Juan Telechea: “A nadie le sirve que el gobierno termine en una devaluación”
El economista Juan Telechea conversó con Agencia Paco Urondo sobre las corridas cambiarias y el comportamiento del dólar (sobre todo la denominación blue de esta moneda), qué valor puede alcanzar y cómo impactará en la economía real.
Agencia Paco Urondo: ¿Qué está pasando con el dólar blue? ¿Encontró su techo?
Juan Telechea: En estos últimos días tuvo una disparada muy grande, aproximadamente un 20%. Es una de las subas más altas que hubo en estos últimos 4 años, pero, si uno mira el valor del dólar en términos reales, todavía está en niveles más bajos que las 2 corridas anteriores. La última había sido con la renuncia de Guzmán y la transición con Batakis. La anterior fue por septiembre/ octubre del 2020, en el medio de la pandemia. Es necesario marcar esto, porque si comparamos con esas experiencias y traemos el dólar a valor real, llegaría a $680. Basado en la experiencia histórica, habría margen para que la corrida sea aún más fuerte. No necesariamente se va a llegar a ese valor, pero sí es una referencia.
APU: ¿Qué factores son los que lo empujan hacia arriba?
J.T.: El factor que más está pesando, el de más corto plazo, es la inestabilidad política. Tuvimos el anuncio del presidente que se bajaba de la reelección, creo que es un síntoma, una señal de debilidad. Enmarcado en un contexto económico muy acuciante. La sequía tuvo un impacto tremendo en la generación de divisas, se perdieron el 20, 30% de los dólares que genera nuestra economía. Una economía que estaba contando los dólares para llegar al final de la gestión y esto implica un golpe muy duro. Este combo de factores de corto plazo son los que te explican la disparada del dólar. Hasta que no tengamos un panorama más claro de las negociaciones con el Fondo, creo que puede seguir subiendo un poquito más.
APU: El acuerdo con el FMI está puesto en duda a partir de esta operación que hizo el Banco Central, con bonos, para tratar de contener un poco el dólar blue, algo que estaba prohibido en el mismo. ¿Qué escenarios estaría manejando Massa, cuáles serían sus opciones?
J.T.: La realidad es que ese menú de opciones es bastante acotado. Tenés una inflación muy alta, no tenés prácticamente acceso a financiamiento externo, aunque Massa hizo unos anuncios de algunos préstamos pequeños que podrían estar ingresando al país. Después tenés la política monetaria. Seguramente, en estos días, el Banco Central de a conocer un nuevo aumento de tasas. Cuando vos estás en una corrida como la de este momento, la suba de tasa debería ser sumamente grande para que con esa herramienta sola puedas contener este tipo de movimientos. Lo cual no va a suceder, porque si subís mucho la tasa de interés, tenés un nuevo problema que es la famosa bola de LELICs. Estás en una situación sumamente delicada. Como dijo Massa, el principal objetivo del gobierno es evitar la devaluación, porque sería la estocada final a la economía argentina. Con este nivel de estabilidad y de nominalidad, estamos hablando de una inflación que no baje del 30, 40, 50% y eso implicaría un descalabro todavía más grande.
APU: Los agentes económicos ven como posible una devaluación ¿Lo ves con margen a este gobierno para cumplir con ese objetivo que vos planteabas?
J.T.: El tener un cepo tan estricto, una regulación tan fuerte para la compra de dólares, te ayuda bastante. El Banco Central tiene la capacidad, en este momento, de ir regulando esa demanda, diciendo “a ver, hoy cuánta gente está vendiendo dólares”. Supongamos que 200 millones de dólares. Esa es la cantidad que va a permitir de importaciones. El problema que tiene eso es que cuando más restringís, tenés 2 válvulas de escape. Una es que las empresas hagan las importaciones al valor del dólar paralelo y remarque precio a ese valor, impactando en la inflación. Y si no traen esos insumos o maquinarias importadas, se frena la producción. Lo que el gobierno está tratando de elegir es el mal menor. Me parece un diagnóstico correcto que el más grave sería la devaluación, por lo tanto, el mal menor sería restringir todo lo que se pueda las importaciones. La idea del gobierno es tratar de aguantar, como mínimo, hasta agosto, porque ahí van a ser las elecciones y vamos a tener un panorama más claro. Después, obviamente, hasta el cambio de gestión, si es que lo hay, en diciembre.
APU: Según los datos, la actividad económica está frenada…
J.T.: La actividad venía repuntando bastante fuerte hasta fin de año y a partir de comienzos de éste, se estancó. De todas maneras, uno puede ver el vaso medio lleno y es que no se redujo, porque con el control de importaciones y el aumento de inflación, uno podría esperar que se desplomara y se genere una contracción más fuerte. Por ahora, se está sosteniendo. Paradójicamente se da que tenemos una nominalidad muy elevada, una inflación que se está acelerando, pero aún así, cuando ves los datos de empleo, dan bastante bien, la actividad está aguantando. Hay una mejora por el lado de la actividad, no hay desempleo elevado, pero los ingresos se están desplomando y hay que ver qué hace el gobierno en AUH, jubilaciones y el sector informal, qué medidas puede tomar para contrarrestar esa aceleración inflacionaria.
APU: ¿Por qué pasa eso? Quienes vivimos el 2001, podíamos palpar que la crisis estaba en la calle, hoy no es esa la realidad ¿Cómo se explica?
J.T.: Me acuerdo la del 2001, no me acuerdo la del 89, pero viendo los datos y habiendo leído un poco, me parece que este contexto es más parecido al de los 80 que al 2001. En los 80, todavía tuviste una contención en términos de empleo, de sueldos con una inflación muy alta. Fue, más bien, una crisis de nominalidad. Lo que tuviste en el 2001 fue una cuestión muy distinta, tenías una inflación nula, pero con una convertibilidad que tiene un tipo de cambio muy bajo que hizo pelota la industria, empleo muy precario y muy poca contención por parte del Estado. Un nivel de pobreza muy alto con un tejido productivo muy desarticulado. La crisis del 2001 fue más social, hoy es económica, e inflacionaria. Aguanta la actividad, aguantan los ingresos, el riesgo más grande es que esto se espiralice. Creo que estamos lejos de una hiperinflación, pero puede espiralizarse y ser de niveles muy elevados que, obviamente, van a impactar en los empleos y en los ingresos.
APU: Cabe preguntarse hasta adónde aguanta la actividad y, por ende, la economía. Es difícil no ver un escenario de mucha conflictividad.
J.T.: Insisto con algo. Me parece que se podría mantener el escenario actual hasta las elecciones y hasta el cambio de gobierno en tanto y en cuanto no haya una devaluación. A pesar de que tenés un nivel de nominalidad alto y esta corrida del tipo de cambio paralelo, mientras el gobierno pueda sostener el cambio oficial, estamos en niveles manejables. Si no, vas a un descalabro que puede llevar a un nivel de conflictividad que sea mucho más difícil de manejar. Me parece interesante remarcar que a nadie le sirve, hoy, que el gobierno termine en una devaluación. Algunos dicen que la oposición aprieta al gobierno para que devalúe y le haga el trabajo sucio. La verdad es que una devaluación, hoy, con este clima, inestabilidad política y tanta falta de control, es muy probable que gran parte de esa devaluación se traslade a los precios. Hacer el trabajo sucio significa devaluar sin que eso impacte de lleno en la inflación, una devaluación ahora le arrastraría un problema más grave, difícil de gestionar, al gobierno que arranque en diciembre.
“Estamos lejos de una hiperinflación, pero puede espiralizarse y ser de niveles muy elevados”.
APU: ¿Hay una posibilidad cierta de que el Fondo Monetario, en un año electoral, pudiera desembolsar los 10 mil millones que faltan del acuerdo o parte de ellos, como para calmar un poco la crisis?
J.T.: Eso implicaría una modificación del acuerdo y, seguramente, debería pasar por el Congreso, que hoy está bastante paralizado, con las fuerzas opositoras con mucho poder de veto. Lo veo muy difícil salvo que se logre algún tipo de consenso entre gobierno y oposición para que la transición sea ordenada. Aunque circuló esa versión, el acuerdo no está caído. Cuando el gobierno incurre en este tipo de acciones que van en contra de lo pactado, lo que se va a pedir, a lo sumo, es un waiver, una especie de perdón, pero el acuerdo sigue vigente. Lo que pasa es que ahora se va a renegociar en función de la sequía y otras cuestiones, y eso debería volver a pasar por el Congreso. Me parece que el acuerdo va a seguir, a lo sumo van a modificar las metas.
APU: Con la foto de hoy, es esperable una victoria electoral de la oposición ¿Qué programa creés que va a seguir? Se habla de una dolarización sin que se sepa muy bien a qué se refiere…
J.T.: Por lo que cada uno de los candidatos manifiesta en los medios, tenemos un abanico. Un Larreta que podemos calificar como el más moderado. De todas maneras, los tres candidatos, él, Bullrich, Milei, plantean un escenario de shock, de hacer las reformas muy rápido. Con un diagnóstico en Cambiemos de que las reformas no la hicieron lo suficientemente rápido y que ahí residió parte de la derrota electoral. En los 3, la variable es qué va a pasar con el dólar. Larreta, tal vez, apunte a una unificación del cambio más gradual; Bullrich, en cambio, de una vez. Y Milei, directamente, habla de dolarizar. Me parece que tanto la dolarización como la unificación de un saque, serán un grave error porque, justamente, implicarían un impacto en la economía muy grande que no sé si serán capaz de digerirlo, en términos sociales. Bullrich dice que los precios están ajustados al dólar blue y que por eso no van a generar impacto. El mismo error se cometió en el 2015. Una unificación cambiaria implicaría una devaluación del 100%, no tengo dudas de que pegaría un salto en la inflación.
APU: ¿De qué se habla cuando se dice hay que dolarizar la economía?
J.T.: Básicamente es agarrar todos los pesos que están en circulación y cambiarlos por dólares. El dólar pasa a ser tu moneda de circulación. Algunos te dicen que solamente vas a reemplazar los billetes, otros que tenés que reemplazar los billetes y todos los depósitos, plazos fijos, cuentas corrientes, cajas de ahorros. Ninguno te dice que el tipo de cambio, mínimo, se iría a $800. Porque no tenés dólares, y como tenés muchos pesos, la cuenta te da que necesitás un dólar altísimo para poder hacer ese reemplazo. Es una propuesta sumamente inviable, hoy y siempre. Hay que decir que el fracaso de las distintas gestiones en los últimos 10 años para controlar la inflación es lo que abre la puerta a este tipo de políticas bastante extravagantes.
APU: ¿Qué pensás del fenómeno Milei, en términos económicos?
J.T.: Es un fenómeno político, en términos de gente que está buscando una opción alternativa a lo que es la política tradicional, que es la que está mostrando que no tiene las herramientas para dar soluciones a la economía y es algo que está presente en todo el mundo, con un discurso antipolítica. Hay algunas encuestas que muestran que, sobre todo los jóvenes, lo ven como un especialistas en términos de política económica y que, por eso, sería la persona adecuada para sacarnos de este lío. Me parece que las ideas que plantea son extremas y difíciles de aplicar. Aún ganando, sería difícil que aplique políticas tan extremistas porque, además, un Congreso que va a estar dividido en 3 partes prácticamente iguales, difícilmente pueda avalar semejantes modificaciones.