Historia de la ESI en Argentina: un paradigma de derechos que ya lleva más de 10 años
Por Elizabeth Pontoriero
Desde el 23 al 27 de agosto se celebra en Argentina la semana de la Educación Sexual Integral (ESI), que busca promover acciones educativas para el cumplimiento del Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Dicho programa se creó a partir de la Ley 26.150 (2006) con el fin de garantizar el derecho de los/as estudiantes de recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, estatales y privados del ámbito nacional, provincial y de la ciudad de Buenos Aires.
Dicha concepción "integral" tiene que ver con pensar a la educación sexual a partir de incluir miradas biológicas, psicológicas, sociales, afectivas y éticas. De allí, que los objetivos de la ESI sean la transmisión de conocimientos pertinentes y actualizados sobre distintos aspectos de la educación sexual, la promoción de actitudes responsables, la prevención de problemas relacionados con la salud sexual, general y reproductiva y procurar la igualdad de trato y oportunidades tanto para los varones como para las mujeres, además de promover la no discriminación por orientación sexual, identidad de género u otro motivo.
Con el fin de lograr estos objetivos, el Estado impulsa distintas actividades como trabajar en los planes educativos de las diferentes jurisdicciones, informar y capacitar a los docentes para que adquieran habilidades y conocimientos sobre una correcta implementación de la ESI y producir y distribuir material pedagógico y educativo.
Asimismo, con respecto a los contenidos, la normativa especifica que deberán estar basados en los “lineamientos curriculares” que fueron aprobados por el Consejo Federal de Educación en 2008 y que indican cuáles son los contenidos básicos que deben transmitirse según el área y el nivel educativo de cada jurisdicción. De este modo, cada comunidad educativa deberá incluir en el proceso de elaboración de su proyecto institucional, la adaptación de las propuestas a su realidad sociocultural, en el marco del respeto de su ideario institucional y de las convicciones de sus miembros, con el fin de lograr que todos los estudiantes pertenecientes a una edad determinada reciban la misma educación.
ESI: transversal, integral y obligatoria
Una de las características de la ESI es su carácter de transversalidad, que significa que deberá formar parte de los programas del plan educativo, atravesando los contenidos como una materia más, la otra es su carácter obligatorio.
Por otra parte, el hecho de que tenga un enfoque “integral” permite plantearla desde diferentes disciplinas y visiones. Con respecto a esto, en una entrevista para el programa del ministerio de Educación, “Sigamos Educando” que transmite canal 7, la profesora de Educación para la Salud, Evangelina Trebissacce, explicó que esta concepción posibilita ver cómo se vincula cada persona con su género con relación a la sociedad, por eso la importancia de impartir esta educación en los niveles inferiores: “Desde el nivel maternal empiezan a suceder cosas que tienen que ver con la educación sexual, si a una nena de 1 o 5 años, le das las muñecas, le das lo rosa, la hacés ser suave, ahí la estás posicionando frente al mundo de una determinada forma y al varón lo mismo. Entonces, lo que va a venir a decir la educación sexual es que todo es cuestionable, que vamos a pensar otras formas de habitar el mundo y eso se relaciona con formas más justas de habitarlo”.
A pesar de las dudas y el rechazo que, en muchos casos, generó llevar a la práctica la ESI, el ministerio de Educación aclaró que recibir información sobre la sexualidad es un derecho avalado por ley, por lo tanto, los docentes están obligados a garantizar su cumplimiento y, para esto, es pertinente informar a las familias sobre los contenidos y, así, facilitar el proceso educativo.