Nuevas retenciones: un impuesto con olor a gato encerrado
Por Manuel Izraelson
La vuelta de las “retenciones” despertó variadas reacciones en una sociedad que, cada día que pasa, pierde definitivamente cualquier esperanza sobre un posible progreso económico y social. Con el nuevo impuesto que se aplica a los sectores exportadores, los ingresos del Estado derivados de los mismos aumentarán aproximadamente un diez por ciento en moneda local. Pero el problema del macrismo no radica netamente en la cantidad de pesos que recauda, sino en la cantidad de dólares que necesita. Y en este sentido, la nueva medida anunciada por el sobreviviente ministro Dujovne, tiene como variable independiente el valor del dólar. ¿Qué significa ésto? Que por cada dólar que venda el sector exportador, el Estado recibirá cuatro o tres pesos de los sectores primarios y secundarios respectivamente. Esto significa que si el dólar se sigue devaluando, la cantidad de pesos que ingresen a las arcas del Estado tendrán menos valor frente a la moneda extranjera.
En términos cuantificables, el sector sojero pasará a tributar un 28% frente a un 25,5% que tributaba antes del anuncio de las nuevas medidas, impulsadas por un gobierno más desesperado por achicar el gasto público que por aumentar la recaudación. A simple vista, el sector agroexportador pareciera tener más voluntad para colaborar que los capitales “golondrina” amigos de Toto Caputo. Pero el impuesto esconde (no tanto) gato encerrado. Al tener como variable independiente el valor del dólar frente a una variable dependiente (el valor del peso), si el valor de la divisa llega, por ejemplo, a 44$, el nuevo impuesto agravado será lo mismo que nada. Aún no hubo especificaciones si la medida está sujeta a cambios en relación a la inflación y a posibles nuevas y más devaluaciones.
Cabe destacar que la última devaluación, sumada a las restantes que sacudieron el poder adquisitivo de los argentinos desde enero del 2016, significaron un aumento de ganancias millonarias para el sector exportador. Hagamos algunas cuentas: según el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Cereales (Ciara-CEC), en agosto pasado, los exportadores de granos y subproductos liquidaron divisas por 1.600 millones de dólares, cifra que en pesos nos da el resultado de 64.000 millones de pesos. Si durante el mismo mes del año pasado, el sector hubiese liquidado la misma cantidad de divisas, sus ganancias en pesos (en relación a un valor de dólar a 15$) hubiesen sido de 24.000 millones de pesos. Básicamente, en un año el sector agroexportador casi triplicó sus ganancias en pesos, y sin contar el incremento en las ganancias a raíz de la devaluación de los primeros meses del gobierno de Mauricio Macri, donde el dólar a 9.60$ pasó a 15$.
¿Será por eso que los distintos sectores del agro, a pesar de quejas generalizadas, no salieron a cortar rutas? Quizás por eso el presidente de Carbap, Matías Velazco, manifestó que “los aranceles son malos siempre, de eso no hay duda, pero reconocemos el estado de crisis de la Argentina”, y agregó: “Como siempre, en aras de salir de la situación el campo pone el hombro”. Un acto heroico y solidario que poco tiene que ver con la actitud histórica del sector agroexportador frente a las políticas tributarias. Pero Velazco no se olvidó del esfuerzo colectivo que necesita realizar el país, según Macri, y recalcó que “queremos que el Estado se comprometa a hacer el ajuste tanto nacional, provincial y municipal”. Por su parte, la Sociedad Rural Argentina (SRA), manifestó que “el Presidente nos convoca a todos los argentinos a trabajar juntos para sacar al país de la crisis”, y el comunicado también subrayó que “el campo continuará una vez más colaborando con toda iniciativa que apunte a proyectar nuestra Nación definitivamente en el sendero del desarrollo”. Un patriotismo de no creer.
Otra connotación tuvo la declaración de Omar Príncipe, dirigente de la Federación Agraria Argentina (FAA): “La suba de las retenciones no es una buena noticia porque afecta a los pequeños y medianos productores”, y agregó que “pareciera que es para pagar los intereses al Fondo Monetario Internacional (FMI)”. Al representante de pequeños y medianos productores no le hace mucha gracia pagar más impuestos para sostener la timba financiera del macrismo. Y por otro lado, la suba de impuestos impactará de lleno a los pequeños y medianos productores, no así, a los grandes grupos agroexportadores con la espalda suficiente para acopiar materia del sector primario y especular con una nueva devaluación. Vale aclarar que entre el jueves y viernes pasado, antes del anuncio de las nuevas medidas, los grupos Cagril, AGD, Bunge y ADM declararon el total del valor de sus ventas, momentos previos a que el Gobierno cierre el registro de ventas al exterior. Por ahora, nadie del Gobierno manifestó si la medida aplicará sobre dicho registro.