Nuevo récord: el déficit comercial de 2017 fue el más alto de la historia argentina
La balanza comercial de 2017 terminó con un déficit de 8.471 millones de dólares, lo que implica un marcado deterioro frente al superávit de U$S 1.969 millones del 2016, marcando un nuevo récord histórico.
Según informó el Indec, en doce meses las importaciones alcanzaron los 66.899 millones, con una suba del 19,7 por ciento frente a 2016. En cambio, las exportaciones terminaron 0,9 por ciento por encima del año previo, con un total de 58.428 millones de dólares, a 25 mil millones de dólares del record de 2011 (84.269 millones).
Las compras al exterior fueron motivadas por el proceso de apertura comercial que se expresa en la fuerte suba en el ingreso de bienes de consumo y autos, junto a los bienes de capital en sectores como el automotor, maquinaria agrícola y vial y teléfonos celulares.
El bache en materia de comercio exterior junto a la fuga de capitales pone en juego la sustentabilidad del esquema macroeconómico, que por ahora sólo encuentra amparo en la emisión de deuda externa y el ingreso de capitales especulativos para aprovechar la bicicleta financiera.
Cabe destacar que los proyectos del Gobierno en materia de comercio exterior, en donde se destaca el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea, tienden a empeorar la posición comercial del país porque estimulan mucho más las importaciones que las exportaciones.
Según un estudio realizado por el Observatorio de Empleo, Producción y Comercio Exterior que depende de la Umet, el tratado de libre comercio que firmará Macri "implica una inserción internacional basada en la exportación de recursos naturales e importación de bienes manufacturados de alto valor agregado", lo que impactará negativamente en la industria nacional.
El observatorio advierte que el impacto laboral del proceso de desregulación y reducción de aranceles previstos en el tratado afectará directamente a los sectores de metalmecánica, calzado, textil, marroquinería, muebles, autopartes, química y automotores. Según la Umet, la rebaja que seguirá a la implementación plena de un acuerdo traerá copmo consecuencia la pérdida de 186.000 puestos de trabajo.
El principal factor, es que el aumento de las importaciones directamente a la Argentina desplazará a producción local, principalmente por la rebaja en los aranceles. Además, Argentina bajará su nivel de exportaciones al resto de los integrantes del Mercosur, principalmente Brasil, por el abaratamiento de los productos europeos en sus mercados.
"Una apertura irrestricta que no permita desarrollar las capacidades productivas industriales y tecnológicas acumuladas por los principales países del bloque (Brasil y Argentina) reforzaría la presión hacia la primarización de la estructura productiva local”, apunta el documento del ODEP. En ese sentido, el informe detalla que “esto implica una inserción internacional basada en la exportación de recursos naturales e importación de bienes manufacturados de alto valor agregado, lo que limita las posibilidades de desarrollar los sectores que generan empleo bien renumerado y de calidad”.
De los 186 mil puestos que peligran, 133.000 son empleos registrados y 53.000 son posiciones no registradas. Los principales sectores afectados en términos absolutos serían la metalmecánica con 48.000 puestos de trabajo asalariados, las actividades consideradas “sensibles” (como calzado, textil, marroquinería, muebles) donde se perderían 47.000 empleos, autopartes con una merma de 32.500 posiciones, química donde el retroceso llegaría a 19.000 y el sector automotor con 9500 trabajadores menos.
“Estos sectores con larga tradición en el país, que suelen estar asociados a empleos de mayor calificación se verían fuertemente desmembrados ante una apertura total frente a la UE”, advierten en el informe los investigadores del ODEP y agregan: "La liberalización del comercio tendría un claro impacto negativo en las potencialidades de estos sectores de escalar en la cadena de valor y generar empleos de mayor calidad fronteras adentro”.