Néstor Suleiman: “Afganistán es una sociedad multiétnica y mayoritariamente tribal"
Por Nadia Mayorquín
AGENCIA PACO URONDO conversó con Néstor Antonio Suleiman, profesor en Ciencias Sagradas y Filosofía. Un estudioso e investigador del mundo Árabe, recorrió Siria, Irak, Líbano, Argelia, Jordania, Marruecos, Sahara Occidental, Mauritania y Libia. Entre sus publicaciones se encuentran: La cuestión Eritrea, La educación en Irak, Cánticos y relatos mesopotámicos, Saddam Hussein revolución y resistencia en Irak. Compilador. Es realizador de los documentales “Diáspora en el Sahara”, patrocinado por el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) (2018), y "Muñiz el argentino en la revolución argelina" (2020). Hablamos con él sobre su mirada sobre lo que está ocurriendo en Afganistán.
Agencia Paco Urondo: ¿Qué está ocurriendo actualmente en Afganistán?
Néstor Suleiman: Hay que tener en cuenta que este territorio tiene un poco más de seiscientos mil kilómetros cuadrados donde habitan treinta y ocho millones. El pueblo afgano vive en condiciones paupérrimas con más del cincuenta por ciento de la población por debajo del índice de la pobreza, y con recursos económicos limitados. El territorio cuenta con diversos recursos naturales como el cobre, gas, hierro y litio entre otros, pero, la inestabilidad política ha sido un impedimento para que el pueblo afgano lleve adelante una explotación de sus propios recursos.
Por otro lado, los permanentes intereses de EEUU y de Beijing están al acecho tratando de obtener el mayor beneficio y espacio para extraer los distintos minerales que son importantes dentro de los yacimientos que existen en Afganistán. Por otro lado la presencia extranjera en el territorio, marca la posición estratégica de Afganistán en la cartografía asiática, generando impedimentos permanentes en el proceso de integración social e independencia. Las permanentes interferencias foráneas han impedido a los afganos la libre decisión sobre el futuro de esa tierra en crisis.
Las naciones del mundo deberían ayudar a estos dirigentes que hoy acceden al gobierno en Afganistán. Las promesas del movimiento taliban, el cambio del discurso y los nuevos posicionamientos políticos, al parecer indican un cambio de actitud y estilo al sostenido durante la gestión gubernamental que ejercieron desde 1996 al 2001.
Deberíamos entender el proceder de EEUU, por un lado negociando con el talibán desde 2018, pretendiendo amortiguar la derrota humillante que viene soportando desde la invasión en los primeros años del siglo XXI, y por otro el apoyo que el Pentágono comienza nuevamente a ofrecer a los grupos internos opositores a la conducción del nuevo gobierno en Afganistán. Esta mixtura de acciones presenta a la región con un devenir incierto que finalmente alimenta la inestabilidad política en toda la región del centro de Asia.
El reparto “caprichoso” de las potencias colonialistas en la región ha determinado el reparto de comunidades de un mismo origen en ambos lados de las distintas fronteras de los países según el atrofiado diseño imperial. En esta cuestión los países que limitan al norte, Turkmenistán, Uzbequistan y Tayikistán, a pesar que tienen colectivos de esos orígenes establecidas en suelo afgano, hasta el momento han tomado una posición de no injerencia en los temas internos de Afganistán.
La comunidad internacional debe esperar las definiciones y las acciones del nuevo gobierno talibán. Observar con cautela el proyecto político, económico y social. En un primer momento la flamante dirigencia que tomó el poder hace unos días en Kabul, habían afirmado que prescindían del personal administrativo en los espacios gubernamentales. Sin embargo, este criterio ha comenzado a cambiar y en estos días han solicitado el auxilio del personal técnico de la administración anterior para conducir las reparticiones del Estado.
El talibán, porta una corriente teológica similar a otros grupos islámicos, pero el proyecto político que delinean es distintos, por ejemplo al de Al Qaeda o el Estado Islámico, a pesar que los liga la orientación wahabie. En apretada síntesis, encuadramientos musulmanes con distintos objetivos vinculados al poder y hegemonía en determinados espacios cartográficos, a menudo se han enfrentados por implementar distintas hojas de ruta, el mejor ejemplo hoy aflora en la región Khorasan en Afganistan con desarrollo político y militar del Estado Islámico que se proyecta como genuino enemigo del movimiento talibán, repartido en la mayoría de los escenario del mapa afgano.
Otro emergente a considerar está determinado en los pueblos originarios, que constituyen minorías nacionales con un papel importante en el proceso de estabilidad en esa zona. En esta dirección las mayorías en esas sociedades deben respetar a los grupos minoritarios en el plano, étnico, lingüístico, tradiciones, folclore, en todo aquello que hace a la identidad.
Afganistán es una sociedad multiétnica y mayoritariamente tribal. La población del país se reparte en grupos etnolingüística: pastún, tayikos, hazara, uzbeko, turkmenos, baluchies, kirguís, entre otros. Quizá la conformación de un formato de estado plurinacional y étnico sea la alternativa viable para establecer la convivencia pacífica, armonía y estabilidad en la región en conflicto. Todo dependerá de las abstenciones en las interferencias internas de parte de los proyectos extranjeros.
APU: Afganistán comparte fronteras con China e Irán, y está cerca a Rusia e India ¿Cuál es la posición que tienen estos países con el desembarco de los Talibán en Kabul?
N. S.: Afganistán comparte frontera con China, son aproximadamente 75 kilómetro y el gobierno chino ya anunció que va a tener una buena relación con los talibán, manifestó querer tener una relación amistosa. Está región además de la importancia que tiene como paso o surco de una de las Rutas de la Seda - recordemos que la otra ruta vincula distintos puertos en el Indico-, China tiene una población musulmana bastante importante en la región que limita con Afganistán, me refiero a los uigures, y lo más probable es que China también quiera neutralizar cualquier cuestión que tenga que ver con el movimiento uigur. Es decir, un movimiento que esta muy reprimido en China y que también la idea de que el talibán genere unos grados de empatía con los uigures no es, obviamente, del agrado de China.
Rusia, por su lado, ha esperado -según declaraciones de hace algunos días de su representante diplomático en la región- algún cambio de actitud del talibán. Mientras tanto, están negociando las cuestiones de seguridad de la institución diplomática rusa en Kabul. Digamos que Rusia tiene una posición más bien ambigua ¿no? Me quedó en tanto cambien de actitud o reconozco en tanto cambie de actitud el talibán, reconozco las relaciones, pero, mientras tanto no me voy, me quedó y garantizo mi seguridad. La verdad, es muy ambiguo lo de Rusia. Por otro lado, bastante descabelladas las declaraciones del primer ministro inglés que planteó el no reconocimiento al gobierno talibán y, además, pidió a todos los estados del mundo que no hicieran ningún tipo de reconocimiento unilateral al Emirato Afgano. Por otro lado, el jefe de las fuerzas armadas de Gran Bretaña, de apellido Carter, ya planteo que hay que dejar actuar al talibán, observar cómo se desenvuelve en esta nueva etapa, es decir, creo que está mucho más ubicado y en lo cierto el militar, además debe conocer el terreno, que la jefatura política. Finalmente, hay que tener en cuenta otro actor importante en la región que es la República Islámica de Irán, recordemos que en el año 1997… 1998 para ser más preciso, cuando el talibán deja la región de Mazar-e Sarif en el norte, bueno, los hazaras que son aliados al gobierno teocrático persa, los hazaras que son de origen religioso chiita realizan una matanza de talibanes, los datos son de algo más de 300 talibanes asesinados y, digamos aparecen los cadáveres en unas fosas colectivas. Esto dio lugar a una ofensiva del talibán, nuevamente en ese distrito, donde capturan a nuevos diplomáticos iranís que estaban en la zona y los ejecutan, obviamente generó una respuesta hostil de parte del gobierno teocrático persa que, concentró más de 20 mil hombres en la frontera con Afganistán, y finalmente el talibán prometió esclarecer esos asesinatos de los funcionarios diplomáticos y, digamos que se solucionó transitoriamente la disputa entre los talibanes y la teocracia persa. Sin embargo, yo creo que el proyecto de expansión que, permanentemente, tiene el colonialismo persa no va a quitar sus ojos sobre Afganistán y va a intentar de aprovechar cualquier situación, cualquier crisis interna, cualquier desestabilización para intentar sacar una tajada territorial de esta situación crítica que hay en Afganistán.