Feminismo y cristianismo, por Gabriela Carpineti

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Feminismo y cristianismo, por Gabriela Carpineti

06 Julio 2018

Por Gabriela Carpineti. Foto de Ailén Montañés.

Creo que muchas referentes, representantes parlamentarias, militantes,activistas políticas y sociales que profesamos credos religiosos diversos en algunos casos y en otros somos convencidas laicas y ateas, sentimos la necesidad de aclarar y pronunciarnos sobre algunas falsas antinomias que pretendieron instalarse alrededor del debate del aborto legal que obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados, gracias al trabajo y la construcción de consensos de muchas de nosotras. Y que espera sea ley el proximo Agosto en Senadores.

Medios de comunicación diversos y sectores políticos fundamentalmente vinculados a Cambiemos, intentaron con excesiva vehemencia y daño direccionado, propagar la idea de que el movimiento de mujeres se encontraría divorciado de manera inevitable con el Papa Francisco a raíz de la diferencia respecto de la despenalización del aborto. 

La realidad que vivimos cotidianamente quienes militamos por la justicia social, y que en particular protagonizamos la épica jornada que resolvió por 129 votos a favor, 125 en contra y 1 abstención, la media sanción en diputados, no puede ser televisada en blanco y negro. Quienes allí estuvimos tenemos muy claro quienes realizaron lobby para impedir la media sanción a favor del dictamen sobre el que trabajamos durante más de dos meses y quienes con sus diferencias y matices que hicieron visibles, no obstaculizaron ni los debates públicos ni la construcción de consensos en el movimiento feminista y en la Cámara. Ni allegados del Papa Francisco ni mucho menos el mismo, incidieron deliberadamente en la tensa sesión que se vivió durante el miércoles 13 y la madrugada del jueves 14 de junio. Muy por el contrario, sí fueron sectores del gobierno nacional y aliados quienes pusieron en riesgo el tejido del acuerdo, al mismo tiempo que se adjudicaron "haber abierto el debate".

Algunas mujeres sentimos una complicidad implícita y no menos contradictoria con Francisco, aun en la diferencia pública y notoria que tenemos en relación al aborto. Una complicidad que en estas semanas se expresó en una política de no injerencia de su parte en el proceso que logro la votación favorable en Diputados de la ley de interrupción voluntaria del embarazo.

Su figura resistente frente a la geopolitica predominante del mercado, las finanzas y la guerra deliberada del imperio contra los pueblos, es un faro insoslayable también para nosotras. La experiencia feminista es también la de la otra mejilla siempre, en cada rincón donde unas necesiten de las otras para enfrentar las violencias y los dolores de los derechos negados. Muchas sentimos respeto y admiracion política por él cuando logra con su voz que se oiga a las excluidas y excluidos del mundo entero, en su lucha por tierra, techo y trabajo.

Una complicidad y una admiración, que jamás podríamos practicar, hacia quienes son parte de un proyecto de gobierno y un bloque parlamentario que vota furiosamente leyes contra el pueblo, como lo fue la Reforma Previsional, o niega crímenes de estado, como lo es el de Santiago Maldonado, bajo una única religión: la del ajuste económico, la del disciplinamiento social a través de la represión ilegal de las fuerzas de seguridad y la condena de generaciones a la deuda con el FMI.

Más allá de celebrar acuerdos, construir tácticas comunes y transversales a la política partidaria en relación al aborto con referentes del oficialismo, muchas de nosotras sí distinguimos entre quienes practican una vida a favor del pueblo humilde y trabajador, y quienes son sus verdugos.

En este momento social en el que podemos convivir con innegables logros en derechos hacia las mujeres y colectivos historicamente discriminados por su opcion sexual, y una re-colonización económica que nos devuelve a los tiempos más tristes de nuestro país, a las mujeres militantes y protagonistas de nuestros días no deben asustarnos la disidencias, las contradicciones y los conflictos en el amplio océano que navegamos quienes damos la vida por transformar la Argentina y el mundo en un lugar más justo, pero sí debemos estar alertas sobre los riesgos de las falsas dicotomias que instalan desde el poder financiero y patriarcal, solo funcionales a quienes prefieren un pueblo dividido, y las falsas amistades que pretenden hacer quienes legislan nuestro exterminio social y económico como nación a cuentagotas.