La dinámica del sistema tributario como reflejo del programa económico de Cambiemos
Por Alex Kodric*
El pensamiento neoliberal tiende a fragmentar las distintas dimensiones de una economía estableciendo metas, objetivos y políticas para cada uno de lo distintos mercados o sectores muchas veces sin tomar en cuenta que los mismos se encuentran vinculados y/o articulados entre sí.
En estructuras económicas heterogéneas y de carácter mixto como es el caso de Argentina es imposible, por ejemplo, pensar una retracción en el gasto estatal sin una consecuente caída del consumo total y con él, caída de la actividad económica y de la recaudación tributaria. Como resultado final el perro muerde su propia cola: una decisión de reducción del gasto –en principio una medida de política económica con fines de reducción del déficit fiscal- genera también una caída en los ingresos percibidos, con recesión económica y pérdida de puestos de trabajo que no olvidemos también representan, vía aportes, una importante fuente de ingresos para el Estado.
Si al anterior esquema, le sumamos un régimen de apertura de la economía y sustitución de producción interna por importaciones tenemos la explicación no sólo de los grandes números del desempeño fiscal actual sino también, a través de él, un perfil del programa económico que el gobierno de Cambiemos pretende para la economía argentina.
La recaudación tributaria, en términos reales, sistemáticamente se ha contraído a lo largo del año. El acumulado de estos diez meses hasta octubre muestra una reducción del 6,4% respecto al mismo periodo del año anterior. Esta contracción se explica principalmente por las caídas del IVA Neto (1,5%), Ganancias (16,5%), Aportes y Contribuciones (2,5%) y Derechos de Exportación (32%). El único tributo que presentó una dinámica expansiva en términos reales fue el de Derechos de Importación (20%), vinculado al crecimiento de dicho rubro y, dentro del mismo, a una sustitución de bienes de capital por bienes de consumo.
En términos macroeconómicos esta situación se explica por la recesión económica ocasionada principalmente a través de la contracción del gasto (obra pública) y la devaluación de la moneda conjuntamente con el incremento de tarifas de los servicios públicos que configuraron una sensible caída del salario real y, por lo tanto, pérdida del poder de compra de la mayoría de la población. A su vez, como ya hemos mencionado, la caída del rubro Aportes y Contribuciones está vinculado al empeoramiento de las condiciones del mercado laboral vía incremento del desempleo.
Para finalizar con la caracterización del programa económico de Cambiemos a la luz de la dinámica de la estructura tributaria, nos resta analizar el frente externo. De una parte, la caída de los ingresos vía Derechos de Exportación se vincula justamente a la política del gobierno de reducción de las retenciones a dichos bienes transables. El supuesto que subyacía en su aplicación era que dicho impuesto “desalentaba” la producción del sector y, por lo tanto generaba una pérdida de oportunidades de “insertarnos” en el mundo con aquellos bienes que somos competitivos. Este supuesto parece no convalidarse al comparar la evolución de las cantidades exportadas los primeros tres trimestres del 2016, respecto al mismo periodo del año 2015. En efecto, las cantidades producidas se encuentran en niveles similares, pero con la consecuente transferencia de ingresos hacia dicho sector.
La dinámica de las importaciones, por el contrario, registra al mismo tiempo que un alza un efecto sustitución de los rubros de bienes de capital hacia los bienes de consumo, lo cual como hemos visto refuerza la tendencia del estancamiento de la actividad interna.
En resumen, al margen de la cuantía final de recursos que puedan ingresar al fisco vía el “blanqueo de capitales” impulsado por el gobierno, los cuales necesariamente representan ingresos de carácter extraordinario, en la propia dinámica de la estructura tributaria puede avizorarse el programa económico de Cambiemos: un accionar regresivo del Estado, que transfiere ingresos hacia los sectores más concentrados de la economía (no olvidar también la reducción de la alícuota de bienes personales), promueve liberalización del comercio exterior y reza por un “veranito” financiado a través del ya conocido festival de bonos.
* Economista, investigador del Centro Cultural de la Cooperación