Nueva convocatoria para el Premio Alfonsina Storni 2023
“Un premio es una maquinaria que se enciende”, dice Gabriela Borrelli Azara, y cuando se enciende se expande para iluminar todos los rincones.
Algo de esto ocurre con el Premio Alfonsina Storni del Centro Cultural Kirchner que abrió su convocatoria hasta el 14 de abril de 2023 y que ya va por su tercera edición, cuyas bases pueden encontrarse en la página del Centro Cultural Kirchner o escribir al correo electrónico: premiostorni@cultura.gob.ar.
En consonancia con el Festival Poesía Ya! Este premio dirigido a autores y autoras argentinas mayores de 18 años, busca ampliar la trama de poetas, difundir sus obras y fomentar la poesía en el territorio argentino.
Producto de las dos primeras ediciones nació el libro Stornis “como una reunión y un festejo” donde hay una exquisita selección de poemas de las ganadoras de los años 2021 y 2022: Silvia Mellado, Belén Zavallo, Daniela Aguinsky, Gabriela Franco, Adriana Márquez y Daniela Bastías.
Las antologías no son caprichosas, son complementos de excelencia, fórmulas magistrales. Un bordado perfecto, un entramado de palabras que se unen como hilos de colores para otorgar una sola forma, una imagen, un paisaje, una escena. Cada poeta una puntada diferente, una manera distinta de ver el mundo.
Leer Stornis es habitar mundos posibles, transitar escenarios múltiples, conocer nuevas miradas.
Este recorrido poético tiene su punto de partida en Silvia Mellado, la primera ganadora del año 2021.
Silvia Mellado (Zapala, 1977) entreteje el lenguaje ancestral de la tierra con escenas actuales. La memoria y la evocación traen imágenes de otros tiempos que cobran vigor en la fuerza del árbol, del río, del sol de todo aquello que nos rodea y nos persiste. Experiencia, contemplación y aprendizaje confluyen para convertir la tristeza en luz.
Cantos limayos tiene el calor de la lava, la fuerza de la tierra y la corriente ondulante del río.
Llega una amiga
A caminar por el río.
corre mucho viento,
hablamos más en el camino de ida. De regreso,
las ráfagas son más fuertes.
Necesitaba su compañía.
No la llame con palabras.
Mi tristeza
le llego y supo.
Somos
yo ese árbol solo
en la crecida
y ella las aguas
que lo abrazan.
Daniela Ema Aguinsky (Buenos Aires, 1993) fue seleccionada con su poemario Terapia con animales, también en el año 2021.
Daniela cambia de escenario, una voz potente y punzante que crea a partir de los hechos cotidianos. Escudriña las ideas detrás de las cosas con imágenes sensoriales que expresan deseo, distancia, enojo, miedo, amor. Transmite las emociones y trabaja con los sentidos: vemos, tocamos, olemos, nos acercamos a un cuerpo, a un recuerdo. En distintos poemas muestra dos metáforas que elijo para hablar de su visceralidad en el lenguaje: “caladora encendida”, “cuchillo afilado”. La presencia de otro nos sacude y nos conmueve.
Check-in
Te siento hervir
Entre el check-in
Y migraciones
cuando despacho la carga
Y me presto al control.
Me saco las zapatillas
y me vacío
de monedas y envoltorios
pero aunque me despoje de todo
lo que no está permitido
el detector
va a sonar igual:
se van a dar cuenta
te trafico
debajo de mis shorts.
María Belén Zavallo (Paraná, 1982) fue seleccionada por Lengua montaraz. La voz de Belén es reveladora, su lengua montaraz tiene la energía salvaje, la fortaleza de todo lo que nace de la tierra o se nutre de ella. Es canto de pájaro y grillo, es flor y espiga, es hongo y semilla. Ese juego dual le permite fusionarse con la naturaleza, entrar y salir como esa vaina que desenfunda. “Tengo los pies grandes y anchos”, “trazo mi pisada pero no la sigo”, “le dejo al monte que me guíe” escribe y desde el misterio del viento o del árbol habla de la maternidad, del abandono. La voz de Belén es la combinación de la potencia femenina: fuerza y sensibilidad.
Reverso
Atrás de la hoja crece un hongo
como una sombra que esconde
la huella hembra
Atrás del abandono esta la piel
una cara se confunde con la llaga
y el sol, en una mueca,
se ahoga.
Gabriela Franco (Buenos Aires, 1970) es la primera seleccionada de la edición 2022 con Por las ramas. Gabriela en el ensayo introductorio cuenta la inspiración de este poemario: “Los primeros poemas surgieron en diciembre de 2020, frente al Delta del Paraná. Con Eduardo Mileo, aprovechamos una estadía en una casa del Tigre para avanzar en la edición de la poesía completa de Irene Gruss”.
Los poemas de Gabriela constituyen un diálogo rizomático con la poeta que lee en voz alta frente al río, una conexión que incluye una memoria de otros poetas, un recorrido por los meandros del lenguaje. Como en toda conversión, no hay planificación, ni linealidad, hay sorpresa y asombro. Hay descubrimiento y arrojo. Hay libertad e incertidumbre. Y la participación lectora se vuelve activa y recíproca, sin querer también contesta y multiplica las voces. Un árbol de palabras, una constelación estelar, un mapa terrestre, un río que invita a sumergirse y a dejarse llevar.
VI
─¿Llamar a las cosas
por su nombre? ¿Como si
la distancia fuera río y no
hay que decir lo que se puede, tener
lo que se tiene, las
palabras erradas? ¿La verdad?
¿La verdad a medias, a
medida? Desbocarse por
mesura
Las antologías no son caprichosas, son complementos de excelencia, fórmulas magistrales. Un bordado perfecto, un entramado de palabras que se unen como hilos de colores para otorgar una sola forma, una imagen, un paisaje, una escena. Cada poeta una puntada diferente, una manera distinta de ver el mundo.
Adriana Márquez (Trenque Lauquen, 1972) fue seleccionada por Ser de barro. La voz de Adriana tiene la huella firme en la tierra, pero la mirada en el espacio. El aire, la cúspide, la vía láctea, el sol, las hojas más altas del árbol, la luna y desde allí subyacen tópicos filosóficos, dudas existenciales como la ingravidez, la fragilidad del cuerpo, la soledad, el tiempo, las palabras, lo que se nombra.
Adriana pregunta en un poema: “¿Cuál es tu elemento?” y como si se tratara de algo retórico contesto, el aire.
Desplegaron láminas en pizarrones.
Dijeron: así el cuerpo,
por dentro.
Acá este órgano
que se llama así.
Acá este otro
denominado así.
Y así funcionan.
Nadie te dijo
que, lámina enrollada,
la invalidez era
una posibilidad,
que los órganos eran
un endeble engranaje,
que las funciones a veces
no funcionan,
que el desorden impera
hasta en las láminas más prolijas.
Daniela Lourdes Bastías (Valle de Uco, 1995) fue seleccionada por Este lugar es un llamado. Daniela escribe una poética epistolar con sutileza y desparpajo. Su destinatario está ausente y sus cartas son un llamado. Un grito, una manera de convocarlo. Las cartas tienen fecha y lugar y unas descripciones precisas de los lugares donde lo encuentra y los momentos que recuerda. Son poemas que aluden a la muerte sin hablar de ella, porque trabaja la ausencia como una fuerza viva, cambiante, que fluye. Le habla, le señala en un presente inmediato lo que querría mostrarle y todos asistimos al evento, lo contemplamos y no sentimos tristeza sino asombro de ese vínculo que se habla y se contesta y que creemos cierto, independientemente de que tiempo o no tiempo habite el interlocutor.
Suena Akira Kosemura y el yo poético escucha la señal: “No lo escucho para escribir sino/para traerte. Para hablar con vos.” Dice la primera carta y de esta manera se genera un intercambio genuino y musical de esta conversación.
20 de enero, 2022.
San Alberto de los Andes
Dos mariposas blancas
vuelan cerca de las flores silvestres
que crecen junto a la casa.
Este es un espectáculo que querría mostrarte.
Delante y detrás del amplio campo, también
a los lados, nacen cordones rocosos
y algunos glaciares.
Camino hasta la base del Cerro Negro
como si hasta allí pudiera decir
─Vení, escuchemos
los gorriones andinos y los aguiluchos y el canto
del viento que de noche arrulla y de día
habla, habla, habla.
Estoy tan alto, nonino, y aun
no te alcanzo y no es este el viento
que te alcanza.
Estoy tan alto. Si pudieras mirarme,
tomar conmigo el café de la mañana,
frente a esta casa pequeña, iluminada.
Si me dijeras, entonces, “caminemos a la base
del Cerro Negro, hija, al glaciar
que todavía se alza cerca del Aconcagua
caminemos”. La vida sería distinta, florecerían
en ella todos los sonidos, mis ojos
florecerían.
La publicación de Stornis y la convocatoria a un nuevo premio reivindica la tradición poética argentina y federal haciendo honor a nuestra poeta con su nombre y también abre la zona de sentidos, impulsa a encontrar poesía en todos lados, a acudir al llamado urgente de la palabra, a descubrir como escribió Gabriela Franco que “la poesía es un cuerpo tangible que siempre se abre paso y llega”.