maquinaria agrícola y automóviles. Argentina se convertía en el primer país latinoamericano en romper el bloqueo a Cuba. Decisión que ni siquiera había tomado el gobierno socialista de Salvador Allende.

Un mes antes el 19 de enero, 100 guerrilleros del ERP al mando de Gorriaran Merlo, intentaron tomar la Guarnición Militar de Azul, matando al Coronel Gay, su mujer Hilda Caseaux y al conscripto Daniel González, otros tres oficiales resultaron heridos y el Coronel Jorge Ibarzabal fue secuestrado. Recordemos que el PRT-ERP no había aceptado la tregua propuesta por Cámpora antes de asumir, y durante el gobierno de Cámpora y luego de Perón, prosiguió con su acción guerrillera.

Perón (aunque Montoneros había asesinado a Rucci) distinguía entre la guerrilla del PRT-ERP que consideraba una operación internacional y Montoneros a quienes consideraba más cercanos e intentaba persuadir. En su apreciación, el golpe contra Allende en Chile se había facilitado por la acción extremista del MIR chileno que mantenía lazos con Cuba.

En este marco, el 24 de febrero de 1974, Perón dirige una carta a Fidel Castro que es llevada en mano por el ministro Gelbard. Una lectura detenida de la misma permite encontrar varios mensajes en sus pocos párrafos. El objetivo principal es anunciarle a Fidel Castro el gesto de generosidad y de independencia política argentina, no solo de romper el bloqueo, sino además otorgarle un crédito muy importante para comprar productos argentinos; e insistir en la propuesta de integración latinoamericana.

Hay también un fuerte mensaje hacia la izquierda local incluida la peronista. Recordemos que John William Cooke  - quien en sus últimos años se había convertido en promotor de la revolución cubana -  había acuñado esa frase (que hoy se la mal adjudican a Evita) “el peronismo será revolucionario o no sera nada” que partía de la base que la primera y verdadera revolución latinoamericana era la de Cuba. Perón comienza diciendo que el movimiento revolucionario peronista ya cumplía 28 años, un “movimiento que perdurara en el espacio y el tiempo”. Agregando que:  “las revoluciones no pueden ser idénticas en todos los países, porque tampoco todos los países son iguales, ni todos los pueblos tienen la misma idiosincrasia.”

Finalmente le habla de “líder revolucionario” a “líder revolucionario”  para transmitirle a la juventud, “nuestra experiencia para evitarle atrasos que se pagan siempre con dolor y sangre, inútilmente.” Y agrega “la responsabilidad que pesa sobre nuestros hombros no es ya la de realizar la revolución que cada uno de nuestros ideales concibe como lo mejor para su pueblo, sino enseñar a nuestros descendientes a consolidarla. Para ello, tenemos dos caminos: tiempo o sangre.” Y obviamente Perón se muestra partidario del tiempo. Es obvio, que estos conceptos no están dirigidos a lo que sucede con los jóvenes cubanos, sino claramente Perón le habla sobre las militancias juveniles que abrevan en el pensamiento cubano.

El mensaje de Perón fue claro y como veremos Fidel tomo clara nota del pedido. Veamos el texto completo de la carta.

Carta al Comandante Fidel Castro

Buenos Aires, 24 de febrero de 1974

Excelentísimo señor Primer Ministro, República de Cuba,

Comandante Fidel Castro

Estimado amigo:

Justamente hoy se cumplen 28 años del día en que asumí la primera magistratura del país, dando un paso en la evolución, con un movimiento revolucionario basado en la Justicia Social. Movimiento que perdurará en el tiempo y en el espacio, puesto que nuevamente, pese a mis años, estamos firmes resolviendo el futuro de nuestra Patria, buscando salvarla del desastre en que un desgobierno de dieciocho años la ha sumido.

Al frente de esta misión de amistad, les envío al amigo señor Gelbard, nuestro ministro de Economía, que tiene el encargo de darle un fuerte abrazo de mi parte, junto con mis saludos, y también testimoniar el profundo agrado que sentimos por la apertura práctica entre nuestros pueblos. En todas las clases de relaciones humanas, la verdadera fraternidad se demuestra no con palabras sino con hechos fehacientes. Nosotros, los justicialistas, tenemos un aforismo que dice: “Mejor que decir, es hacer; y mejor que prometer, es realizar”.

¡Cuba y Argentina lo están demostrando en la práctica!

Las revoluciones no pueden ser idénticas en todos los países, porque tampoco todos los países son iguales, ni todos los pueblos tienen la misma idiosincrasia.

Es preciso que cada uno actúe dentro de su soberanía con sus propios métodos.

Pero es indudable que la necesidad de una unidad latinoamericana, será la única posibilidad de libertad real para nuestro continente. A esa meta debemos concurrir todos de inmediato, para poder elevar nuestra voz con seguridad y respaldo en el seno de ese Tercer Mundo que garantizará nuestro desarrollo futuro y la libertad en lo económico, político y social.

Tanto usted, amigo Fidel, como yo, llevamos muchos años de permanente lucha revolucionaria. Ello otorga una experiencia invalorable que es preciso transmitir a la juventud, para evitarle atrasos que se pagan siempre con dolor y sangre, inútilmente. La pujanza viril de la vida joven, para rendir verdaderos frutos a la Patria, debe ir acompañada de la cuota de sabiduría que otorga la experiencia.

La responsabilidad que pesa sobre nuestros hombros no es ya la de realizar la revolución que cada uno de nuestros ideales concibe como lo mejor para su pueblo, sino enseñar a nuestros descendientes a consolidarla. Para ello, tenemos dos caminos: tiempo o sangre.

Tiempo, sobra. La historia nos enseña cómo los excesos vuelven finalmente a su cauce habitual.

Sangre, falta. Puesto que somos un continente descapitalizado, que precisa su puesta en marcha por medio de la unidad fraternal, donde los intereses individuales sean considerados y respetados, cuando los mismos no afecten a la comunidad latinoamericana; y en ese desarrollo necesitaremos aumentar al máximo los habitantes en el continente.

En fin! Todo esto quiere decir que la tarea no se termina mientras uno viva.

Pero bien vale la pena vivir y morir por un ideal que trasciende a los pueblos.

El señor Gelbard le contará cómo marchan nuestras cosas, y confío en que

todo marchará bien. Reciba un cordial saludo y mi afecto sincero.

¡Un gran abrazo!

Carta de respuesta de Fidel Castro

Fidel responde con una conceptuosa carta agradeciendo el gesto argentino de romper el bloqueo. No hace ninguna mención al tema de la juventud. Si al final reconoce a Perón su conducción “por los caminos difíciles, pero honrosos y heroicos, de la Liberación.”

Aquí algunos párrafos de la carta de Fidel

“No hay mejor respuesta latinoamericana para ese bloqueo que los acuerdos de la República Argentina con Cuba.(...)”

“Me complace manifestarle nuestra plena coincidencia con su interés sobre la necesidad de una real unidad latinoamericana como la sola vía posible para la libertad completa de nuestros pueblos y para que América Latina juegue el papel que le corresponde en el mundo. (...)”

“Deseo reiterarle una vez más lo mucho que valoramos los cubanos el gesto argentino de reanudar las relaciones diplomáticas y económicas con nuestro país(...)”

“Le deseo mucha salud y grandes éxitos en las enormes responsabilidades que pesan sobre sus hombros de conducir la Nación Argentina por los caminos difíciles, pero honrosos y heroicos, de la Liberación.”

La respuesta de Fidel Castro al pedido de Perón, ya la venia dando en privado ante los interlocutores de la izquierda argentina que lo visitaban.

 “A ver chico, ¿Cómo es eso de que quieren hacerle una guerrilla a Perón?”

Arnold Kremer, alias Luis Mattini, fue junto a Gorriaran Merlo uno de los últimos jefes del PRT-ERP luego de la muerte de Santucho en julio de 1976. En una entrevista realizada por Juan Mendoza en la revista Socompa, en marzo del 2020, cuenta lo siguiente:

Era mi segundo viaje a Cuba, pero esta vez en calidad de misión. Llevaba un mensaje de Roberto Santucho que debía transmitirle a Fidel Castro en persona.  - El ERP estaba operando en las sierras de la provincia de Tucumán y tenía que solicitarle a Fidel entrenamiento militar para nuestros guerrilleros.

Su estadía en la isla llevaba tres semanas. Con Manuel “Barbarroja” Piñeiro como anfitrión, había hecho contacto con casi toda la plana mayor del Comité Central cubano, pero de Castro no tenía noticias.

-La última noche de mi estadía en Cuba, vino Piñeiro a verme a la casa de protocolo donde me alojaron y me dijo que querían hacerme una cena de despedida. Yo tenía el avión a las cinco de la mañana del día siguiente. Ya había descartado la posibilidad de entrevistarme con Fidel. Cuando estábamos sentados en la mesa con un grupo de cubanos, sentí como un movimiento de gente que avanzaba por la casa. Miré y entre medio de dos tipos, venía Fidel.

Desde las nueve de la noche y a lo largo de varias horas, Mattini escuchó embelesado la oratoria de un Castro que pasó de la calidad de los vinos chilenos y las bondades de la yerba y la carne vacuna argentina, a sus peripecias vividas durante los años que duró la revolución cubana. Cuando se hicieron las tres de la mañana Mattini entró en pánico.

–En dos horas tenía que tomar el avión y no había podido plantearle el pedido de Santucho. Hasta que en un momento se interrumpió, hizo un silencio y me preguntó: “A ver chico, ¿Cómo es eso de que quieren hacerle una guerrilla a Perón?” Yo le dije que no era contra Perón, sino que estábamos preparando la guerrilla en el monte para cuando hubiera otro golpe de Estado. Fidel me escuchó, pero me dijo: “La respuesta es no. La Argentina acaba de levantar el bloqueo que tenía con la isla ¿Tu sabes lo que significa para nosotros esa apertura que hizo el gobierno peronista? Nosotros no podemos prepararle una guerrilla a ustedes en un gobierno democrático. Y chico, déjame decirte algo: donde se come no se caga”.

La JP montonera recibió el mismo consejo

Nicolas Casullo recuerda una charla en mayo del 74,  con funcionarios cubanos en la Habana, donde había viajado como funcionario de cultura, acompañado de Carlos Oves.

Dice Casullo: “dialogamos con dos funcionarios de Relaciones Exteriores que estaban muy informados de la realidad argentina. Era visible su preocupación por el enfrentamiento nuestro (de Montoneros) con el Gobierno de Perón. Entre otras cosas que dijeron recuerdo: “la posición nuestra es que no se pierda de vista lo estratégico del proceso argentino (…) La caída de Allende en Chile fue desastrosa desde todo punto de vista.(…) En Bolivia lo mismo, en Uruguay  las fuerzas populares retroceden. (…) Hay que apoyar el proceso democrático popular. No hay que caer en errores como los compañeros del ERP que empezaron a operar en plena democracia, ya desde el principio.”

En la misma época una delegación de JP encabezada por Juan Carlos Dante Gullo, Pablo Ventura y otros, en su  gira de por Panamá, Cuba y Perú,  escucharon expresiones similares de Fidel Castro y del  líder panameño Omar Torrijos.

Decíamos que la juventud setentista no escucho a Perón, pero tampoco quiso escuchar a Fidel. Y el PRT-ERP se instaló en Tucumán en mayo del 74, y Montoneros siguió con su proyecto de llevar adelante la lucha armada para hacer una revolución a la cubana, en lugar de consolidar la revolución peronista.

Esta carta forma parte del libro “Perón 1974”, editado por la Biblioteca del Congreso Nacional cuyo texto puede bajarse gratuitamente https://bcn.gob.ar/publicaciones/juan-domingo-peron