Cuellos blancos: Vicentin como ejemplo de nuestra historia reciente y el capitalismo actual

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Cuellos blancos: Vicentin como ejemplo de nuestra historia reciente y el capitalismo actual

18 Octubre 2024

El 23 de octubre se estrena en el Centro Cultural de la Cooperación (CCC) Floreal Gorini Cuellos blancos: el caso Vicentin, documental de Andrés Cedrón, conocido por dirigir La Caracas. La obra, filmada durante dos años en distintas ciudades, busca interpelar a la audiencia con la trama de delitos financieros que rodean a la cerealera, que declaró la quiebra en 2019, con complicidad del poder político, económico y judicial. En diálogo con AGENCIA PACO URONDO, Cedrón describe sus expectativas: “Espero que genere interés sobre cómo se saquea una vez más nuestras riquezas”.

Cuellos blancos inicia detallando la crisis financiera, entendida como proceso deliberado a partir de manejos fraudulentos, evasión fiscal y fuga de divisas. En particular, se expone la manipulación de precios de transferencia y el uso de filiales fantasmas, en países como Panamá, Paraguay y Uruguay, para triangular operaciones. En ese camino, se muestran por primera vez los puertos privados del complejo oleaginoso santafesino, que concentran la mitad de las exportaciones del país. El punto más sólido es el repaso histórico de la familia y la empresa, de la cesión de tierras estatales hasta las privatizaciones menemistas, pasando por la estatización de la deuda, e inclusión de la desaparición de obreros.  

Otro elemento relevante es la complicidad política, que se presenta transversal en el tiempo y al arco partidario. No sólo por las ya mencionadas, sino con los créditos que la gestión macrista en el Banco Nación le facilitó a Vicentin y, como contraparte, en el intento fallido de Alberto Fernández por intervenir y expropiar la cerealera, que derivó en rescate y en la perpetuidad de la impunidad -que Cedrón define como una oportunidad perdida en general, no sólo del peronismo-. El recorrido de la empresa es, muchas veces, paralelo a los ciclos políticos y económicos del país y, además, entrecruza distintos debates vinculados a la explotación laboral, el rol del sindicalismo y la soberanía alimentaria, entre otros.

Más allá del material de archivo y de medios de comunicación, complementado por animaciones e ilustraciones y sostenido por rigurosa investigación y entrevistas, la clave de Cuellos blancos es el punto de vista que permite volver concreto el caso. El cine documental permite atravesar al espectador de otra forma y se apunta al que apenas escuchó de Vicentin. Cedrón apela, en apenas cien minutos, a organizar y volver accesible una enorme cantidad de información, aristas y complejidades mediante -por ejemplo, la negativa del directorio a testimoniar-, para que se replique en pantalla el mismo recorrido que él emprendió hace y durante dos años. 

Cabe destacar, a su vez, el cuidado estético de la obra, marcado por la música que acompaña cambios de escenario. La fotografía va de la escasa presencia de los dueños, retratada por Télam, a panorámicas y aéreas de diversos paisajes y complejos fabriles, en la que la intención es evidenciar lo que no vemos en la vida cotidiana. Al igual que Tocando el viento, con Mark Herman escenificando las consecuencias de las minas inglesas que cerraban, la apuesta es la resonancia íntima en la audiencia, lo que también le agrega agilidad y profundidad.

Las continuidades con otros directores son evidentes. Andrés es sobrino de Jorge Cedrón, quien llevó Operación Masacre al cine. Además, retoma el legado de “Coco” Blaustein y “Pino” Solanas, con quienes trabajó y a quienes está dedicada la obra. En especial, ambas piezas de Tierra sublevada y Memorias del saqueo resuenan permanentemente. También puede mencionarse a Raymundo Gleyzer. Las influencias llegan hasta la sociología estadounidense, donde Edwin Sutherland da origen título, al referirse a banqueros que se habían adueñado de riquezas pero sin ser percibidos como tales, y rosarina, donde Juan Pegoraro lo vincula a las relaciones entre los distintos poderes que rigen la sociedad. 

Al fin y al cabo, el proceso concursal de Vicentin sigue sin resolverse, mientras avanzan y retroceden las causas penales. El año pasado la Cámara de Apelaciones de Reconquista ordenó suspender el salvataje, en contra de lo dictado inicialmente por el juez Fabián Lorenzini, lo que podría derivar en el aval al desguace provocado al aceptar la propuesta de pago de la empresa. Por eso Cedrón lo plantea como ejemplo de la historia reciente, marcada por el cambio de una matriz productiva a la especulación financiera y por la falta de responsabilidad y condena empresarial, tal como se describe en la obra de Jonathan Perel, estrenada en 2020. 

Tras su estreno en Rosario y Santa Fe, epicentro del caso, también pasó por La Rioja y Chacabuco. Tras diversas demoras administrativas, el documental se proyectará en la Sala Tuñón del CCC el miércoles 23 y repetirá el 30. A la espera de la fecha, Andrés Cedrón dialogó con APU.

Agencia Paco Urondo: Para empezar, ¿tuvo problemas para el circuito de circulación del documental dada la impronta de la obra?

Andrés Cedrón El documental tiene apoyo del INCAA a través de una audiencia media, lo cual implica un montón de requisitos más que un simple documental digital. Eso hizo demorar su programación y, además, se suma la situación actual del organismo que, debido a la disminución de su personal y reestructuración, provoca que hace varios meses esté intentando tener una fecha de estreno en esos espacios. Hasta no terminar esos trámites, tanto del apto técnico como la revisión, calificación y clasificación, no permitían tener una fecha. En este contexto es muy difícil para un documental político tener distribución en salas del país, por el estado del INCAA en general y por las dificultades económicas existentes.

Ese tiempo lo aprovechamos para hacer proyecciones especiales en distintas ciudades y universidades, tanto para favorecer a la difusión futura del estreno comercial como para generar debate en relación a lo que nos estaba pasando. Creemos que este documental permite una reacción histórica de cómo actúa el empresariado argentino y la extranjerización, que se viene profundizando en los últimos cuarenta años.

APU: ¿En qué sentido?

AC: Es muy importante tener ese pasado reciente, analizarlo en relación a nuestro presente y tener herramientas para pensar en un futuro distinto. Todas esas proyecciones y su estreno en la ciudad de Rosario y de Santa Fe, donde la gente se acercó masivamente para lo que es un documental, nos impulsa a esperar este estreno en los espacios INCAA que existen en las distintas provincias para poder profundizar esa mirada reflexiva sobre lo que pasó en torno a Vicentin, aportando un granito de arena para pensar una Argentina distinta con respecto a las riquezas que se generan en nuestro país y al comercio exterior de granos que se desarrolla en los distintos puertos privados de Santa Fe.

APU: ¿Cabe la posibilidad de que en el futuro esté en alguna plataforma?

AC: El documental tiene una calidad técnica, tanto en la composición de la imagen como de la música y el diseño de su sonido, que podría ser muy atractiva para distintos públicos. Ojalá pudiera tener acceso a una plataforma para su visualización. Entendemos que este tipo de documentales, que ponen en discusión o llaman al análisis de ciertos temas vinculados al capitalismo, o que son críticos del mismo, tienen su interés. Por ejemplo, en Estados Unidos, que los genera también y que ponen en relieve algunas contradicciones. En este caso, cómo una empresa tan grande que está en un sector tan rentable, como es el comercio exterior de granos, quedó a través de distintas actividades al borde de la quiebra.

Pensamos que a través de estos documentales conoces la historia reciente de Argentina, porque la empresa de Vicentin lleva noventa años y ha tenido distintos tipos de relaciones con los distintos gobiernos de turno democráticos y dictatoriales. Además, se ha producido un traslado desde una actividad más relacionada al sistema productivo a la especulación financiera en los últimos años. Creemos que son un montón de matices que podrían ser muy atractivos para distintos públicos.

APU: ¿Qué espera, al menos, de la recepción del documental?

AC: Espero que genere un interés de argentinos y argentinas que quieran entender cómo se saquea una vez más nuestras riquezas, cómo a través de distintos mecanismos no se pagan impuestos y se generan deudas en la banca pública y privada que no se pagan, y que también se defrauda a los productores agrarios. Además, analizamos cómo a parte de esa población no se los ve como culpables sino como víctimas.

Por eso llegamos al término “cuellos blancos”, que le dio título al documental, creado por Edwin Sutherland en 1930, luego del crack financiero, para denotar cómo el poder económico realiza actividades delictivas y la sociedad queda obnubilada por la imagen de éxito, fama o dinero en torno a los empresarios. No permite que vean que son delincuentes de cuello blanco. Espero, además de expresarme como cineasta, realizar una película en este contexto tan difícil del país y poder estrenarla, sumar un granito de arena para debatir temas muy vinculados a la soberanía y a una Argentina más justa.

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