Grupos antiderechos atacan a militantes por el aborto legal: ¿Es miedo?
Por Julia Pascolini
Forografía Lucía Barrera Oro
El 6 de agosto se llevó adelante un pañuelazo por la legalización del aborto frente a la catedral de la ciudad capital de Santa Fe. Un grupo de compañeras de la agrupación “Juntas y a la Izquierda” fue atacado por un grupo de varones de la organización neonazi Bandera Vecinal. Dos de las estudiantes se dirigieron a realizar la denuncia pero los uniformados no se la tomaron.
También en Santa Fe, el pasado 12 de agosto fue atacada una joven de 15 años que salía de una reunión feminista. Los atacantes pertenecían a la misma agrupación neonazi que había atacado una semana antes. Le marcaron la cara a la joven con el filo de una gillette para que el resto de los integrantes del grupo la reconociera. Ella pudo identificar a los agresores porque dejaron huellas: el hostigamiento había comenzado en redes sociales.
Bandera Vecinal es una organización de geografía nacional liderada por Alejandro Biondini. La extrema derecha, el catolicismo ortodoxo y el nacionalismo son sus características principales. Son negacionistas del terrorismo de Estado, xenófobos, misóginos y defensores del aborto clandestino. También cercanos a la revista Cabildo, que expresa los fundamentos antiderechos más conservadores y retrógrados: desde la negativa a la legalización del aborto, hasta la negación de la última dictadura cívico militar Argentina y sus consecuencias.
Dicen que no hay mejor defensa que un buen ataque. Pero también sabemos que sólo es necesaria una defensa cuando enfrente hay un adversario digno de dar batalla. Lo que quiere decir: un adversario que poniendo en cuestión nuestro poder, construye el suyo. La historia reciente es prueba fidedigna de una premisa que rige a la derecha argentina en particular y la derecha latinoamericana en general: combaten con violencia y no con argumentos. El objetivo: amedrentar; pero lo que no ven es que dejan en evidencia el hecho de que ya no sólo nosotras dudamos de lo absoluto de su poder, ahora también ellos dudan.
El 14 de agosto una joven de 12 años fue atacada en Capital Federal por llevar en su mochila el pañuelo que simboliza la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito. Los atacantes rondaban los 30 años y llevaban atado a sus muñecas el pañuelo celeste, identificación de los “pro vida”; en realidad, de los pro aborto clandestino. El mismo día, en Tierra del Fuego, fueron allanados dos domicilios particulares y un espacio cultural. Ambos vinculados a militantes por el aborto legal. El allanamiento fue librado por el juez Raúl Sahade con el fin de obstaculizar y amedrentar a quienes militan por la causa.
La evidencia está a la vista: no se trata de ataques callejeros, individuales, azarosos. Son núcleos de agresión transversales a todas las localidades y provincias del país. Es un sistema de poder que reacciona a la ampliación de derechos. En palabras que conocemos todas: Ladran Sanchas, señal de que cabalgamos.