Hebe: ensayo general para la farsa actual

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Hebe: ensayo general para la farsa actual

07 Agosto 2016

Por Jorge Giordano

Lo que arrancó como un día con preocupación por la posible detención de Hebe se transformó en realidad hacia la tarde. La convocatoria a movilizar corrió como un reguero de pólvora en twitter y los whatsapp militantes. La camioneta de Hebe primero esquivó a la policía afuera de la sede de Madres. En Plaza de Mayo, la ronda de los jueves vio más (mucha más) convocatoria que la de costumbre. Pero el fenómeno interesante ocurrió después: en veinte minutos, el número pasó de algunos cientos de personas a alrededor de cinco mil. En ese trayecto de una decena de cuadras aparecieron todas las caras conocidas, desde los que fueron dirigentes hasta los que no. Aunque, según CFK, cada uno es "su propio dirigente". El ida y vuelta del saludo fue siempre el mismo:

- "¿Bien, y vos?"

- "Bien, ponele", apuntando con la pera al mismo tiempo al caudal y los motivos de la marcha.

El operativo de seguridad de la marcha se armó en tiempo récord. Esa necesidad espontánea explicitó quiénes se hacen cargo en estas instancias: una columna vertebral de sindicatos conduciendo las columnas, también presentes en los cordones junto con militantes de organizaciones políticas. Y gente suelta, claro. Era notable cómo iban llegando padres y madres con sus hijos e hijas, recién salidos de la escuela. "¡Hijo, pará un poco con las preguntas!, ahora te explico bien", decía una madre. "No hijo, ese no es papá", corrigió otra a su nene, que se había aferrado por error al brazo de un integrante del cordón de seguridad.

El "partido judicial" se constituyó, según el final de los mandatos kirchneristas, como un obstáculo para la democracia, pero su desprestigio es compartido por otros sectores políticos. Desde el kirchnerismo hacia la izquierda, la valoración generalizada marca que la decisión de detener a Hebe estuvo "políticamente motivada". Así se entiende el "Macri, basura, vos sos la dictadura" entonado durante toda la movilización (dicho sea de paso, constituye una caracterización que aporta muy poco a desgastar su figura).

Más allá de la decisión y los argumentos de Hebe, lo que se percibió es que si la detención es política, la respuesta también es política. Al festival de cautelares y denuncias englobadas bajo la tendencia de "judicialización de la política", la militancia le opone "la politización de la justicia". Ante una "movida judicial" recostada sobre las fuerzas de seguridad y el fantasma de una posible represión, la militancia decidió interponer miles de cuerpos. Una jugada de último recurso.

En esta clave se lee también la enorme movilización de Comodoro Py del 13 de abril, cuando Cristina Fernández de Kirchner se presentó a declarar. Por eso la marcha de Hebe es un tubo de ensayo en vistas de un posible escenario de detención de CFK. Un hecho de esas características prendería la mecha de una convocatoria mucho más grande que la de Tribunales. Cuesta pensar que la dirigencia de Cambiemos, que ha logrado ganar elecciones nacionales sin el peronismo y con el radicalismo bajo la suela, sea tan ingenua. En las oficinas donde se dirimen las acciones del macrismo, "detener a Cristina" ya debe figurar bien grande en la columna de "groseros errores políticos".