¿Cuántos muertos más, Israel?
Por Juan Ciucci
Las preguntas se repiten: ¿Cómo comenzó ésta vez? ¿Cuántos muertos ésta vez? ¿Cuándo piensan parar, ésta vez? Y pareciera que esa costumbre que han instalado con años de ocupación y muerte hace que a todos se nos haga más digerible la historia del genocidio perpetrado por el Estado de Israel contra el Pueblo Palestino. Me reúso a dejar de utilizar ese término, y a tener que volver a justificarlo. Ya lo hemos hecho (ver nota), y es una trampa para no hablar de los muertos en Gaza.
¿Tiene sentido volver hoy a la historia de esos tres jóvenes asesinados hace menos de un mes? ¿A las discusiones posteriores sobre esos hechos? ¿No saben quiénes vociferan expresiones de odio (ver nota) dónde termina siempre esta historia, quiénes son los que siempre ponen los muertos en este conflicto?
La comunidad internacional se ha pronunciado contra esta matanza, una más, que comete el Estado de Israel. Por ejemplo, la Presidenta de la Nación se refirió al tema (ver nota) y Cancillería Argentina emitió un comunicado al respecto (ver nota), como así también el Presidente Evo Morales solicitó al Alto Comisionado de las Naciones Unidas que actúe de oficio y presente una demanda en la CIJ por delitos de lesa humanidad (ver nota).
Pero pocas veces esa presión surte efecto. En otra demostración del doble estándar internacional, el Estado de Israel puede bombardear población civil (incluso un hospital) y no sufrir ningún tipo de sanción política o económica. Puede hacerlo por el apoyo permanente que recibe de EEUU, y el lobby internacional que realizan sectores fundamentalistas en favor de la política de exterminio que lleva adelante ese Estado genocida.
Tendremos que esperar para ver cuántos son los muertos que cree suficientes ésta vez el Estado de Israel, mientras las pantallas del mundo nos siguen mostrando imágenes de niños, mujeres y ancianos asesinados en las calles de Gaza. Son nuevos mártires de esta guerra que ya lleva demasiado tiempo, y que sólo la voluntad del mundo y de los Pueblos puede detener. Para eso, debe escucharse con más fuerza la condena a este genocidio por parte de la comunidad judía internacional. Una presión que puede frenar tanta muerte entre hermanos.