¿Qué es el TPP y cuál es su relación con América Latina?

Por Coordinadora de los Pueblos Contra el libre comercio de las Corporaciones

El Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP por sus siglas en inglés) es un mega acuerdo inter-regional firmado en febrero de 2016 que promueve el libre comercio en el Pacífico. Como iniciativa de los Estados Unidos, busca posicionarse y avanzar sobre mercados que han sido colonizados por el coloso China. Constituye uno de los capítulos más actuales de la disputa geopolítica.

Al igual que otros acuerdos de este tipo que se encuentran actualmente en tratativas (como el TIPP entre Estados Unidos y Unión Europea), el TPP es negociado en secreto, sin participación de la sociedad civil, movimientos sociales ni sindicatos, con una intervención restrictiva de representantes de los gobiernos y un protagonismo indiscutido de las empresas transnacionales.

Su contenido va mucho más allá de la eliminación de barreras para el “comercio libre”. Avanza sobre aspectos cruciales que hacen a la soberanía de los pueblos y el ejercicio de los derechos humanos. Sus temas más controversiales se vinculan con propiedad intelectual (semillas y medicamentos son sus componentes más problemáticos), solución de controversias (que establece la posibilidad de que las corporaciones demanden a los Estados cuando consideren que estos afectan sus inversiones), compras públicas (equiparando contratistas nacionales con extranjeros) y legislación laboral en una clave drásticamente regresiva.

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En el TPP no hay Estados soberanos ni gobiernos, sino “partes”. No hay ciudadanos ni pueblos, ni trabajadores, migrantes, indígenas o campesinos, solo hay “empresas” y/o “titulares de derechos” que potencialmente pueden abusar de la propiedad intelectual, y no a la inversa. No se habla de democracia, derechos humanos, universalidad. El lenguaje es notoriamente auto-referencial, marcado por el solipsismo, netamente empresarial y completamente despojado de los valores, contenidos, idearios o referencias históricas que caracterizan las tradiciones políticas de nuestras sociedades democráticas. Un nuevo esquema normativo del capitalismo del siglo XXI y un nuevo espacio de toma de decisiones cuya lógica mercantil subordina los Estados nacionales a las empresas de un modo radical.

Es cierto que el TPP intenta reeditar en la región la experiencia fallida del ALCA. Pero su alcance, hay que destacar, es mayor. Mientras que el ALCA buscaba constituir un área de libre comercio continental bajo dominio de Estados Unidos, con el TPP se busca consolidar una hegemonía global. Su foco en el Pacífico es un dato sumamente relevante. Es allí donde se encuentra el mayor dinamismo económico a nivel global y dónde se desarrolló la disputa geopolítica con China. Además, el TPP significa un salto cualitativo en la perspectiva del libre comercio, si consideramos los avances que implica en términos de pérdida de soberanía de las Naciones a favor de un mayor poder a las corporaciones trasnacionales.