Caso Yanina Farías: “Hay una matriz para juzgar a las mujeres pobres, víctimas de violencia de género”
Siete de Agosto de 2017, provincia de Buenos Aires. Yanina Farías (30) -mujer, pobre, víctima de violencia de género, con un retraso madurativo- se encuentra viviendo hace pocas semanas en una casilla del barrio Cuartel V (Moreno), junto a sus dos pequeños hijos. Comparten el techo además con Alfredo Leguizamón (44), quien cotidianamente ejerce violencia física y psicológica sobre dicha familia. Ese día, Leguizamón avanza agresivamente sobre Yanina, en presencia de ambos niños. El mayor, Juan Gabriel (5) intenta defenderla, resultando golpeado por el agresor. Mientras tanto, Xiomara (2) llora. Exasperado por su llanto, Leguizamón intenta acallarla a golpes. Producto de la paliza, la niña presenta dificultades para respirar y se desvanece en reiteradas oportunidades. Si bien es trasladada a la Unidad de Pronta Atención (UPA) de Moreno, y derivada al hospital Garrahan, finalmente muere.
Yanina se anoticiará de la muerte de su hija mucho tiempo después, ya que es inmediatamente detenida y privada de su libertad. Esta situación se prolongará por los siguientes veinte meses: primero en la comisaría 4ta de Cuartel V, luego en la comisaría de General Rodríguez, y finalmente en el penal N° 51 de Magdalena. El último traslado es realizado además sin notificar a su familia, que permanece seis meses buscándola, hasta que su hermana Mayra -acompañada por la Red de Mujeres de Moreno- logra articular con el abogado Alejandro Bois para presentar un recurso de habeas corpus y así acceder a la información respecto a su paredero.
La causa por el asesinato de Xiomara (15.792/17) fue asentada en el Juzgado N° 1, en manos de la magistrada Adriana Alicia Julián. El viernes 29 de marzo se desarrolló en los tribunales de Mercedes la primer audiencia del juicio oral, y se acordó ya una segunda fecha para el lunes 8 de abril. Agencia Paco Urondo dialogó con Margarita Jarque, Directora de Litigio Estratégico de la Comisión Provincial por la Memoria (CPM), una de las organizaciones de derechos humanos que se presentó en calidad de “Amicus Curiae” (amigos del tribunal) para exigir que se incorpore una perspectiva integral de géneros y derechos humanos en el juzgamiento de los hechos, junto con el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI).
AGENCIA PACO URONDO: ¿Qué motivó la decisión de acompañar como Amicus Curiae el caso de Yanina Farías?
Margarita Jarque: Tomamos la decisión porque desde la CPM tenemos ya varias experiencias en las que hemos intervenido, de similares características. Quizás el caso más emblemático es el de Reina Maraz Bejarano. Lo que vemos fundamentalmente, con una profunda preocupación, es la falta de una perspectiva de género con la que el poder judicial aborda este tipo de cuestiones. Es un patrón que se repite. El amicus tiene el objetivo de decirle a la justicia algo que es obvio, que tiene que contar con perspectiva de género. Lamentablemente no existe en la provincia de Buenos Aires ningún protocolo que indique a la justicia cuáles son los actos que garantizan la perspectiva de género en su ejercicio.
APU: La fiscalía determinó imputar a Leguizamón por homicidio simple, y a Yanina por homicidio agravado por el vínculo. ¿A qué responde esta decisión?
MJ: Lo que se observa en el juicio es una tendencia del fiscal a cierta indagación profunda para tratar de que los testigos y los familiares que están circulando como testigos, involucren a Yanina en esa situación. Lo cierto es que la mayoría de los testimonios nos hablan de que quien ejercía la violencia, incluso sobre la propia Yanina, era Leguizamón. Pareciera que hay una suerte de forzamiento para juzgar a esa “mala madre”. Lo que se busca (con la imputación de Yanina) es generar una condena, un reproche penal de pena alta, y que entre en ese estereotipo, de quien omitió cuidados respecto de la niña. Es preocupante esta vocación por querer probar esto, y entonces no conformarse desde la fiscalía con las respuestas que dan los testigos e intentar encontrar las respuestas que están buscando.
Lo vemos como una matriz en diversos tribunales y puntos de la provincia, en San Isidro, La Plata, San Martín. La misma matriz para juzgar a las mujeres pobres, víctimas de violencia de género, migrantes en muchos casos. En el caso de Yanina también con un retraso madurativo bastante importante. Esperamos que esto también pueda exponerse con claridad ante el tribunal con las declaraciones de las psicólogas, psiquiatras.
APU: ¿Podría profundizar en las características de esta matriz existente para juzgar mujeres pobres que mencionó?
MJ: La justicia resulta muy prejuiciosa en relación a las mujeres madres que, siendo víctimas de múltiples violencias, cuando sucede en sus vidas un hecho de estas características quedan imputadas. La justicia las mira con una mayor crueldad, sin integrar la perspectiva de derechos humanos que tiene que ver con verlas como una víctima, y en ese contexto los sucesos. Esto es lo que queremos marcar con el amicus, con nuestra presencia y la veeduría.
Siempre insistimos en que toda vez que hay una vulneración de derechos, hay que integrar el contexto al juzgamiento. No para “no juzgar el hecho” -que es la función de la justicia- pero sí para considerar el encuadramiento, cuáles son las responsabilidades, las eximiciones. Es algo que tiene que ver con una justicia con falta de perspectiva de derechos humanos. Las personas atravesamos a lo largo de nuestras vidas diversas realidades y vulneraciones de derechos que condicionan nuestra vida, nuestros actos, nuestras elecciones. Esas múltiples identidades -que además en este caso se atraviesan con el género, con su condición de mujer- son las que son invisibilizadas generalmente por la justicia.
APU: Respecto a Xiomara, ¿Es posible hablar de un femicidio vinculado?
MJ: Sí, fue parte de los lineamientos de arranque de Alejandro Bois, defensor de Yanina. Nosotros compartimos ese enfoque, más aún al ver las características de Leguizamón, que en ningún momento parece afectado, compungido, sino por el contrario con cierta liviandad para enfrentar un tema tan tremendo.