“No se puede leer este mundo con las mismas categorías de la globalización”
La militante peronista y columnista de política internacional, Adriana Ghitia, dialogó con AGENCIA PACO URONDO sobre el panorama geopolítico. “En este nuevo orden, aquellos países que puedan sostener sus modelos en los vectores de energía y alimentos, son quienes están en condiciones de insertarse de manera favorable, nuestro país es uno de ellos”, señaló la co-conductora de La Hora de Moreno.
AGENCIA PACO URONDO: ¿Hay una agudización en la disputa geopolítica en la región entre Estados Unidos y China?
Adriana Ghitia: El Nuevo Orden Internacional (NOI) del que venimos hablando hace muchos años se caracteriza, entre otros, por la caída de la globalización, del modelo neoliberal que le dio sustento, por la emergencia de nuevos nacionalismos que peligrosamente pueden derivar en excluyentes y por el desarrollo de una Guerra Mundial en cuotas, como fuera anticipado por el Papa Francisco. Lamentablemente es un parto doloroso que se está llevando muchas vidas.
Una correcta lectura del contexto internacional, como decía el General Juan Perón, nos permitirá definir los lineamientos de las políticas nacionales. En nuestro país, donde pasaron Perón y Eva, tenemos un marco doctrinario para llevar a cabo un "Modelo de Desarrollo Económico Permanente y Sustentable (MoDEPyS)" orientado a la producción, capaz de objetivar un nacionalismo de integración e inclusión que bien podría ser un faro en este mundo convulsionado.
En este nuevo orden, aquellos países que puedan sostener sus modelos en los vectores de energía y alimentos, son quienes están en condiciones de insertarse de manera favorable, nuestro país es uno de ellos. Estados Unidos y La Federación Rusa además de contar con ambos vectores, tienen el mayor desarrollo militar, por tanto, son quienes, en el marco de una alianza de “Orden Uno”, disputan sus zonas de influencia a escala internacional. No sería el caso de la República Popular China (RPC) que no cuenta con las fuentes propias de energía que resultan necesarias para abastecer a su industria ni con una producción de alimentos suficiente para dar de comer a su supernumeraria población.
APU Tenemos entonces dos zonas calientes de disputa…
AG: Es así, como hemos definido en principio dos zonas de disputa, que denominamos medianeras: entre Estados Unidos y la Federación Rusa que se juega en Ucrania y entre Estados Unidos y la Republica Popular China. A éstas se ha agregado este año una tercera zona: la de occidente ampliado.
En Estados Unidos, producto del desarrollo tecnológico, se abarataron los costos de extracción del shale gas y shale oil, facilitando la participación de este país como oferente en el mercado energético y una importante disminución de los costos de los bienes industriales. Así las compañías norteamericanas obtuvieron ventajas competitivas para enfrentar a las que habían penetrado en su “zona de confort”.
Para la Unión Europea (UE), la Federación Rusa era el único proveedor energético confiable frente a otros centralmente inestables: Medio Oriente y el Norte de África, entonces solo sería necesario “alinear los intereses” entre los “nuevos ganadores”: Estados Unidos y la Federación Rusa.
Así, hay un tácito interés compartido entre esos dos países, ya que desean que la UE y la RPC no se abastezcan de energía fósil, a un precio que les permita disminuir sus costos de producción, y volver a disputarle mercados al sector industrial norteamericano”. Por eso la denominamos como “alianza objetiva” de Orden Uno, entre economías que no son competitivas entre sí, y que respeta la mutua aptitud de “disuasión nuclear”, entrelaza intereses diferentes a los prevalentes durante la “hegemonía globalizadora”.
En la “segunda medianera”, la disputa ocurre en la Mar de la China, que por ahora asume la impronta de una “guerra comercial”. Estados Unidos se ha plantado en políticas de defensa nacional para la producción de semiconductores vinculados a la industria militar y de telecomunicaciones, situación que originó una respuesta de similar tenor por parte del gobierno chino. Taiwán emerge en este lado del mundo como un actor central en la disputa dadas, entre otros, la tensa relación que mantiene con la RPC y su desarrollo en insumos claves para las industrias mencionadas con anterioridad. Las empresas que comercializan productos manufacturados en “esa isla”, dentro del mercado de la RPC, fueron obligadas a modificar la “mención de origen” por el “made in China”.
Hoy, para retrotraer a las empresas chinas fuera de la “zona de confort” las jugadas se dan centralmente en el terreno económico merced a sanciones y restricciones comerciales, en un marco de maniobras, movilización y ejercicios militares en la zona tanto por parte de Estados Unidos y sus aliados, como por parte de la RPC.
APU: ¿Qué perspectivas avizora en cuanto al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania?
AG: Como hemos mencionado el territorio donde se expresa la primera medianera, es en Ucrania. En la medida que el tiempo avanza desde que se inició el conflicto armado en febrero de 2022, la situación ucraniana se va deteriorando. A la etapa de empantanamiento observada a partir del fracaso de su contraofensiva llevada a cabo en el segundo semestre de 2023, le está sucediendo una etapa de consolidación de los territorios ocupados por las fuerzas rusas y de franco avance sobre zonas que de haberse negociado la paz antes hubieran quedado en el espacio de Ucrania, un ejemplo de ello es la ciudad de Járkov y podría seguirle Odesa que haría que Ucrania perdiese la salida al Mar Negro.
El superlativo apoyo de Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea en dinero, armamento, logística e inteligencia, no ha logrado mover el amperímetro a favor de Ucrania
Volodímir Zelenski y Joe Biden ya no constituyen interlocutores válidos para negociar la paz, así como tampoco la Unión Europea, por más que despliegue fuerzas militares en operativos desafiantes por parte de la OTAN -como el realizado en febrero/marzo de 2024- y movilice ingentes recursos militares, diplomáticos, normativos y económicos entre otros.
En tanto se aproximan las elecciones en Estados Unidos lo hace también el desenlace del conflicto que venimos perfilando producto del cual la zona cerealera de Ucrania quedará en la Unión Europea y la zona minera y de asentamiento de la industria metalmecánica para la Federación Rusa, que en un primer momento, ante el avance de la OTAN hacía el Este se propuso recuperar los territorios situados al este del Río Dniéper y la región del Donbass que se sumaba a la península de Crimea.
Un elemento a resaltar en la evolución y escalada de la situación, es que a fines de marzo de este año, cambió de estatus la inicialmente denominada por la Federación Rus como una “operación militar especial”. Ahora fue catalogada como un “estado de guerra”. Este nuevo estatus está vinculado al avance ruso en los territorios anteriormente mencionados.
APU ¿Podría desarrollar la categoría de occidente ampliado que propone Guillermo Moreno y articularla con el conflicto en Medio Oriente?
AG: Desde el 7 de octubre de 2023, un tercer escenario donde se expresa este mundo en guerra en cuotas es en la región que caracterizamos como occidente ampliado, a partir del sorpresivo ataque realizado por Hamas a los asentamientos civiles de los kibutz situados en la frontera con La Franja de Gaza. Este ataque que causó al menos 1.200 muertes e implicó la toma de alrededor de 250 rehenes, generó la declaración de guerra por parte del Estado de Israel. Por su parte, hasta marzo de 2024, hay más de 30.000 civiles palestinos muertos y alrededor de 2 millones desplazados de sus hogares.
Se juega en este lugar del mundo, rico, pero inestable para la provisión de energía fósil, una disputa por quienes se constituyen y consolidan como nuevos actores buscando desplazar la hegemonía de Israel como histórico gendarme de la zona, sostenida estratégicamente por Estados Unidos. Así, Irán, Turquía, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos mueven sus piezas en este nuevo tablero de ajedrez con diferentes capacidades, énfasis y resultados; sus movimientos tácticos conviven con la postergada concreción de los “dos Estados”, Israel y Palestina, estipulada por la resolución de la ONU de 1947 e impulsada por el concierto internacional; concreción que es resistida, por ahora, por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. La Federación Rusa, una vez más, junto a Estados Unidos se destacan por su peso específico también en este espacio.
Desde el punto de vista filosófico, en el mediano plazo, vislumbramos un occidente ampliado en el cual las tres religiones monoteístas -judía, cristiana y musulmana- convivirán desde el punto de vista ecuménico e impulsarán la coexistencia pacífica entre los países que las profesan, objetivo con el cual, por cierto, nos involucramos. He aquí el rol central que tiene el Papa Francisco en la consolidación de esta instancia.
Israel le ha declarado la guerra a Hamás que es una organización y no un Estado, de este enfrentamiento participan también otros grupos que conforman el Eje de Resistencia Islámico apoyado por Irán (Hezbollá desde el Líbano, los rebeldes Hutíes de Yemen, entre otros). Si bien, en abril de este año, ha habido una escalada en la región a partir del ataque realizado con drones y misiles por parte de Irán a Israel y de la respuesta israelí, ambas acciones anunciadas y medidas, no presentan por ahora un salto en calidad en el conflicto. Además del peligro de conflagración nuclear que podría presentarse, que enciende las alarmas mundiales, este salto cualitativo no ocurrirá porque, nuevamente, quienes, en última instancia, están moviendo las piezas en este tablero son Estados Unidos y la Federación Rusa.
Finalmente, para señalar que no se puede leer este mundo con las mismas claves con las cuales se abordaba la globalización, basta observar que las históricas disputas entre Sunitas y Chiitas, si bien continúan presentes, han pasado, en el caso del Eje de Resistencia Islámico, a un segundo plano, Hamás es de origen sunita y Hezbollá de origen chiita.