Alejandro Barrios: "Debería haber sido prioridad del Banco Central cuidar las reservas"
Por Martín Massad
APU RADIO dialogó con el economista Alejandro Barrios sobre la coyuntura económica: inflación, acuerdo con el FMI, reservas del Banco Central y retenciones. ¿Cómo se sale del momento actual?
Agencia Paco Urondo: Tenemos una inflación que alcanzó el 6% en el mes de abril y que acumuló en el primer cuatrimestre del año una variación de 23,1%. Con estos números es muy difícil pensar que haya 2023 ¿qué opinas al respecto?
Alejandro Barrios: Es un problema que se instaló previo a la guerra Rusia-Ucrania y al que no le hemos encontrado la vuelta, sobre todo después de los compromisos que asumió el Ministro de Economía, Martín Guzmán, con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que son acuerdos que lejos de llevar tranquilidad a esa movilidad de precios, medio que la estimulan ¿no? Haber acordado que, todos los meses, el Banco Central va a devaluar la moneda para que el tipo de cambio real se mantenga en los niveles del 2021, hace pensar a cualquiera que, si vende 10 kg de arroz y los tiene que reponer en junio, el precio va a aumentar, porque el dólar oficial se va a devaluar. Haber acordado eso en un país como Argentina es un problema grave porque todos sabemos que si se mueve el dólar también se mueven los precios.
APU: ¿Por qué los precios internos se mueven? Por ejemplo, en el caso del arroz, la Argentina casi no exporta arroz. ¿Por qué la devaluación del peso llevaría a un aumento sistemático de los precios de productos alimentos de producción nacional?
A.B: Desde 1977 los argentinos tenemos en nuestra cabeza una economía bimonetaria. Es decir, cualquier persona que ahorra en nuestro país piensa en cómo proteger ese ahorro y lo hace pasándose a la moneda dura de ahorro, el dólar, porque el peso perdió esa función. Entonces el almacenero de la esquina no es malo cuando piensa que el arroz del mes próximo le va a venir con un adicional porque se devaluó la moneda, ni lo son las personas que deciden ahorrar en dólares. Dejémos de pelearnos con el pueblo, con la persona que ahorra en dólares o con el almacenero que ajusta los precios, si es el mismo Estado el que anticipa que todos los meses va a cambiar el nivel del tipo de cambio. En definitiva, es el Estado el que está anticipando un escenario de movilidad de precios.
Todos estamos de acuerdo con tener un tipo de cambio competitivo para que nuestras exportaciones puedan tener dinamismo y que cualquiera que vaya a veranear en el 2022-2023, en vez de ir a Río de Janeiro vaya a Mar de Ajó, pero ahora estamos ante una emergencia alimentaria. En este contexto hay algunas teorías o algunas cosas que te enseñan en la academia que habría que dejar de lado y llevarle tranquilidad a la gente. Y el pueblo está tranquilo cuando el tipo de cambio está tranquilo.
APU: Esa devaluación paulatina que marcabas recién sigue siendo inferior respecto a la tasa inflacionaria. ¿Cuál es la relación entre esas pequeñas devaluaciones y la disparada de precios?
A.B: En Argentina una de las causas es la movilidad del tipo de cambio, en eso, estamos todos de acuerdo. Esto es así hace más de 40 años. Se mueve el tipo de cambio y se mueven los precios internos. Conseguir un escenario de mayor estabilidad en el tipo de cambio es vital para nuestro país y el Ministro Martín Guzmán se comprometió a dos cosas, primero a eso y, a la segunda cosa a la que se comprometió- que para mí es otro gran error- es que la tasa de interés en Argentina sea positiva, es decir, si la inflación el mes pasado fue 6% y anualizada fue casi 58%, la tasa de interés para que las personas ahorren en pesos tiene que ser mayor. Pero, entonces, las PyMEs que van a tomar un crédito para capital de trabajo tienen que pagar la misma tasa de interés que pagaban en el macrismo.
APU: ¿Cómo hacés para que la gente ahorre en pesos si no tenés una tasa de interés positiva?
A.B: En Argentina la tasa de interés debe ser superior a la tasa de devaluación, no de los precios. Las personas que ahorran en dólares lo que quieren es que, al final de su plazo fijo, poder comprar un dólar más que al inicio, no quieren comprar un kilo más de arroz, no se fijan en eso.
APU: ¿Cómo estamos en esa relación tasa de devaluación y tasa de interés actualmente?
A.B: Estamos bien pero el asunto es bajarla en términos de la variación de precios. No podemos comprometernos a que si la inflación es 60 la tasa de interés va a ser 65, es una locura eso, porque aparte se están multiplicando los pasivos monetarios y hay que pagarlos en algún momento. Es decir, con tanta tasa de interés todo eso se va acumulando, pero, además, la tasa de interés en la Argentina no es como en cualquier otra economía, donde la tasa de interés pasa a ser una variable para los que ahorran, en nuestro país pasa a ser un componente de los precios. Las PyMEs trasladan ese costo financiero a los precios, por eso, estabilidad en el tipo de cambio y estabilidad en la tasa de interés son requisitos imprescindibles para la etapa que viene.
APU: ¿Es importante que la Argentina tenga reservas en dólares en el Banco Central?
A.B: Sí. Es terrible lo que pasó en los últimos dos años. Durante 2020 y 2021 tuvimos un gran trabajo de administración del comercio sin herramientas del sistema político, lo hicieron los funcionarios poniendo en riesgo su honorabilidad y siendo sujetos de causas penales y administrativas. En ese período logramos tener casi 28 mil millones de dólares de superávit, pero esos dólares ahora no están. Entonces, cuando nuestro espacio político habla de la fuga en el contexto macrista a mí me parece bien porque hay que investigar lo que pasó, pero también hagámonos cargo que tuvimos dos años de gran superávit que nos hubieran permitido ir a negociar de otra manera con el FMI, con un gran stock de divisas y, en su lugar, permitimos que algunas empresas tuvieran la libertad de pagar sus obligaciones externas. Actualmente, estamos en un contexto de altísima inflación con muy pocas reservas y estamos haciendo cualquier cosa para juntar 500 millones de dólares por mes, mientras que antes dilapidamos 20 mil millones.
APU: Desde el Ministerio de Producción que conduce Matías Kulfas aducen que para que crezca la economía es necesario solventar las importaciones. Es decir, que la economía misma cuando crece te pide que haya dólares para poder importar insumos que en Argentina no se fabrican... ¿esto es así?
A.B: Eso está bien. Ojalá los dólares, esos 20 mil millones, se hubieran ido en importaciones, ojalá fuera eso, porque si todos esos dólares hubieran estado disponibles para que las PyMEs importaran insumos, para que los laboratorios importarán drogas para mayores medicamentos, pero el problema es que estuvieron disponibles para que muchas empresas giraran divisas al exterior para achicar sus pasivos. Esto lo reconoció el Ministro de Economía, Martín Guzmán, hace unos días, donde sostuvo que hubo debates en el grupo económico sobre qué hacer con el superávit comercial, esto me consta porque yo participé de estas reuniones, y lo que se decidió fue esto, aunque el también da a entender que no estuvo del todo de acuerdo con esta decisión.
APU: El Presidente del Banco Central, Miguel Pesce, sostenía en una entrevista que, actualmente, se puede cancelar hasta un 40% de pasivos con dólares del mercado de cambio oficial y también decía que quienes formaron activos en el exterior deben cancelar sus pasivos con esos activos, es decir, no pueden hacerlos entrar al mercado de cambio oficial. ¿Esto es efectivamente así?
A.B: Esto es así, el asunto es que ese límite del 40% se decidió una vez que ya se había producido la merma de reservas. Cuando uno empieza un gobierno en Argentina sabe que el problema que va a tener es el faltante de dólares, por eso, el 10 de diciembre debería haber sido prioridad del BCRA cuidar las reservas, ya que es un activo imprescindible para nuestro país. No puede ser que esta decisión se haya tomado 18 meses más tarde.
APU: ¿Esos pasivos que se cancelaron eran deuda de importaciones también?
A.B: No, eran deuda de las empresas con el exterior. El asunto es que en el 2020 y 2021, quienes fuimos funcionarios de Comercio Exterior, nos peleábamos con las empresas. Es decir, las empresas tienen derecho a importar, no es ilegal, pero nosotros teníamos que decirles que no, y nos peleábamos con las cámaras de importadores porque estábamos en una emergencia. Militamos para lograr ese superávit comercial, pero, mientras nosotros estábamos cuidando que un comerciante de San Martín no tenga 100 mil dólares para importar juguetes y venderles a las y los vecinos de su localidad, el BCRA no estaba cuidando las reservas. Yo estoy convencido que lo que hicimos está bien y era necesario, pero, mientras algunos funcionarios juegan el partido, otros están en la tribuna, no se ponen los cortos y salen a la cancha y ponen en riesgo su patrimonio académico y personal, no ponen en juego eso.
Cuando estábamos en esas mesas de debate, donde participaban funcionarios del Ministerio de Economía, de Producción y del Banco Central, y nosotros desde Producción estábamos parando el 33% de las importaciones sin ninguna ley que nos avale, el BCRA no estaba haciendo nada. A veces, ante una emergencia, hay que forzar los instrumentos disponibles.
APU: Hay una gran deuda en la sustitución de importaciones en Argentina, ¿por qué nunca se pudo avanzar en este sentido?
A.B: Los Argentinos tenemos un problema, tal como lo planteaba el Profesor Ferrer, que es no haber construido algo imprescindible para el desarrollo como lo es la densidad nacional ¿Qué es la densidad nacional? En términos simples significa construir una mayoría que más allá de que sea gobierno el radicalismo a través de Gerardo Morales, el peronismo con Cristina, Wado, Capitanich o quién sea en 2023, nadie discute que Argentina se tiene que industrializar. Entonces, si cada 4 años viene Macri, después Cristina, Larreta y Alberto, es un problema para la industrialización, porque para poder industrializar a nuestro país se necesitan muchos años sustituyendo importaciones. En este sentido, logramos muchísimas cosas de 2003 a 2015, sobre todo durante la presidencia de Cristina, durante la cuál se consolidó la industrialización en las provincias. Por ejemplo, nosotros habíamos logrado que Nike se radicara en El Dorado, Misiones. En las afueras de esa empresa había muchísimas personas de pueblos cercanos que, por primera vez, tenían su empleo industrial. Es decir, por primera vez los pibes de esos pueblos sabían lo que era tener obra social e industria. Después, vino Macri y le dio la posibilidad a Nike de volver a traer sus zapatillas de donde quisiesen, entonces, la empresa eligió traer sus zapatillas de China y reducir sus costos. Pero, vale aclarar, que esa reducción no se tradujo en menores precios. Tuvimos que volver nosotros para que Nike reabra El Dorado, lo hicimos con la voluntad política de volver a la sustitución de importaciones e industrializar la ruralidad, como quería Cristina. El Ministerio de Desarrollo Productivo está haciendo eso y Daniel Scioli está jugando un papel muy importante para hacerlo posible. Si en el 2023 vuelve a gobernar Larreta o Patricia Bullrich todo eso que conseguimos recuperar se va a caer. Volvió Adidas y Reebok a Coronel Suarez y la industria del calzado está volando en Argentina. El trabajo industrial en nuestro país volvió a ser una realidad efectiva en los pueblos. Si bien hay una deuda pendiente respecto al tema precios, lo que se está haciendo en términos de industrialización está muy bien.
Por otra parte, estoy convencido de que si Argentina genera un escenario de empleo creciente y las trabajadoras y trabajadores tienen activos, no necesitan un decreto presidencial para aumentar sus ingresos. La clase trabajadora de nuestro país ha dado prueba que, si se genera un escenario de empleo creciente, disputan arriba. El desafío es generar ese escenario.
APU: Esto que decís es un poco lo que predica el ministro Matías Kulfas de que el crecimiento del empleo va a traer mejores condiciones laborales y salariales en la Argentina ¿no?
A.B: El Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (S.M.A.T.A) y la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) están en eso. La clase obrera argentina no es la clase obrera de Latinoamérica, es mucho más combativa. Yo creo que el Estado se debe ocupar de las transferencias de ingresos a los hogares que no participan del empleo formalizado, pero, respecto al empleo formal, mi opinión es otra. Es decir, si las y los trabajadores durante la recuperación que experimentamos en 2020-2021 perdimos parte de la torta nacional no es responsabilidad del presidente, sino de los sindicatos, la CGT y CTA. El Estado generó un escenario para que las centrales obreras disputen el valor que las y los trabajadores generan adentro de las fábricas, pero si después las paritarias dan por debajo de la inflación, ¿de quién es la culpa? ¿del presidente? No, creo que hay que repartir un poco las culpas, porque sino parece que todo es responsabilidad del Ejecutivo Nacional. Por ejemplo, si la industria textil está volando y los precios están volando entonces los salarios de los textiles deberían apropiarse de parte de esa renta ¿Lo están haciendo? No, pero eso no es responsabilidad del Estado.