Los casos de M. y Tehuel o la búsqueda y el olvido de la sociedad careta
Por Pablo Melicchio | Foto de Daniela Amdan
Cuando la niña M fue secuestrada, la sociedad se convulsionó y salió en su búsqueda. Los medios de comunicación no paraban de hablar, de mostrar los videos y los rostros de M y de su secuestrador. Quizá porque esa criatura podía ser la hija o la nieta de cualquier vecina, vecino; la niña pobre, la niña a la que había que rescatar, cuando en realidad, desde otro punto de vista, ya estaba perdida en una vida signada por varias desdichas. Pero no era noticia mientras sobrevivía junto a su madre en situación de calle.
Pero no sucedió lo mismo con el joven Tehuel, que sigue desaparecido, y que hay dos detenidos que guardan el mismo silencio que la sociedad. ¿Será porque Tehuel es un muchacho trans, parte de una minoría, un “diferente”, y entonces no es reconocido como uno de los suyos y por tal motivo no se lo busca ni se reclama su aparición con tanta vehemencia?
Una sociedad heteronormada y machista, niega, rechaza lo “diferente”, y por lo tanto prefiere el olvido de lo que no acepta, y por eso no sale a gritar, no pide por él, ni sale en la búsqueda de Tehuel, como sí lo hizo con la niña M.
Es probable que existan otras motivaciones, otros puntos de vista, como siempre, y está bien. Pero ante una sociedad careta, transfóbica, conservadora, que sale en defensa de lo propio, que golpea cacerolas solo cuando le tocan el bolsillo, cuando corre riesgo lo propio, no es extraño que se conmueva más con un caso (que siempre es un ser humano) que con otro, por espejo, por empatía. Me alegro de que M haya sido rescatada, pero Tehuel sigue desaparecido y el silencio se está expandiendo, como una sombra perversa. No seamos cómplices. No bajemos los brazos. Que no gane el olvido. ¿Dónde está Tehuel?