"El embarazo adolescente no se soluciona solo repartiendo métodos anticonceptivos"
Por Josefina Figueroa
Viviana Izraelevitch es psicóloga y hace años se dedica al trabajo social y comunitario. A partir de su experiencia creó el proyecto “Mi cuerpo es mio”, premiado por el Fondo Internacional de Naciones Unidas, para trabajar todo lo que concierne al embarazo adolescente no deseado y la desersión escolar, en la villa 21-24. Para ello, se propuso realizar una serie de talleres con chicos y chicas de 12 a 20 años para trabajar modelos aprehendidos y naturalizados, la libre elección y el deseo, entre otras temáticas vinculadas.
APU: ¿Como surge la idea del proyecto?
VI: El proyecto surgió en un programa de mentoreo que se llama Voces Vitales, que lo que hace es invertir en la mujer. Justo el año que yo me postulé estaba la oportunidad de llevar adelante un proyecto social para el Fondo Internacional de Naciones Unidas, donde tuvimos una formación sobre como llevar a cabo un proyecto social. Ahí surgió “Mi cuerpo es mio”, que fue seleccionado entre otros cuatro, por lo que recibimos un capital semilla para llevarlo a cabo.
APU: ¿Por que la 21-24?
Lo elegimos porque es una de las villas más grandes de Latinoamérica y el embarazo adolescente avanzó exacerbadamente desde el 2001 a la fecha.
APU: ¿Qué relación tiene el nombre del proyecto con la problemática que encara?
VI: Yendo al barrio, recorriendo, conociendo gente, haciendo entrevistas, encontramos que sucede mucho que las adolescentes son mamás sin haber tomado la decisión, ni haber pensado otras posibilidades.
El embarazo adolescente no se soluciona repartiendo métodos anticonceptivos y explicando cómo se usa, porque hay variables más complejas. Las más importantes son lo transgeneracional (mi abuela, mi madre y yo), y la idea de que "si no soy madre, qué soy".
Por ejemplo, si mi abuela fue madre a los 12 y mi madre me tuvo a los 14, es normal para mi ser madre a los 16. Hay una idea instalada de que el cuerpo está prestado de antemano a la sociedad y lo contextual. Es una cuestión subjetiva y por tanto, bastante compleja. Cuando ser madre está prestablecido de antemano, deja afuera el deseo de las chicas, y temporalmente, la posibilidad de buscar otras alternativas personales que pueden ir desde una profesión, un laburo, hasta desarrollar actividades placenteras. Por eso pensamos que había que hacer un parate para que, ellas y ellos, se puedan repensar y elegir “que quiero para mí”.
APU: ¿Como fueron las modalidades de laburo?
VI: Hicimos varios talleres mixtos, pero fueron muy experimentales porque todo el tiempo nos topábamos con cosas inesperadas. Al trabajar con el deseo, es importante escuchar qué hay del otro lado, y laburar con eso. Los primeros días armamos una caja y todos tenían que poner temas de los cuales quisieran hablar y salieron cosas como el facebook y las fotos de perfil. Las pibas estaban interesadas en eso. O de golpe, un día, de casualidad cayó una pelota de las chanchas de al lado, y les pintó jugar al futbol. A partir de eso, empezamos a hablar de los espacios comunmente aceptados socialmente para las mujeres, por ejemplo.
APU: ¿Cómo convocaron a los varones para trabajar embarazo adolescente?
VI: Lo que por lo general ellos nos se sienten "involucrados" en la problemática, usamos la pata cultural. Vos les decis "embarazo adolescente” y te dicen "¿y yo que tengo que ver?". Se nos ocurrió convocar a un pibe del barrio que rappea, bastante conocido, y se copó. Se sumaron varios pibes y armaban letras con los temas que íbamos trabajando. De esa manera expresaban lo que se siente ser papás tan jóvenes y tener que dejar la escuela para laburar.
APU: ¿Pensaron continuar la propuesta con alguna instancia más aparte de los talleres?
VI: Si, la instancia que sigue, ahora en febrero, es capacitar a las chicas que se quedaron interesadas para que ellas mismas sigan con actividades o armen cosas nuevas. Tenemos una compañera que está en el barrio con un grupo de mujeres que laburan violencia de género, entonces, la idea es articular ambos espacios y formar una cooperativa de mujeres que laburen ambas temáticas. Eso sería una manera de que los talleres no queden sólo como una experiencia pasajera. Además, se están presentando oportunidades para replicarlo en diferentes lugares del país.