García Linera: "Esta pandemia es un fracaso de la globalización"
Foto: Daniela Morán
Por Álvaro García Linera
La actual epidemia no es la primera de carácter global. Como las previas, emerge de la racionalidad de la producción mercantil, que altera los procesos de transmisión de enfermedades entre especies animales.
Con el COVID-19, la sociedad mundial entró en una etapa de transición e inestabilidad generalizada. Nadie sabe si lo que viene es la repetición de lo de ahora, un nuevo orden social más preocupado por el bienestar de las personas o el abismo.
No hay respuesta globalizada a un drama global y eso es un descomunal fracaso de la globalización tal como hasta ahora se la ha construido y, sobre todo, del discurso político que la acompañó.
Al estancamiento económico de los últimos años ahora le sigue la recesión global. El decrecimiento de las economías va a llevar a un cierre viral de empresas, el despido de millones de trabajadores, la destrucción del ahorro familiar, el aumento de la pobreza y el sufrimiento social.
Los sacerdotes de la globalización, insuflados en su mezquindad, se cruzan de brazos a la espera de que los estados nacionales gasten sus últimas reservas e hipotequen el futuro de al menos dos generaciones para contener el enojo popular y atemperar el desastre.
Asistimos a una revalorización general del Estado, tanto en su función social-protectiva como económico-financiera. Esta revalorización del Estado no significa un regreso a idénticas formas de estado de bienestar o desarrollista de décadas atrás.
Existe el riesgo de un regreso pervertido del Estado bajo la forma de keynesianismos invertidos y de un totalitarismo del big data como novísima tecnología de contención de las clases peligrosas.
El desasosiego planetario por la fragilidad de horizontes a los cuales aferrarse es otra de las creencias dominantes, con lo que el sentido común se vuelve poroso, apetente de nuevas certidumbres.
El pensamiento crítico en general, y la academia pública en particular, pueden visibilizar las herramientas de autoconocimiento social y reforzar un curso sostenido en las actividades de la comunidad, la solidaridad y la igualdad.
Hoy es un momento excepcional para las ciencias sociales por la propia excepcionalidad de todo lo que viene aconteciendo en todos lados y en todos los terrenos de la experiencia social.