"Visibilizar la disidencia sexual se volvió necesidad de organización"
Por Eliana Verón
Fotografía: Lucía Barrera Oro
La Colectiva de Disidencias Sexogeneropolitica se presentó oficialmente en la última plenaria de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Desde una perspectiva interseccional suman los reclamos por la autonomía de los cuerpos, a elegir sobre el propio proyecto de vida, y bajo los principios de no discriminación contra cualquier persona. En ese marco, como organización plantean las militancias de lesbianas, maricas, travestis, trans, bisexuales, gays y no binaries desde un enfoque histórico en la conjunción de la acción por la conquistas de derechos. En diálogo con AGENCIA PACO URONDO relatan el proceso de construcción política dentro de las regionales de la Campaña, y sostienen la necesidad de acompañar el doloroso proceso de aborto de cualquier persona con capacidad de gestar a partir de una mirada humana y cariñosa.
Agencia Paco Urondo: ¿Cómo surge "la Colectiva de Disidencia Sexogeneropolítica"?
Alejandro Aymú: Surge a partir de las distintas preguntas que nos veníamos haciendo respecto de las identidades disidentes que formamos parte de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito y la necesidad de organizarnos en tanto disidencias sexuales. Esto se potencia a partir de la presentación del proyecto y los aportes que hicieron los distintos expertos que expusieron en el Congreso el año pasado. Y donde se visualizó que no solamente las mujeres cisheterosexuales son sujetas de aborto, sino también otras identidades, pero que estaban contempladas muy abajo en el artículo 10. Después, durante el debate y en el proyecto final quedó igualado bajo la figura de personas con capacidad de gestar o personas gestantes en el proyecto que se presentará el próximo 28 de mayo en el Congreso.
APU: Había un consenso previo entonces...
A. A.: Sí, vino a raíz de que muches compañeres nos manifestaron que no se sentían incluides, entonces la necesidad de visibilizar la disidencia sexual se volvió necesidad de organización. También mencionar que no es coyuntural, sino que hay antecedentes de una alianza estratégica del colectivo LGBTIQ con los movimientos de mujeres a lo largo de la historia, como ser desde la década del 70 con la interrupción de la dictadura cívico militar, pasando por los 80, y su máxima expresión en la década del 90 con la derogación de los edictos policiales. Una alianza clave también contra las persecuciones de las personas en situación de prostitución tanto trans como mujeres por parte de la policía. Estos antecedentes sirvieron para potenciar la batalla por la Ley de Identidad de Género y el Matrimonio Igualitario. Todas estrategias políticas que aunaron fuerzas y dan cuenta hoy de este momento en que Argentina viene de una construcción política de vanguardia en la conquista de derechos. Bueno, el derecho al aborto se inscribe en esa línea histórica, por eso surge de ahí también nuestra necesidad de hacernos visibles.
Saulo Dalmasso: Esas alianzas históricas nos permiten, en estos momentos donde hay algunos lineamientos de ciertos feminismos cisistas, poder pensar que hay particularidades en la lucha. Por ejemplo, las marcas de violencias que tenemos todas las identidades son distintas; las opresiones que vivimos. La rúbrica de esa opresión y violencia son distintas, pero vienen del mismo lugar. Y estos son algunos miedos que se le presentan a muchas organizaciones a la hora de trabajar en conjunto. El temor porque se pierdan las particularidades. Es desde las diferencias que tenemos, pero hacia el mismo lugar al que estamos enfrentando. Porque lo que queremos romper es lo mismo del sistema cisheteropatriarcal. Se trata de trabajar codo a codo, y entrecruzarnos en esa lucha es reconocernos también en la particularidad.
APU: ¿La Colectiva está regionalizada o armada en red?
A. A.: La Colectiva se presentó en la última plenaria de la Campaña, que fue en Córdoba. Entonces estamos en pleno momento de construcción y definiciones de nuestra orgánica. Esto nos va a permitir que distintas regionales sumen compañeres que ya han manifestado la necesidad de estar colectivizades porque para nosotres es una necesidad estar organizades por una cuestión de orientación sexual e identidad de género. También significa un desafío para la Campaña en sus territorios a la hora de estrategizar alianzas con las agrupaciones LGBTIQ en el resto del país, ya que tienen dinámicas diferentes a las de las grandes urbes y otros retos que enfrentar. Por que militar el derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en Buenos Aires no es lo mismo que hacerlo en una provincia donde hay un conservadurismo muy fuerte y la exposición es mayor.
S. D.: También fue un devenir que tuvo que ver con encontrarnos en las diferentes plenarias de la Campaña. Ir conociéndonos y dándonos cuenta de que ya veníamos problematizando estas cuestiones de otres sujetes polítiques de aborto y de que las identidades disidentes acompañamos a todas esas identidades amorosamente y desde una ética feminista. Y nos parecía que teníamos una particularidad que debía ser explorada, y que veníamos haciéndolo de manera aislada con debates dentro de cada regional. Participar en las plenarias de la Campaña, entonces, nos permitió encontrarnos y decirnos que esto ameritaba un espacio de intercambio mucho más profundo. Visibilizar la Colectiva es una manera de buscar que muches otres se sumen.
APU: ¿Qué significado tiene para ustedes la intersección de sexo, género y política?
S. D.: El nombre identitario fue un debate. Teníamos por un lado la idea de “frente” como para retomar distintos gestos de luchas pasadas. No queríamos dejar la palabra “disidencias” colgada al final porque complejizar una categoría no significa que la estás cancelando por otra. Queríamos dejar bien claro que había –hay– un régimen político. Lo mismo si nos quedábamos con la sigla. El temor ahí era que fuéramos cortoplacistas porque hay un montón de otras identidades que se van sumando. En esto, la economía del lenguaje muchas veces anula identidades y eso no nos puede pasar.
A. A.: Además, cuando hablamos de aborto estamos hablando de una conjunción política interseccional que implica sexualidades, pertenencias étnicas, nacionalidades, géneros y distintas características transversales que avanzan sobre el sujeto tradicional que estaba contemplado en la conquista por el derecho al aborto. Porque en esta conquista se ponen en discusión sobre todo los derechos reconocidos en esta línea histórica de avance y que se complementan en un empoderamiento de todas las identidades que formamos parte de esta disidencia. El gran desafío es que se incluyan en esta lucha, pero también visibilizar que la conquista del derecho al aborto va más allá de la cisheterosexualidad.
APU: ¿Cuál es el desafío de la Colectiva a corto y mediano plazo?
A. A.: No sé si hay un desafío único. Me parece que se trata de la convergencia de las distintas fuerzas activistas sexogenéricas. La conquista por el derecho al aborto tiene que ser el eje de la lucha de La Colectiva de Disidencias, que además nos atraviesa a todas las personas que integramos la Campaña Nacional. Pero si debo mencionar un orden, creo que primero está la visibilización de las identidades disidentes de las disidencias sexuales y en ese marco, la convergencia en la lucha. En lo particular, algunas personas que somos leídas desde la heteronormatividad como varones -y nosotras hemos ido abandonando esa categoría que nos ha sido asignada al momento de nacer- tenemos el desafío de vencer esas lecturas. Hoy estamos transicionando a otros sujetos políticos como, por ejemplo, el de marica, putos o no heterosexuales que merecen ser nombrados.
S. D.: A futuro seguir profundizando los análisis, los argumentos en torno al aborto en general y tensionando todo desde la construcción colectiva. Un desafío es articular los espacios que nos permiten debatir y romper con los prejuicios sobre las lecturas del cuerpo. Trabajo en Salud y soy muy respetuosa de los espacios cerrados de mujeres, pero en algunos que son abiertos y mixtos, donde puedo adquirir herramientas para acompañar el proceso de aborto, no me dejaron participar por verme como hombre. Entonces pregunté: “¿qué están leyendo en mi cuerpo?”, la respuesta fue: un varón. Y lamento que sostengan esas lecturas porque son las mismas que sostienen que el cuerpo de la mujer es un útero que tiene que gestar. Con la lectura sobre mi cuerpo están sosteniendo las lecturas que oprimen sus cuerpos. Y a esta altura del partido, ¿no podemos superar esas instancias? Por eso creo que en los espacios de articulación debemos permitirnos escucharnos.