España: referéndum catalán del 1 de octubre
Por Carlos Iaquinandi Castro, desde Catalunya (*)
La llamada “cuestión catalana” es el proceso soberanista que tiene una antigua raíz en esta autonomía del Estado español y que se activó hace pocos años por la coincidencia de varias situaciones políticas, sociales y económicas.
Los reclamos de independencia tienen una antigua raíz y atravesaron también los años de la Guerra Civil, cuyo final con la victoria franquista y la instauración de la dictadura, silenciaron por la vía represiva y del control social las aspiraciones soberanistas.
Ya en democracia, hace doce años el pueblo catalán votó un referéndum que implicaba avances autonómicos en materia de gestión para su gobierno. Pero luego vinieron las objeciones del PP, los recursos judiciales sobre algunos artículos, y las modificaciones introducidas en el Parlamento, que alteraron de modo sustancial definiciones del preámbulo que había sido votado.
En ese momento, el PSOE que inicialmente había prometido “aprobar” lo que el pueblo catalán votara, accedió a introducir varios de los cambios propuestos por el Partido Popular. Entre ellos el comienzo del preámbulo que en el original definía como “la nación catalana“ y que fue reemplazado por simplemente “Catalunya”. Y más adelante eliminó las referencias “al derecho inalienable al autogobierno”.
Desde entonces, las entidades nacionalistas multiplicaron su actividad considerando que no se había respetado la voluntad expresada en las urnas por una mayoría de ciudadanos catalanes.
Antecedentes inmediatos
En julio del 2014, el escándalo provocado por la confesión pública del ex presidente Pujol de la existencia de fondos de la familia en Andorra y la comprobación posterior de la implicación de sus hijos en una trama de ilegalidades, afectó e involucró directamente a su partido Convergencia Democrática que había gobernado Catalunya durante 23 años bajo su mandato.
Cuando estalló esa crisis, el entonces presidente Artur Mas, “heredero político de Pujol”, optó por respaldar públicamente la posibilidad soberanista, como una forma de escapar a la decadencia electoral y al acoso por el escándalo de corrupción del ex presidente y “patriarca” convergente. A partir de entonces, desde el gobierno autonómico se fue gestando una fuerte iniciativa independentista que logró incluso el respaldo de las Candidaturas Unitarias Populares (grupo independentista de izquierda) que tiene diez escaños en el Parlament. La falta de respuesta del gobierno de Mariano Rajoy a los reiterados reclamos de la Generalitat Catalana, particularmente en materia económica y financiera y la redistribución de los recursos generados por el Estado, fue dando paso al proyecto que el año pasado tomó cuerpo y que derivó en la convocatoria del referéndum del próximo domingo 1 de octubre.
Un referéndum peculiar
Este proceso determina que de obtenerse una mayoría en apoyo de la independencia, (aunque fuera de un solo voto), el gobierno catalán haría esa proclamación de forma unilateral, sin contar con el Estado español, y contraviniendo expresamente los términos constitucionales. A partir de allí se generó una confrontación abierta entre el gobierno de Madrid y el de Barcelona. El gobierno del PP, parapetado en lo que fija la Constitución pactada en 1978, se limita a decir que la consulta es ilegal y que carece de cualquier tipo de legitimidad. Por el contrario, el gobierno catalán con su mayoría en el Parlament decidió su validez, declarando sus propia ley “por encima de cualquier otras”, incluyendo la Constitución Española vigente y sus normas.
La pregunta del referéndum es: ¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente con forma de República?. Teóricamente pueden votar todos los ciudadanos catalanes o que tengan determinada residencia en esa autonomía. Pero el andamiaje y la logística del proceso han sido muy cuestionados. El gobierno no ha indicado un mínimo de participantes para validar el resultado. Sea cual sea el porcentaje de votantes sobre el censo, el resultado será válido. Teniendo en cuenta que puede haber un alto grado de abstención por los ciudadanos que no comparten esta convocatoria, se dá por descontado que la respuesta SI será mayoritaria. Y aunque los votantes no lleguen al 50 o 60 por ciento, igualmente se decidiría convalidar el resultado y proclamar unilateralmente la república.
División en la sociedad catalana
Tal como está planteado, el referéndum y la actitud del gobierno de Juntos por el SI (JuntsxSi) integrado por la ex Convergencia Democrática (“pujolismo”) y la soberanista Esquerra Republicana, han generado posiciones diversas.
Además del SI o el NO, también hay una corriente “silenciosa” que promueve no votar por considerarlo una “trampa” del sistema, además de valorar que el referéndum no tiene ninguna garantía por la falta de soportes legales y de control democrático de la consulta. Este sector incluye a partidarios y contrarios a una independencia, pero en general, adhieren a que pueda realizarse un referéndum legal, en el que los catalanes puedan expresarse libremente.
Esto plantea una situación altamente conflictiva, con cuestionadas intervenciones judiciales y policiales desde el gobierno de Madrid, manifestaciones de protesta en Catalunya de los independentistas, pero también de los que rechazan las formas y los procedimientos del PP.
La temperatura política y la tensión han subido en los últimos dias, eclipsando los problemas reales de la población: entre otros, desocupación muy alta, salarios reducidos, precariedad laboral, recortes en sanidad y educación, las ayudas millonarias a la banca que finalmente la tendrán que pagar todos los españoles, y la corrupción estructural que abarca no solo al PP, sino también a los convergentes catalanes, quienes durante sus gobiernos compartieron políticas antipopulares con el PP a nivel estatal.
La izquierda dividida (“sin novedad en el frente”)
La situación es muy dinámica y su evolución, imprevisible. Con estas lineas hemos tratado de poner en contexto este complejo proceso que afecta y preocupa a los sectores “progresistas” y movimientos populares que tienen posiciones diferentes y en algunos casos contrapuestas.
Un hecho contrastable es que la cuestión ha fragmentado a las diversas corrientes sociales que mencionamos y que genéricamente podríamos definir como “la izquierda”. Esto evidentemente no constituye una novedad, ya que desde hace décadas sus esquemas teóricos y prácticos están en crisis y en debate o, como en el caso de la social democracia, en caída libre.
Para complementar este artículo, compartimos uno de los análisis que circulan y que pretende caracterizar a los protagonistas de esta encrucijada histórica. Traducido del original en catalán, y con claves muy específicas, puede aportar un poco más de claridad en este complejo panorama a pocos dias del convocado referéndum.
¿Qué hacer ante el referéndum-trampa?
El marco real donde se está jugando el futuro de Catalunya es de una monumental confusión, alimentada por partidos débiles, cortoplacistas, que no levantan la vista y solamente ven hasta el 1º de octubre y poco más. Cuanto más hablan y más difunden, más confunden.
No quieren aclararnos. Quieren manipularnos. Hagamos en conjunto un repaso de la situación en la que estamos, despojándola de los argumentos de propaganda, de promesas y falsedades.
1.- PDeCat, Puigdemont, Más, y los nostálgicos del pujolismo, creen que esta jugada los redime de todos sus trapicheos y corrupciones. Creen que con la CUP como fugón de cola, se “limpian” de los casi 30 años de políticas de derechas, pro-privatizadoras, soporte de leyes neoliberales, etc. Y que pueden presentarse como “republicanos, demócratas y hasta progresistas”.
Su independentismo sobrevenido es -por ahora - lo que los mantiene a flote. Sobreviven gracias al sentimiento identitario de parte de los catalanes, y del engaño de “un tiempo mejor” cuando “podamos disfrutar de nuestras riquezas”. Muchos quizás no, pero ellos sí saben que están engañando y que en esta coyuntura internacional, la Catalunya idílica que anuncian es imposible.
También les ayuda -y mucho- Rajoy y su gobierno PP, que no solo no intenta ni se dispone para buscar una salida política, sino que sus medidas judiciales y policiales agravan cada vez más la situación.
2.- ERC es básicamente Oriol Junqueras. Aspira y trabaja para que ERC sea la fuerza política hegemónica en Catalunya. El “paraqué” ya es más incierto. No creemos que sus aspiraciones de transformación social coincidan mucho con las de la gente que lucha por un cambio verdadero. Como colectivo, su trayectoria en los últimos años, ha sido la de actuar con oportunismo, y una capacidad camaleónica para adaptarse a diversos escenarios. ERC también es Benach, también es Rufián, también fueron Carod Rovira y Pilar Rahola…ERC es una fuerza amorfa y políticamente impredecible. Es duro, pero es así.
3.- PSC-PSOE. Tenían la oportunidad de presentar una propuesta mediadora, viable, generosa, difícil de rechazar por las dos partes, que desactivara el posible “choque” y que pusiera sobre la mesa la necesidad de una reforma constitucional. Hubiera sido posible conseguir el apoyo de Podemos, que sigue sin encontrar sus posición en la encrucijada catalana. Pedro Sánchez sigue actuando con timidez y “vigilado” por los barones. La sombra y los compromisos personales de Felipe González con los poderes económicos sigue oscureciendo el camino de los socialistas. No consiguen recuperar un perfil propio y siguen a la zaga de Rajoy.
4.- La CUP actúa con ingenuidad, y si cree que radicalizando cada vez más su discurso y su acción ganará espacio o tendrá mas influencia, es que no han entendido como funciona la política, que sigue siendo la herramienta para cambiar la relación de fuerzas sociales en cuanto a poder real. Y se gana con coherencia, con aciertos y con apoyo social, no sólo con golpes de efecto. El colmo de las torpezas, ha sido promover que Arrán “señale” a quienes no iremos a votar. Son los mismos que también recurrieron a calificar de “fascistas y franquistas” a quienes no respaldaran sus creencias. Y sin embargo, ellos conviven políticamente con los que durante décadas gobernaron con medidas antipopulares y corrupción sin límites. Sin percibirlo, están cayendo en un dogmatismo extremo que está más cerca de la teología que de la política.
A la hora de la verdad, quienes tienen la hegemonía del bloque “soberanista”, soltarán ese “furgón de cola” porque habrá cumplido su papel y la CUP se habrá convertido en una molestia, en un lastre incómodo.
5.- En cuanto a CSQP, Podem , Comuns etc: Saben de origen que en sus filas hay partidarios, contrarios y neutrales con respecto a la propuesta soberanista. Por lo tanto, la posición inicial de neutralidad ratificando a la vez sus objetivos sociales y reivindicativos, preservándose como fuerza de cambio, parece la indicada. Eso les permitiría mantener su cohesión como corriente política y representar una opinión que atraviesa transversalmente la sociedad catalana. Y que obviamente no se siente ni “soberanista” ni “españolista”.
Hubiera sido preferible entonces, que estas fuerzas “emergentes” se mantuvieran neutrales. No era fácil, pero era la posición más correcta de cara al futuro. Para eso tenían que blindarse ante las presiones externas y renunciar a la tentación de oportunismos personalistas. Podían haber encarnado una “resistencia” eficaz y visible ante la oferta “bipolar” y la falsa encrucijada montada por los dos polos. Podían haber formalizado la propuesta de reforma constitucional y el proyecto de estado federal. Y hubieran ocupado un espacio político que quedó vacío, “regalado” también a la trampa bipolar.
Esa trampa tiene muchos nombres: “Rajoy o Puigdemont”, “Madrid o Cataluña”, “Soberanía o Constitución”, pero un solo objetivo: preservar la continuidad de poder y de control político para sus promotores y protagonistas principales..
Por eso, ir a votar, significa convalidar la jugada de PDecat-Puigdemont , y dar por válida la oferta binaria, que rompe y divide a la sociedad, y relega los objetivos sociales y de cambio verdadero, en Catalunya y en el estado. En ese caso, perderíamos todos y los daños pueden ser importantes. Ante ese choque que se avecina, cuanto más faltos de apoyos lleguen unos y otros al primero de octubre, mejor será para las mayorías sociales. Esta no es “nuestra guerra”. La salida es necesariamente política. Pasa por el diseño de un estado federal y una reforma constitucional que supere los límites impuestos a la del 78 e incluya los cambios que exige la realidad.
Colau, Domenech, Albano, Giner, Nuet, Rabel, Coscubiela y otros tendrían que asumir una posición común que fuera más allá del 1º de Octubre. Pero eso ya parece imposible, al menos para algunos de los personajes nombrados. La verdadera consulta a las bases, precedida por debates y argumentos, no se hizo. Algunos dirigentes optaron por convocar votaciones con una pregunta tan amplia que permitía que las respuestas convalidaran las posiciones que unilateralmente ellos ya habían tomado. La tendencia sigue siendo decidir de arriba para abajo. El 15M, origen y fundamento de estas nuevas fuerzas, ha quedado relegado. Es imprescindible rescatar esas fuentes originales surgidas de la movilización popular.
6.- Rajoy, el Partido Popular y Ciudadanos. El gobierno de Mariano Rajoy y su partido, ejercen como herederos contemporáneos del franquismo, adaptados a la democracia parlamentaria. Su origen y fundadores provienen del tronco de la dictadura. De allí sus “tics” autoritarios y el uso condicionado de los aparatos del estado y su inmovilidad de la Constitución pactada en el 78. Ejecutores de las políticas neoliberales y sumisos a los poderes económico financieros, aplican desde el 2012 recortes en derechos y libertades, implantaron la corrupción estructural en beneficio personal y del partido, y en los últimos años mantienen un inmovilismo total ante la evolución de la situación interna en Catalunya, de la cual son en gran parte responsables. ( Entre otras cosas, por su actitud con el Estatut promulgado en el 2006, votado en contra por el PP, que luego impugnó 114 artículos). Su falta de voluntad para buscar una solución política, la reemplazó con medidas judiciales y policiales. Con ello solo ha logrado complicar la situación y mostrar su desprecio por las vías democráticas. Las últimas decisiones tomadas con respecto al anuncio del referéndum, confirman su vocación autoritaria y han provocado el efecto contrario, alentando la movilización soberanista. Para sus acciones puramente represivas, cuenta con el respaldo “inquebrantable” de Albert Rivera y su partido Ciudadanos, siempre atentos para servir al PP en las situaciones complicadas.
7.- El Govern catalán, con la excusa de enfrentar a Madrid, está montando un andamiaje pre-totalitario. Su diseño de cómo realizar el referéndum en cuanto a controles democráticos, censo, garantías de imparcialidad y de recuentos, etc. es toda una definición. Lo mismo su proyecto de cómo montar la “justicia catalana” provisional, con designaciones de jueces a dedo. También es una constante su desprecio por la opinión / participación de quienes no adhieren a su proyecto.
Trapero no es más que la muestra de cómo los cargos relevantes en áreas claves estarán en manos “amigas”. O más que “amigas”, fieles y obedientes. El descaro del Govern al anunciar que “no esperen ayudas o subvenciones” aquellos medios “que no estén por la labor” de arropar las consignas independentistas fue el preanuncio del manejo partidista de los medios propios, TV3, Catalunya Radio, Ara, etc. Y como complemento, las descalificaciones hacia “El Periódico”, por no sumarse “al coro”, y tener criterio periodístico propio.
Las 48 horas parlamentarias en las cuales “despachó” las normas fundamentales para la eventual “desconexión” con el estado y los fundamentos provisionales de la futura república, fueron un ejemplo de desprecio por las normas democráticas. Convirtieron lo que debía ser una exposición de argumentos en un trámite burocrático, eliminando cualquier posibilidad de debate. Hicieron uso y abuso de su mayoría circunstancial para definir una cuestión que por su trascendencia, requería meses de debate abierto, dentro y fuera del Parlamento, en este caso, a partir de las organizaciones sociales.
8.- El proyecto de república es un libro con páginas en blanco. Y las que se escriben - las menos - son inquietantes. El Poder Judicial, por ejemplo, que puede superar holgadamente el tan criticado manejo partidista del PP a nivel estatal. O el imprevisto viraje hacia un ejército propio: en el imaginario soberanista, siempre anidó el concepto de país sin ejército, y el ejemplo de Costa Rica, que abolió sus fuerzas armadas en 1948. Pero el propio Puigdemont dias pasados, anticipó que tener un ejército “será imprescindible” y ya se mencionan 26.000 hombres, con sus jerarquías, cuadros y por supuesto los elementos que componen una fuerza militar: vehiculos, blindados, aviones, armamento, etc. ¿ De qué presupuesto saldrán los fondos para ese ejército?. No hay respuesta. Tampoco se plantean como romper la dependencia con los verdaderos poderes económico-financieros que deciden desde Bruselas y desde otros centros mundiales. ¿En que basan entonces sus promesas de políticas sociales, renta garantizada, pensiones, etc.?
Lo cierto es que el principal objetivo de los dirigentes ex - convergentes, es conseguir mantenerse en el poder, seguir con sus políticas antipopulares y privatizadoras de lo público y también autoamnistiarse de sus corruptelas encabezadas por el “Honorable” Pujol y su familia. Por ello, en su prédica, abundan cuentos y promesas de un futuro en tecnicolor sin argumento alguno que lo sostenga.
¿Qué hacer entonces ante el referéndum-trampa?
Todo es cuestión de recuperar el pensamiento propio, razonar y protegerse del “bombardeo” de banderas, banderines y banderolas. De consignas tan solemnes como efímeras. Dejemos atrás los cuentos y las promesas. Pensemos y analicemos por nosotros mismos. Si lo conseguimos, al menos estaremos en el umbral de un futuro colectivo realmente construido por todos, desde abajo, como los puentes, como las casas. Y tendremos que hacerlo con los otros pueblos, con los que fuimos derrotados por la dictadura franquista. Compartimos con ellos las víctimas asesinadas, muchas todavía no rescatadas de las cunetas de pueblos y ciudades. Compartimos con ellos convicciones democráticas y de progreso verdadero. El camino recién empieza, vamos a recorrerlo juntos...
Como decía León Felipe,
Yo no sé muchas cosas, es verdad.
Digo tan sólo lo que he visto.
Y he visto:
que la cuna del hombre la mecen con cuentos,
que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,
que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,
que los huesos del hombre los entierran con cuentos,
y que el miedo del hombre...
ha inventado todos los cuentos.
Yo no sé muchas cosas, es verdad,
pero me han dormido con todos los cuentos...
y sé todos los cuentos.
Colectivo Triodo
Catalunya, setiembre 2017
Nota de última hora de SERPAL: Trapero, mencionado en el análisis que reproducimos, es el “mayor” Josep Lluis Trapero, jefe de los Mossos d’ Squadra, la policía catalana refundada en 1983 como cuerpo policial autonómico de la Generalitat. Tiene unos 15 mil hombres desplegados en Cataluña, y que progresivamente reemplazó en distintas tareas de vigilancia y prevención en Cataluña a la Policía Nacional y a la Guardia Civil, fuerzas que cubren la totalidad del estado español.
Informaciones de última hora señalan que la fiscalía del Estado en Cataluña comunicó hoy sábado 23 por escrito a Trapero, que los Mossos estarán bajo el control del Ministerio del Interior hasta el primero de octubre próximo, alegando “tareas de coordinación con las demás fuerzas del estado”. Ayer se lo habían dicho, pero pidió que se lo entregaran por escrito.
Al parecer, el jefe de los Mossos (designación del presidente de la Generalitat comunicó que lo consideraba una “extralimitación de funciones” de la fiscalía.
Es una nueva situación -imprevisible, como casi todo lo que está sucediendo -, ya que una negativa cerrada por parte del responsable de los Mossos implicaría de hecho una ruptura con la cadena de mandos y una eventual situación de “insubordinación”.
Pero de momento, lo que se conoce es la decisión oficial de la fiscalía, y la objeción que habría formulado el mando de los Mossos.
(*) Por la redacción del Servicio de Prensa Alternativa (SERPAL)