COVID 19: La oportunidad de un momento populista
Por Maximiliano Manrique | Foto Daniela Amdan
Caídas económicas estrepitosas, catástrofes y desastres naturales y persecución ideológica, son las condiciones que permitieron, según escribe Naomi Klein, la aplicación de la Doctrina del Shock; una receta para imponer regímenes autoritarios y/o aplicar políticas pro-mercado impopulares, que no hubiesen sido aceptadas sino se explican en los contextos de conmoción social. ¿Estamos ante un contexto que puede ser útil para una “terapia de shock”?. Quizás. Pero también es cierto que, citando a Klein, a veces a la doctrina del shock le sale el tiro por la culata… y sobre esto hay algunos ejemplos en “Decir no, no basta”.
Pero a los adversarios del neoliberalismo, la crisis del coronavirus nos pone, en lo que Chantal Mouffe denomina “el momento populista”: una situación que desestabiliza la hegemonía dominante, la formación hegemónica neoliberal, y donde surge a la vez la posibilidad de construir un nuevo sujeto de acción colectiva. La pospolitica está entre las cuerdas y con ella el consenso neoliberal construido alrededor de la máxima de un Estado Mínimo, esta situación los ha puesto en cuestionamiento.
La forma en que los Estados están articulando acciones para controlar la pandemia impone la necesidad a los gobiernos de intervenir en la economía para evitar el colapso, de re-valorizar la salud pública puesto que la política privatizadora y de mercantilización de los servicios básicos arroja al vacío a millones de ciudadanos, esto es un enorme desafío de los países donde el Estado no administra servicios de salud públicos y gratuitos; se han anunciado paquetes económicos con considerable inyección monetaria a la economía productiva en países como Alemania, España, Francia, alejados del mandato de desregulación de los mercados y de la doctrina fiscalista, incluso Italia va más allá y propone la renacionalización de empresas en sectores estratégicos. La realidad está poniendo en jaque la doctrina neoliberal, y los economistas pro-mercado no encuentran una propuesta racional acorde a los programas que siempre han defendido; es la oportunidad de concebir esta coyuntura como un momento populista: la sociedad requiere de liderazgos fuertes y representativos y hay una multiplicidad de demandas populares, circunstanciales y no circunstanciales, que solo puede resolver un modelo diametralmente opuesto al de los Chicago Boys.
Mouffe plantea, siguiendo a Gramsci ,que en estos momentos, se hace necesario crear una “hegemonía expansiva” a través de una cadena de equivalencias, estableciendo una frontera política, en sentido populista, no determinada a la cuestión de clase (critica al esencialismo de los partidos de izquierdas y socialdemócratas) sino “equivalencial” entre demandas populares transversales y heterogéneas. Aprovechar esta coyuntura de fragmentación de la hegemonía neoliberal para poder dar el salto a la construcción de un “populismo de izquierdas” contextualizado a las realidades nacionales que permita la radicalización de la democracia, con una nueva formación hegemónica que, además, consolide las instituciones democráticas liberales, máxime en los países latinoamericanos que vienen de un largo derrotero de violaciones al régimen democrático y recaídas en gobiernos neoliberales.
Estamos ante un momento populista. ¿Será aprovechado?