¿"100% de probabilidades de un derrame"? Las inconsistencias del informe que difundió Greenpeace contra el petróleo offshore
La organización europea Greenpeace (su sede central está en Países Bajos) viene operando contra la exploración petrólera offshore frente a la costa bonaerense. Sus campañas efectistas - un afiche mostró a unos jóvenes empetrolados en una playa de Mar del Plata - están repletas de información falsa. Por ejemplo, la organización replicó un informe "científico" que habló de la existencia de "100% de probabilidades de un derrame petrolero".
El estudio citado corresponde a un informe interno del Centro de Tecnologías Ambientales y Energía (CTAE), de la Facultad de Ingeniería de la Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN), de Olavarría. En algunas ocasiones, este tipo de informes procuran validaciones por pares académicos. Este no ha sido el caso, y allí se encuentra una de las primeras objeciones en cuanto a lo metodológico. Aunque su condición de informe público permite el análisis y las refutaciones correspondientes.
Pero lo más llamativo y efectivo de ese informe es su conclusión: de haber explotación offshore hay un 100% de probabilidades de derrame. Antes de seguir, una aclaración pertinente: el decreto presidencial habilitó la exploración. Es decir: se harán estudios para saber qué recursos hay en la zona. Luego, será el turno de analizar si vale la pena la explotación. Por ahora, esa posibilidad es pura especulación.
Volvamos al estudio de la UNICEN. ¿Cómo llegó a la conclusión de que habrá sí o sí un derrame en el Mar Argentino? El trabajo establece diferentes escenarios de reservas disponibles para la explotación de petróleo. Luego, combina esos escenarios con las "tasas de derrames" de las plataformas offshore de Estados Unidos y Brasil.
Un reciente trabajo del ingeniero Martín Vernengo, docente de diferentes universidades nacionales (San Martín, Avellaneda, Hurlingham), resumió las graves inconsistencias metodológicas del informe de UNICEN en tres puntos.
En primer lugar, el estudio replicado por Greenpeace analizó la tasa de derrames pero de una manera particular. Es decir, contabilizó el promedio de derrames en los últimos 50 años. El problema es que no considera que la tasa viene bajando muy considerablemente desde 1970 a 2015, por cambios y mejoras en la seguridad en la industria petrolera. De hecho, la mayor cantidad de derrames se dieron en el período 1964-1970, y bajan sustancialmente después. En el promedio de todo el período (1964-2015) sigue dando un número alto. Este déficit pudo solucionarse si los investigadores de UNICEN hubieran leido mejor la propia bibliografía que citan en su informe...
Por otro lado, en el caso de los derrames de Estados Unidos se tiene en cuenta lo que pasa con la explotación petrolera offshore en el Golfo de México, donde hay huracanes. Es muy evidente que es un escenario muy diferente al del Mar Argentino. Eso tampoco se tuvo en cuenta.
En tercer lugar, el trabajo de la UNICEN no difiere en tipo de derrame. Considera como tal cualquiera, sea de más de mil barriles o de menos, cuando toda la bibliografía en la materia contabiliza a los mayores de mil barriles. Y tiene lógica esa distinción ya que una menor cantidad de pérdida de petróleo puede ser mitigada por diferentes técnicas (recuperación mecánica, uso de dispersantes, incendios controlados). Con esas correcciones metodológicas, las posibilidades de un derrame se reduccen desde el 99% a menos de 1%.
Por último, están las objeciones que ya hizo el investigador de CONICET Ignacio Sabbatella en torno a la producción estimada por Unicen para su estudio. En uno de los escenarios, habla de una producción estimada de 29 millones de barriles por día. Es decir, el tercio de la producción mundial en 2019. Bienvenido todo debate sobre la explotación de recursos naturales, cuestión estratégica para cualquier país. Pero valdría la pena que esa discusión incluyera seriedad en los argumentos.