Colombia, a las puertas de la paz
Por Andrea Valencia*
Se consensuó un documento final de 297 páginas que resume 4 años de diálogos en La Habana que no solo sirve para saber lo negociado, sino que también es el acuerdo que pondrá fin al conflicto armado.
Juan Manuel Santos, actual presidente de Colombia, anunció que finalmente cerraron las negociaciones con las FARC, iniciadas oficialmente en noviembre de 2012. Es ahora deber de los Colombianos definir el “Sí” o el “No” para concluir este proceso. No es la primera vez que el gobierno Colombiano abre mesas de diálogo con grupos armados, Colombia ha hecho otros nueve procesos de paz en el pasado con otras guerrillas, milicias y organizaciones paramilitares, pero hasta ahora este el único gobierno que ha conseguido un acuerdo final con las FARC.
Por otro lado, es bien sabido que no todos los colombianos están de acuerdo con lo pactado en Cuba, Juan Manuel Santos ha sido altamente criticado por su gestión. Entre esos muchos colombianos que se oponen está el ex presidente y actual senador Álvaro Uribe Vélez quien ha promovido el “No” entre sus seguidores. Sus argumentos se enfatizan en que votar por el “No” es oponerse a la impunidad de los guerrilleros y oponerse a que ellos puedan acceder a la elección popular para conseguir cargos políticos. Considera al acuerdo como ilegitimo y espera que los colombianos digan “No” para, según él, conseguir mejores acuerdos que le den garantías a la Nación y se haga Justicia.
La violencia en Colombia ha provocado unos 260.000 muertos y 35.000 secuestros, así como casi siete millones de desplazados, según datos aproximados.
En el gobierno de Uribe, el presidente Santos era ministro de defensa, en conjunto lograron dar a las FARC fuertes golpes que debilitaron su estructura. Después de terminado su periodo como presidente, Uribe dejó como sucesor a Santos, el cual supuestamente continuaría su legado y acabaría con las FARC por medio de la fuerza militar. Pero Santos hizo su propia gestión y su gobierno abrió negociaciones con las FARC, que hasta entonces habían sido fallidas por otros presidentes. No solo esto afecto la relación entre ambos, sino que Uribe se ha vuelto el mayor opositor en cuanto al proceso de paz y también frente a las decisiones del gobierno de su sucesor. Igualmente basta recordar que, incluso Uribe, intento abrir negociaciones con las FARC durante su mandato.
Por muchos años el gobierno ha invertido una cantidad enorme de dinero en acabar con la guerra. Uno de los puntos más criticados por los opositores del “Si” es el dinero que se va a invertir en el proceso, argumentando que “en el acuerdo no está especificado cómo la guerrilla destinará fondos a la reparación”, lo que genera entre muchos la pregunta de cómo Colombia financiará el post-conflicto.
También es conocido públicamente que muchos países se han unido a Colombia para apoyar el proceso, no sólo facilitando las negociaciones sino también con apoyo económico durante y después del proceso. Es por esto que muchos consideran que esta es la mejor oportunidad que ha tenido Colombia para iniciar la paz.
Aunque muchos estén escépticos el momento ha llegado.
"Logramos un acuerdo que, mírese por donde se mire, es infinitamente mejor que continuar la guerra que rompió familias, azotó regiones y nos hizo sufrir un horror que nuestros hijos conocerán, por fortuna, sólo en los libros de historia", dijo Santos públicamente al confirmar a los colombianos que estaba listo el acuerdo final.
El panorama se torna difícil, no solo por las inquietudes de muchos, sino también porque el Frente Primero de las FARC dijo en un comunicado que no se acogerá a las negociaciones. En respuesta el presidente Santos afirmó que quienes no se acojan al acuerdo se tendrán que enfrentar a la fuerza militar: “todo el poder de nuestras Fuerzas se concentrará en quienes se queden por fuera de este proceso".
En el mismo sentido los representantes de las FARC dejaron claro que les prohíben el uso de sus armas y bienes, al igual que el nombre de la institución: "no sólo adoptan un temerario comportamiento contrario a las determinaciones de la Dirección Nacional de las FARC, sino que chocan frontalmente con los anhelos de paz que anidan en el corazón del pueblo colombiano."
Es muy largo el camino que debe recorrer Colombia en busca de ese país añorado; pero no podemos negar que es esperanzador el final del conflicto armado para lograr una verdadera paz.
El acuerdo con las FARC es sólo un paso de los muchos que faltan. Se necesita también conseguir acuerdos con las demás guerrillas, paramilitares, autodefensas y otros grupos al margen de la ley. Es imprescindible también garantizar la seguridad social, mejorar el acceso y la calidad de la educación, más opciones de empleo y avances en la salud. Pero para comenzar a trabajar por esto Colombia necesita que las inversiones del país no se vayan a la guerra. Aprobar el acuerdo es una base firme para construir el escenario de una nación más prospera.
Así nos duela en el alma todo lo que ha pasado, lo que Colombia necesita es perdonar para seguir adelante, de lo contrario no podemos imaginar lo que va a pasar, en cambio si podemos imaginar un mejor futuro si damos un paso adelante por la paz.
Aunque muchos estén escépticos el momento ha llegado, Colombia ha esperado por años la intervención de la paz frente a la violencia, nosotros hoy somos dueños de darle esa oportunidad a Colombia. Es la oportunidad de construir el país para las nuevas generaciones, es hora de marcar historia.
Colombia necesita un pueblo con mayor sentido crítico, objetivo, con menos miedo, con más ganas de salir adelante y con más pulso para forjar un mejor país. Lo que Colombia necesita es abrirse al perdón para comenzar una nueva página.
* Colombiana residente en Buenos Aires.