¿Qué son los subsidios económicos y cuánto representan del gasto público?
Por Enrique de la Calle
AGENCIA PACO URONDO dialogó con el economista Marco Kofman sobre gasto público y sobre la incidencia de un ítem poco explorado por la narrativa periodística hegemónica sobre el "déficit fiscal": los subsidios económicos.
AGENCIA PACO URONDO: Se habla mucho del déficit fiscal, pero se habla poco de los "subsidios económicos", uno de los elementos del gasto del Estado. ¿Qué son y para qué se otorgan?
Marco Kofman: Efectivamente, el término “déficit fiscal” se difundió de manera amplia y está valorizado como algo negativo, como algo malo, por muchísimos sectores de la sociedad, no solo por economistas o personas especializadas, sino que es una visión que tiene un arraigo popular muy importante. Lo más llamativo de esta visión es que, al mismo tiempo que ataca a uno de los componentes del déficit, que es el gasto, es decir el supuestamente alto gasto del Estado, también ataca al otro, que es el componente de recaudación, difundiendo la idea de que el Estado te saca la plata de los bolsillos cobrándote los impuestos. En realidad, para esta visión lo importante no es el déficit fiscal, porque si así fuera, el déficit fiscal se podría solucionar aumentando también los impuestos a algunos sectores de la sociedad o algunos sectores económicos, sino que lo importante es el tamaño en sí del Estado. Lo que pretenden los sectores que difunden esta visión es un Estado que recaude y que gaste poco, por lo tanto, un Estado chico. Básicamente, un Estado chico no puede intervenir en la economía y no puede alterar los esquemas vigentes de distribución de riquezas y de ingresos de una sociedad.
APU: Un Estado con menor capacidad de intervención.
MK: Lo que está en debate aquí es que tanto la recaudación –cuánto y cómo recauda el Estado, así como de quien obtiene sus ingresos– como el gasto de Estado –cuánto, cómo y en qué gasta el Estado– es lo que permite definir las prioridades de un modelo económico y alterar ese esquema vigente de distribución de una sociedad. Dentro de ese esquema económico, al observar la parte del gasto nos vamos a encontrar con los subsidios económicos, que son una de las herramientas que tiene el Estado, en primer lugar, para intervenir en el proceso económico.
En Argentina, casi exclusivamente, los subsidios económicos están asociados a la prestación de un conjunto de servicios que en su momento supo prestar el mismo Estado y que ahora lo prestan empresas privadas. Básicamente, me refiero a la provisión de energía y al transporte de pasajeros, actividades que, por lo general, tienen precios regulados, acordados o negociados, es decir, tarifas aprobadas. Es decir, son precios que están intervenidos y lo que hace el Estado con los subsidios es cubrir parte de ese precio acordado para aliviar la carga que tendrían que pagar los usuarios de servicios. Entonces, podríamos decir que los subsidios energéticos se utilizan para cubrir una parte de los costos de las empresas para que puedan ofrecer sus servicios a un precio menor. Por supuesto, en ese proceso puede pasar que haya errores, comisiones, mala fe, oportunismo, corrupción por parte de los funcionarios como de los empresarios. Puede pasar, también, que parte de esos subsidios terminen beneficiando de forma extraordinaria o exagerada a las empresas y no conteniendo los precios y tarifas que pagan los usuarios.
APU: Sobre el gasto del Estado, ¿cuánto representan esos subsidios económicos?
M. K.: Para tener una idea de la estructura de gastos, el principal del Estado argentino es el sistema de jubilaciones y pensiones, el cual representa aproximadamente un tercio del total del gasto del Estado. Durante el 2020, una parte importante del gasto también tuvo que ver con un conjunto de planes sociales asociados a la pandemia causada por el Coronavirus, que representó casi el 15% del total del gasto del Estado. Luego, aparecen los subsidios económicos o gastos en personal, con una participación del 8% más o menos. O sea, de cada cien pesos, 8 pesos están asociados a los subsidios económicos, que es la misma proporción que se gasta en personal.
Si uno mira para atrás, esto cambia porque las estrategias dependen de cada gobierno. Por ejemplo, en 2019 los subsidios económicos, en vez de un 8%, representaban solo un 5 o 6% del gasto del Estado. Lo que sí cambió entre 2019 y 2020, si se quiere pensar en prioridades de gastos, es la participación de los intereses de la deuda, ya que en 2019 el 20% del presupuesto se destinó a pagar deuda externa y eso bajó a la mitad en el año 2020.
APU: ¿Las empresas tienen que hacer alguna contraprestación sobre el subsidio recibido? ¿El Estado da y pide algo a cambio?
M. K.: El 75% de los subsidios económicos se destinan a atender el tema energía y el 25% restante prácticamente se destina al transporte. En el caso del transporte, las empresas que prestan el servicio de pasajeros son las que perciben el ingreso del subsidio, que está asociado al pago de combustible y a la mano de obra.
En el caso de la energía, la mayor parte destinada a este sector tiene que ver con la provisión de energía eléctrica. Ese dinero va a la empresa Cammesa, la administradora del mercado mayorista eléctrico, que es la que les paga a las empresas que generan energía y les cobra a las que la distribuyen. Es decir, es la que administra el mercado, y es la que recibe los subsidios y lo hace para cobrarle menos a las distribuidoras. En otras palabras, paga la energía más cara y la vende más barata. Algo similar pasa con una empresa estatal que se llama IEASA, que se encarga de la importación de gas. Esta también importa el gas a un precio, pero después lo vende al mercado interno a un precio menor, y también recibe un subsidio para cubrir ese costo. Por último, hay un porcentaje menor de los subsidios asociados a la energía, que se relaciona con el estímulo a la explotación de gas no convencional, cuyo dinero lo reciben directamente las empresas que se dedican a esto.
APU: Además hay subsidios para incentivar actividades, ¿no?
M. K.: También existen algunos subsidios económicos qué tienen que ver con el estímulo de alguna actividad estratégica que el Estado considera que se debe desarrollar, por ejemplo, la explotación de hidrocarburos. Cuando en 2011/ 2012 se hizo evidente la crisis energética heredada de la privatización de YPF, realizada a mediados de los 90, el Estado comenzó a subsidiar la actividad para que, a cambio, las empresas aumenten sus niveles productivos. Lo que se hacía básicamente era premiar con subsidios a las empresas que aumentaban su capacidad de extracción de gas. Esta es, más o menos, la lógica del subsidio económico cuando se pretende estimular una actividad.