Vicentín: del desfalco a la expropiación
Por Juan Pablo Costa*
La empresa Vicentín fue una de las grandes privilegiadas durante el gobierno de la Alianza Cambiemos. Como todas las agroexportadoras, vieron sus ganancias multiplicarse mediante las diversas corridas cambiarias seguidas por devaluaciones que llevaron al tipo de cambio, en los cuatro años de Macri, de 9 a 60 pesos. Pero la vinculación de Vicentín con el macrismo no queda allí, la compañía fue la principal aportante al partido Pro, por casi 30 millones de pesos. Tamaña generosidad fue recompensada. El Banco Nación otorgó créditos a Vicentín por casi 20.000 millones de pesos, una cifra sideral para un solo cliente, dada la estructura de la cartera de préstamos del banco. Lo insólito es que Vicentín ya debía cerca de 10.000 millones de pesos en agosto de 2019, cuando se realizaron las PASO y el entonces oficialismo recibió el cimbronazo de quedar más de 15 puntos debajo del Frente de Todos. En ese momento dejó de pagar sus compromisos y, aún así, volvió a recibir préstamos por 8 mil millones de pesos, incluso hasta pocos días antes de la finalización del mandato del entonces presidente Macri.
El desmanejo, por decirlo suavemente, salió a la luz pública ya que la empresa entró en concurso de acreedores. Nadie se explica bien cómo hizo una compañía beneficiada por el modelo macroeconómico y bendecida por los créditos generosos del entonces oficialismo para quedar al borde de la quiebra, dejando un tendal de 2638 acreedores por un total de 100 mil millones de pesos, entre ellos productoras, acopiadoras, cientas de pequeñas empresas proveedoras de servicios y la banca pública (Banco Nación, Banco Provincia y BICE). La quiebra de Vicentín afecta a todo el entramado productivo de la región central del país. Así comienza a entenderse la posición del gobierno de Alberto Fernández de intervenir la empresa, expropiarla y, de alguna forma, garantizar que continúe en funcionamiento. Esa decisión, de tomar el control de la empresa y absorberla mediante YPF Agro, es una decisión trascendental del gobierno. Veamos por qué.
El primer punto es que, con el concurso de acreedores y la quiebra de la empresa, existía la posibilidad cierta de una transnacionalización de la compañía. Algunos de los interesados que pujaban por quedarse con la compañía eran los fondos CarVal (con vínculos con Cargill), asociado al grupo Manzano; y el grupo multinacional Glencore. La transnacionalización del grupo Vicentín amenazaba con convertirse en un problema de índole estratégica para la Argentina, ya que concentraría aún más el mercado exportador de granos, que no es otra cosa que la vía de entrada de las divisas, el gran cuello de botella de la estructura productiva argentina. El control estatal de la compañía puede convertirse en un aliado estratégico del desarrollo argentino, al darle al Estado mayor capacidad de resistir el chantaje de retener la cosecha o de no liquidar las divisas. Además, Vicentín puede convertirse en una empresa testigo para afinar el conocimiento sobre las oscuras maniobras que realizan los grandes grupos, como la sub facturación de exportaciones y la sobre facturación de importaciones; o la maniobra de los llamados precios de transferencia, maniobras ilícitas que le cuestan a la Argentina miles de millones de dólares anuales.
Otro de los beneficios que puede traer la expropiación de Vicentín es que puede potenciar la sociedad que actualmente existe entre YPF Agro y Conicet, que creó la firma Y-Tec destinada a aportar desarrollos científicos y tecnológicos en distintos sectores productivos. El control público de Vicentín puede ser una oportunidad de desarrollar una política seria de incorporación de valor y tecnología a los procesos productivos, generando nuevos encadenamientos y clusters productivos de alta tecnología, para no vivir condenados a exportar porotos de soja.
Si en los últimos años Vicentín fue un ejemplo de manejos oscuros y corrupción, hoy el gobierno de Alberto Fernández moviliza las capacidades estatales para solucionar el desastre dejado por los directivos de Vicentín en complicidad con funcionarios del anterior gobierno. Defiende una fuente de divisas clave para el país, e impulsa una asociación estratégica de la firma con YPF. La intervención y expropiación de Vicentín es una excelente noticia para el país y para sus mayorías populares, porque defiende un camino de innovación tecnológica y desarrollo nacional.
*Sociólogo UBA. Maestrando en Sociología Económica (IDAES-UNSAM). Docente universitario e investigador del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Twitter: @juanpcosta82.