Monseñor Aguer: un adoctrinamiento que sí se puede
Por Melany Grunewald
El decreto N°096/2017 se publicó el pasado 14 de septiembre desde la Sede Arzobispal de La Plata. En el mismo, Monseñor Héctor Rubén Aguer describe las doctrinas eclesiásticas que pretenden moldear la educación integral, en pos de una visión cristiana. Alegando que el arzobispado recibe múltiples quejas respecto al contenido de enseñanza de las escuelas que están bajo su ala, Aguer planta sus ideas en 3 puntos.
En el primero estipula que el contenido de las diferentes asignaturas debe ajustarse a los instrumentos de la enseñanza religiosa escolar y la catequesis, a fin de que las verdades no resulten ambiguas para el alumnado. Esto incluye el hecho de que el educando pueda advertir “errores y comportamientos desordenados que se difunden a la cultura vigente, para evitar incurrir en ellos”. Como si esto dejara lugar a alguna duda, aclara que la regla es inclusiva en cuanto a temas de "sexualidad humana" y sobre justicia social.
El segundo punto es una profundización de esto último, donde explaya la prohibición de recurrir a teorías de género para enseñar educación sexual integral (ESI), absurdamente avalado en “El orden del espíritu en la sexualidad”. De esto resultaría un terrible sesgo respecto a los avances sociales que implica las políticas de ESI, así como un quiebre en las conquistas alcanzadas en el derecho a acceder a esa educación y a los del espectro de la sexualidad en general.
El último punto estipula que las materias cuyo contenido sean de orden social, político y económico, deben ser inspirados en el Catecismo y el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, publicado en 2004 por Juan Pablo II. De esta manera, las asignaturas deben amoldar sus contenidos comprobados bajo inspecciones en la enseñanza de estas áreas. El comunicado se cierra con la absoluta prohibición de transmisión contraria a estas ideas, no dando lugar a que se contradiga el mismo decreto.
Entonces, ¿No hay #ConMisHijosNO en esta situación?