Manuel González Gil: "Descubrimos que el debate entre Rucci y Tosco es un documento que está vivo"
"El debate" es una obra de teatro dirigida por Manuel González Gil y protagonizada por Pepe Monje y Gabriel Rovito, que gira en torno a un debate real (televisivo), que ocurrió el 13 de febrero de 1973, en un canal de aire (Telefé) y en horario central. Lo que importa son los protagonistas y la discusión: el sindicalista peronista Ignacio Rucci intercambió ideas con el gremialista de izquierda Agustín Tosco, en un encuentro entre dos tradiciones sindicales y de lucha obrera en Argentina (APU transcribió ese debate que ahora se puede leer).
La obra permite volver a discusiones - no tan visibles - de los siempre citados 70 y también interpela sobre la actualidad (la obra se estrenó en la sede de la UOM Capital), lo que en un punto es lógico porque los trabajadores siguen pensando en cómo transformar su realidad, material y política. "Es un debate insoslayable para pensar el pasado, el presente y el futuro del movimiento obrero argentino", explicó el director Manuel González Gil en diálogo con APU.
APU: ¿Por qué una obra de teatro sobre un debate que ocurrió hace 50 años? ¿Qué te interesó?
Manuel González Gil: Descubrí este debate en la década de los 90. O sea, casi 20 años después de que se produjo. Estaba dando clases de teatro en la ciudad de Córdoba y un alumno se dejó olvidado el libro del debate, editado por la Universidad de Humanidades de la Provincia. Lo tomé para devolvérselo al día siguiente y me lo llevé al hotel y lo leí esa misma noche. La primera impresión que tuve fue la misma que me causó al volver a leerlo ahora para empezar a escribir la obra. Los dos se enfrentaron esa noche, en el viejo canal once para debatir ideologías. Los dos se enfrentaron para dialogar, para escucharse, para preguntarse y para responderse. Los dos se interpelaron y se respetaron. Los dos: José Ignacio Rucci y Agustín Tosco, esa mágica noche, nos dejaron este mítico debate, que 20 años después era editado por universidades y se convertía en un documento único e insoslayable para pensar el pasado, el presente y el futuro del movimiento obrero argentino.
Inmediatamente pensé que si lo subía a un escenario y lo convertía en una obra teatral, tal vez podía construir en ese mismo escenario, un espejo en donde se reflejaran las dos almas de una argentina que aún hoy, sigue debatiéndose entre el pasado y el futuro, y que este hecho teatral podía convertirse en un sabio y necesario ejercicio de reflexión.
APU: El debate es entre dos tradiciones obreras muy importantes, como la peronista y la izquierda clasista, que se dio en una canal de televisión en horario central. Algo impensado totalmente hoy. ¿Qué podés decirnos de ese contexto?
MGG: Cuando semanas antes del debate la producción se planteó la idea de juntarlos, lo primero que todo el mundo pensó era que iba a ser imposible y lo segundo, que de concretarse, se estaba provocando a una batalla campal. Es más, todos los que encendieron la televisión, ese martes de 1973, pensaron que iban a presenciar una tremenda pelea, con gritos y agresiones desmesuradas y en cambio se encontraron con dos personas que dialogaron tranquilamente sin rozar siquiera la magnitud del escándalo que todos esperaban que ocurriera. Tal como expresa la pregunta, el debate fue un hecho periodístico y político absolutamente impensado para el hoy que nos toca vivir y no deja de ser otro espejo que construido en el escenario nos refleja y nos proyecta. Otro ejercicio de reflexión que nos propone la obra teatral: “El debate”.
APU: ¿Cuál fidedigno fueron al debate original?
MGG: Absolutamente fidedigno. No puse en boca de Rucci ni de Tosco, nada que no hayan dicho esa noche. Y las preguntas de los periodistas, también fueron absolutamente respetadas. En algunas oportunidades busqué conceptos que los dos habían vertido en discursos o en algún que otro reportaje, para poder clarificar lo que estaban diciendo y expresando esa noche. Pero todo lo que dijeron fue expresado por ellos
APU: Entiendo que la obra se presentó en sedes sindicales. ¿Cómo es esa recepción?
MGG: La obra traspasa al mundo sindical. Pero debo confesar que los primeros sorprendidos fuimos nosotros mismos. Cuando estrenamos la obra en el Auditorio Augusto Timoteo Vandor, respaldados por los dirigentes de la UOM Capital, nos preparamos para una corta temporada de no más de diez funciones para representar en dicho Auditorio. Dimos por sentado que el interés que la obra iba a despertar, estaba circunscripto a un círculo rojo representado por los afiliados de la Unión Obrera Metalúrgica y obviamente que al comienzo de las representaciones los afiliados de la UOM colmaron el auditorio. Pero al mes del estreno empezamos a comprobar que el público que se acercaba a comprar entradas era absolutamente heterogéneo. Estudiantes, jubilados, muchos integrantes de la comunidad artística, periodistas, vecinos del barrio, público en general.
Descubrimos que “El debate” era un documento que aún estaba vivo y que no se limitaba a recordar, sino que provocaba y evocaba al público asistente, invitándolo a reflexionar sobre las cicatrices que aún perduran en nuestro amado país y empezó a trascender el interés del círculo acotado que pensamos previamente. Descubrimos que “El debate” era una experiencia teatral que te invitaba a sumergirte en el tiempo y a conmoverte al escuchar por primera vez esos antiguos discursos, y que provocan al escucharlos hoy, un eco tan contundente, que los hacía resonar implacablemente en nuestra realidad actual.
APU: ¿Qué te dicen dirigentes o militantes gremiales cuando la ven?
MGG: Obviamente que estamos hablando del público más exigente. Ya que en muchos casos estos dirigentes de hoy, fueron compañeros tanto de Rucci, como de Tosco. Convivieron con ellos. Y lo que más satisfacción nos produjo es que los volvieron a reconocer en el escenario. Se reencontraron con ellos al ver la obra. Nos acompañaron durante casi todas las representaciones que hicimos y comprobaron, juntos con nosotros, que al tercer mes la obra seguía a sala llena y que ante nuestro asombro y el de ellos, “El debate” se había convertido en un éxito teatral impensado. Y a fin de año, para coronar el sueño, la Legislatura porteña nos sorprendió gratamente, declarando a la obra de interés cultural para la Nación. Sabiendo que son contadas las obras que naciendo en un circuito teatral alternativo logran llegar a la calle Corrientes, hablé personalmente con el productor teatral Carlos Rotemberg, con quien me une una entrañable relación de afecto, respeto y trabajo desde hace años, y su respuesta fue inmediata: “Lo hacemos Manuel”. Desde el 12 de marzo “El debate” está en calle Corrientes y los dirigentes volvieron a acompañarnos en el estreno. Los primeros actores Pepe Monje y Gabriel Rovito, todas las noches le vuelven a dar vida a Rucci y a Tosco. Y Miguel Core y Sebastián Dartayete representarán a Gerardo Sofovich y a Jorge Conti y los dos cámaras que grabaron el programa, interpretados por Enrique Dumont Y Joselo Bella logran todas las noches, sumergirnos en la historia de este mítico debate, que no es solamente una obra teatral, sino un espejo en donde podemos reflejarnos.
APU: Como decías, es un debate que sigue interpelando a pesar del paso del tiempo.
MGG: Me gustaría agregar sobre este punto que antes del estreno en calle Corrientes, vino a vernos a un ensayo en mi estudio, mi entrañable amigo, el actor, dramaturgo y director Miguel Ángel Solá. Un inmenso hombre de teatro y un ejemplo para actores y artistas de nuestro tiempo. Cuando llegó a su casa, después de compartir con nosotros esa jornada de trabajo, publicó en las redes el siguiente comentario que me atrevo a compartir: “Si Rucci y Tosco, vivieron y murieron tal como la mayoría de sus representados, sin propiedades, pobres y además perseguidos y condenados a muerte por la sinrazón armada, significa que existe otra historia: “La que se nos oculta para que no cunda el ejemplo y el debate no exista”. Hoy, el teatro vuelve su condición del “Tábano” que fue hace tiempo y nos trae “El debate”. Su autor y director Manuel González Gil pone la lupa en uno de los programas de más alta audiencia de la televisión argentina. Nada importaba más que encontrar una solución al dilema de cómo vivir. No había grito de gol ni prohibidor que se animara a callar las consciencias. Década del setenta. José Ignacio Rucci y Agustín Tosco nos hablan desde el recuerdo, del ser o no ser del trabajador. Por razones de trabajo sólo pude verlos en un ensayo y me llenaron de amor por esta profesión, dejándome los pelos de punta y un nudo en la garganta. Apta para la mentalidad del espectador teatral orgulloso de serlo.”
"Los dos: José Ignacio Rucci y Agustín Tosco, esa mágica noche, nos dejaron este mítico debate, que 20 años después era editado por universidades y se convertía en un documento único e insoslayable para pensar el pasado, el presente y el futuro del movimiento obrero argentino"
