Urbanización y participación ciudadana: tres casos en la provincia de Buenos Aires
Por Rubén Pascolini* | Foto: Daniela Morán
En primer lugar, agradezco a los integrantes del Centro de Estudios Sociales para el desarrollo territorial – CESDET por convocarme a introducir la lectura del estudio que denominaron URBANIZACIÓN Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA: TRES EXPERIENCIAS EN LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES. Trataré de justificar el aporte principal que creo provee este trabajo y también otras contribuciones que son subsidiarias del mismo, en función de orientar a las y los lectores en su lectura.
Me parece que en este párrafo está resumido lo que considero la contribución principal de este estudio: “El punto de encuentro entre la cuestión de la participación y el campo de las políticas públicas se hace más visible cuando se adopta la perspectiva de la participación ciudadana. Superando la visión comunitarista, esta noción alude a la participación de la ciudadanía en los procesos de política pública, es decir, hace referencia al universo de prácticas de intervención de la sociedad en la decisión y la gestión de los asuntos públicos.” La utilización de la noción de “participación ciudadana” no es habitual; cuando se trata de describir experiencias participativas, habitualmente se identifica a los protagonistas como habitantes, pobladores, comunidades, etc. es decir, asignándole a las experiencias un carácter y un reconocimiento comunitario. Entiendo que en este caso los y las autoras utilizan la noción de participación ciudadana como síntesis superadora, considerando que esas poblaciones se hicieron cargo de la reivindicación de sus déficits urbanísticos y habitacionales, del diseño y de la gestión de las políticas públicas que necesitaban, interpretadas a su vez, por los gobiernos nacional, provincial y municipales que entendieron justo el reclamo, coparticiparon el proyecto de las soluciones y democratizaron la ejecución de las respuestas.
Otra contribución es que está desarrollada y respaldada por teoría urbanística, información social, histórica, geográfica y testimonios que ilustran los distintos segmentos. Del marco teórico, de la breve reseña histórica, la presentación de los casos, los testimonios para el análisis, es el reconocimiento de la estructura federal de nuestro país, de las diversas y múltiples competencias y responsabilidades capacidades de las distintas jurisdicciones estaduales que combinadas con poblaciones comprometidas alcanzan resultados únicos por la complejidad que resolvieron y la calidad que lograron. Considero que el trabajo se apoya en una convicción y aporta teoría, información y testimonios para sostener esa certeza que comparto plenamente y que implica que la solución al problema del hábitat, como de cualquier otro problema, el de la salud, el de la educación, el del trabajo, etc. se encuentra en la dimensión política. Entendiendo que si bien son importantes los conocimientos, las experiencias y capacidades en lo específico, en el sector mismo, es en el marco del compromiso con la transformación de la naturaleza del sistema social, de las relaciones sociales y en la acción del Estado, que implican los distintos proyectos políticos en el que se producen los avances más consistentes.
Otra certeza que atraviesa el estudio realizado por CESDET es que el Estado en determinados proyectos políticos, insisto, los que gobernaban la Nación, la Provincia y los Municipios en la gestión de los tres barrios, proyectos que se imaginan, que sueñan un determinado formato de sociedad, no deben ser equidistantes entre distintos sectores sociales, sino que son una herramienta para resolver inequidades y asimetrías, para integrar social y urbanísticamente a la ciudadanía pero que, además, deben abandonar concepciones tecnocráticas y deben ser cada vez más democráticos y participativos.
La selección de los casos realizada por el estudio significa la valorización de los mismos, su visibilización, su ponderación en el marco metodológico que provee el trabajo y que propone que para terminar con esas inequidades y asimetrías, se debe fortalecer a quienes son los más débiles y, entendiendo a ese fortalecimiento en términos de una combinación de construcción y acceso a nuevos espacios, es decir, organización y acción territorial, promoción de estructuras organizativas democráticas y representativas, capacitación y formación de dirigentes y de militancia, y también de la conducción de espacios institucionales.
La “participación ciudadana” certifica que para tomar las mejores decisiones se debe contar con el mejor conocimiento de la realidad objeto en la que se va a intervenir; y, de acuerdo a lo que explica el presente trabajo, el mejor conocimiento es el que sintetiza el conocimiento formal con el informal, el académico con el popular, el teórico con el práctico, el del Estado y el de los pobladores. En estos tres casos la coincidencia de los proyectos políticos que gobernaron simultáneamente los procesos de esas experiencias aparece como una condición casi imprescindible para que las tres prácticas hayan sido exitosas, pero esa condición no es excluyente, ya que abundan los casos en los que la condición se cumple pero, cierto es que, los resultados son incomparables con los de Villa Palito, Villa Azul y la Carlos Gardel de los que se ocupa este estudio.
Termino la introducción a esta muy buena contribución que hace el CESDET a una de las grandes cuentas pendientes que tiene nuestra sociedad que es la necesidad de integrar social y urbanísticamente a innumerables poblaciones de nuestro país, con una reflexión que repito habitualmente: opino que, por un lado, los proyectos políticos con voluntad de igualdad que pretendan solo realizarse a través del Estado, no van a poder resolver semejantes déficits, desequilibrios, desigualdades territoriales, urbanísticas y habitacionales ni siquiera tecnocráticamente aunque dispongan de los recursos, y ,menos aún, de manera adecuada. Por otro lado, las mejores comunidades con democracia interna calificada tampoco podrán solas. El Estado de Bienestar, protector y un poco paternalista pareciera que no va a volver. Las experiencias de las comunidades autogestionarias, aisladas, con prácticas horizontales y transversales se ven restringidas a objetivos limitados que pueden administrar. Así es que repito de manera quizás un poco reduccionista, entre la nostalgia del Estado de Bienestar y la impotencia de las mejores prácticas autogestionarias, hay que promover un Estado más democrático y comunidades más politizadas que sitúen a las poblaciones como sujeto y no solamente objeto de las políticas públicas.
El CESDET a través del estudio seleccionaexperiencias, las describe, las comprende y les reconoce impulso transformador con el propósitoprogresivo y legítimo de la réplica que otorgue justicia, sustentabilidad, integración y equilibrio espacial.
*Subsecretario de Hábitat de PBA
Conseguí el libro completo en la página oficial del CESDET.