"El Tratado de Asociación Transpacífico es peor que el ALCA"
Por Cecilia Anigstein
APU: En la primera semana de junio integró la delegación argentina de la 105 Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT en Bruselas. ¿Qué balance hace de la participación sindical?
RB: En OIT nosotros hicimos una denuncia sobre la situación en Argentina, el ajuste, los despidos y actividades por la liberación de Milagro Sala. Llevamos material, con traducción al inglés inclusive, al portugués y al francés para exigir la libertad de Milagro. Estuvimos en la Universidad Obrera de Ginebra, que es un centro de estudios impulsado por el socialismo suizo y en el Club Alpino Suizo.
En la Asamblea de los Trabajadores de la OIT hicimos una denuncia sobre la situación en Argentina, el tema de los despidos y la movilización a Plaza de Mayo por la Ley de Emergencia ocupacional. Lo hicimos mostrando la predisposición del movimiento obrero de Argentina de concretar la unidad, tanto de la CGT como con la CTA.
APU: ¿Esto lo coordinaron con las otras centrales de Argentina?
RB: Lo hicimos en conjunto con la CGT y con la otra CTA. Y creo que para la Argentina, y para los trabajadores de la Argentina, el momento más importante fue el día 3, con la presentación en conjunto de una declaración sobre las negociaciones entre la Unión Europea y el Mercosur. La firmaron la Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur (CCSCS) y la Confederación Europea de Sindicatos (CES). Planteamos que el agua, la salud y la educación pública no pueden ser objeto de negociación en los tratados.
APU: ¿El acuerdo entre Unión Europea y Mercosur está avanzado?
RB: Lo reactivaron en una reunión el año pasado en Bruselas, donde nos convocaron a los diferentes sindicatos, a las centrales sindicales. Además de las organizaciones sindicales y sociales, estuvieron grupos de empresarios y ONGs, tanto de Europa como de América Latina, parlamentarios europeos y parlamentarios latinoamericanos. Pero fue, como decirte, continuando las conversaciones. Las negociaciones estaban trabadas en realidad, porque había una posición muy firme de Argentina, más que nada, en el marco del Mercosur. El Mercosur le pedía a Europa que defina a que estaban dispuestos, y Europa nunca mandaba la lista de las mercancías y los productos que ellos estarían dispuestos a someter en el tratado. Es decir, qué ofrecían ellos. Al mismo tiempo, le reclamaban al Mercosur que ofrezca el Mercosur. Así estaba medio empantanada la discusión. Lo quería impulsar muy fuerte la burguesía de San Pablo, concretamente el empresariado de Brasil estaba más interesado.
Pero apenas asume Macri se mandan dos delegaciones de Argentina. Una que fue hace dos meses, de parlamentarios europeos. Ahí nos preguntaron por la situación de Argentina, y nos preguntaron qué posición teníamos como organizaciones sindicales con respecto a esto. Y la otra se dio antes de viajar a OIT. O sea que la Unión Europea, o por lo menos el Parlamento Europeo está muy interesado en reactivar rápidamente el acuerdo entre Unión Europea y Mercosur.
APU: ¿El juicio político a Dilma Rousseff aceleró este proceso?
RB: Primero fue la presencia de Macri. El juicio a Dilma tiene que ver, influyó, pero fue más la presencia de Macri. Porque una de las misiones fue un mes antes de que comience el juicio a Dilma. No hay ninguna duda que genera para ellos mejores condiciones. Aunque Brasil viene con una línea en política exterior con una continuidad histórica y no hay tantos cambios en el tema de política exterior. Y con el tema del Tratado de libre comercio, si hay un acuerdo con la Argentina en el Mercosur de salir juntos. Ahora, hay un factor acá que es Uruguay, que es Danilo Astori (Ministro de Economía de Uruguay), permanentemente está impulsando el tema del tratado de libre comercio por fuera del Mercosur. Ellos criticaban a Brasil y Argentina en el Mercosur, porque no eran generosos con Uruguay y Paraguay, que eran economías más chicas y que no los tenían contemplados. El siempre impulso dentro del Frente Amplio el tema de la concreción del tratado de libre comercio. Hay una línea muy fuerte de este sector del Frente Amplio de Uruguay, de impulsar el tratado de libre comercio.
APU: ¿Esto es inminente?
RB: Están acelerando las negociaciones. Nosotros lo que estamos planteando es que no estamos de acuerdo con los tratados de libre comercio y haciendo una serie de reparos sobre que no tendría que contener este tipo de acuerdo. Pero ahora, yo creo que además están preocupados porque Argentina está mirando más el TPP, nosotros lo rechazamos.
APU: ¿Ustedes van a rechazar el TPP? ¿Esa es la posición de la CTA? ¿Se acordó con las otras centrales argentinas?
RB: Es la posición de la CTA y está acordada con la CSA. El caso con Europa es más complicado. Por eso decimos que no tiene que ser un tratado de libre comercio, tiene que ser un acuerdo de cooperación.
APU: ¿Por qué la CTA está rechazando el TPP?
RB: Fundamentalmente porque subordinamos la soberanía productiva de nuestros países al capitalismo financiero internacional y al movimiento internacional de capitales.
APU: Se dice que el TPP representa una vuelta atrás, una reactualización del ALCA. ¿Cuál es su opinión?
RB: Es peor que el ALCA. Lo profundiza, porque incorpora a países asiáticos. Con respecto al tema de negociación de salarios y productos se intenta bajar la mínimo posible lo que ellos llaman el costo laboral. O sea, ya lo estamos viendo en acuerdo con Mac Donalds, 10 dólares en Estados Unidos, 2 dólares acá. Y sale un dólar más cara acá la hamburguesa que en Estados Unidos. Uno de los principales objetivos que tienen los tratados de libre comercio es la libre circulación de mercancías. Si los capitales ven atacados en sus intereses, en cualquier decisión soberana que tomen los estados nacionales pueden quedar sometidos a la OMC. Esto pasa también en educación. Vos tomas una decisión política, firmaste un tratado de libre comercio donde entró educación, y ellos ven afectados sus intereses, te denuncian en la Organización Mundial de Comercio, entonces no tenés decisión soberana.
APU: Teniendo en cuenta su trayectoria de participación como delegación sindical en OIT. ¿Nota algún cambio significativo en las posiciones que asumió el gobierno de Macri? ¿Y a nivel regional?
RB: La delegación sindical fue la misma, la delegación empresarial fue la misma. Con respecto a la delegación gubernamental, llevaron algunos funcionarios de carrera, que están haciendo de alguna manera la transición, el traspaso. Pero además fueron el Viceministro de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires y el Ministro de Trabajo. Dentro del Grupo de Países de América Latina y Caribe (GRULAC) –hay que decir que es el grupo de países que llevan adelante una posición de defensa del derecho de huelga y los derechos de los trabajadores– los posicionamientos se modificaron. Argentina se empieza a correr. O sea, son parte del espacio pero empiezan a retirar las posiciones progresistas y se van ensamblando con lo que es la iniciativa del capitalismo y del empresariado a nivel internacional, de no reconocer el derecho de huelga como derecho universal. Ahí hay un cambio, una pérdida para la región. No solamente Argentina. Brasil tenía la misma posición y hoy está alineado con las posiciones políticas de Argentina. Hoy Argentina y Brasil se están corriendo de las posiciones de defensa de los derechos protectorios de los trabajadores.
APU: ¿Le parece que es importante la presencia de las delegaciones sindicales en la OIT en esta coyuntura?
RB: Yo creo que es muy importante porque actualmente hay una ofensiva fuerte para destruir el tripartismo. El tripartismo lo mantenían como una herramienta valiosa cuando existía la Unión Soviética. En contraposición de la Unión Soviética se decía: Bueno, acá hay derecho a huelga y se respetan los derechos de los trabajadores. Caído el muro de Berlin, la OIT al empresariado ya no le interesa. Ahora estamos en una situación inversa, de , de desconocer al máximo los derechos laborales, cuando siempre reconocieron el derecho de huelga, que no estaba explicito en ninguna de las convenciones. Hoy dicen que no se pueden establecer mecanismos de control ni condenar a ninguno de los países por violación si no avalan el derecho de huelga en su legislación nacional. Los empresarios vienen con una iniciativa muy fuerte en ese sentido. Intentan generar las condiciones para que haya cada vez más explotación. ¿Cuál es el objetivo final? Maximizar las ganancias, maximizar los capitales que tienen.
APU: Teniendo en cuenta la ofensiva conservadora en la región, además de la presencia en un organismo internacional como es la OIT. ¿Qué otros espacios te parecen que son importantes a nivel regional o mundial en este momento para el movimiento obrero argentino? Particularmente ¿Le parece que existe algún espacio donde se pueda llegar a confluir con los otros sectores?
RB: El capítulo sociolaboral del Mercosur es importante y se puede confluir con algunos sectores, como las pequeñas y medianas empresas. Por supuesto, desde el lado de los trabajadores, la Confederación Sindical de las Américas. También estamos haciendo coordinaciones con organizaciones sindicales nacionales que no tienen afiliación internacional, como es el caso del PICT-CNT de Uruguay, o que son parte de la FSM, como la CGTP de Perú o la CTC de Cuba. O sea, establecer espacios de coordinación. La reedición de la Alianza Social Continental, o mejor dicho, la nueva iniciativa en contra de los tratados de libre comercio, que agrupa movimientos sociales, movimientos de productores, movimiento campesino con los trabajadores y otras organizaciones de la sociedad civil me parece que es un espacio de confluencia muy importante en el marco de la lucha que se puede producir contra este tipo de iniciativas que van en contra del pueblo y los trabajadores fundamentalmente.
Diferentes espacios, como la OEA (aunque estoy completamente decepcionado con la posición que está teniendo Almagro con Venezuela), espacios como la UNASUR y la CELAC. Y espacios como el Mercosur que todavía hay que seguir profundizándolo. Es cierto que el capítulo social y laboral estaba más avanzado en el Mercosur, no así en Unasur, aunque había algunas iniciativas, pero muy pobres y no se llegó a profundizar, y menos en la CELAC.
APU: Y a nivel nacional ¿Hay confluencia?
RB: Estamos tratando de conformar un frente por el trabajo, la producción, la cultura, contra el hambre, el ajuste y los tarifazos. Es la idea del frente ciudadano que planteó Cristina. Nosotros creemos que si el esquema es hoy solamente un sector político es muy débil, hay que confluir con diferentes organizaciones sindicales primero. Nosotros vamos a seguir apostando a la unidad sindical y la unidad en la acción. Porque más allá que ahora no se haya convocado para adelante, todo tiene un límite: que vos te sientes a discutir y a dialogar cuando las políticas impactan con toda la fuerza contra los trabajadores... Hay una necesidad del movimiento obrero de salir juntos. Así que vamos a seguir apostando a eso. Vamos a apostar a la unidad de la CTA. Vamos a apostar a la unidad en la acción de la CTA y de la CGT. Y vamos a apostar a la conformación de un movimiento amplio que tenga que impulse un proyecto de inclusión, de distribución del ingreso y del mercado interno. Un proyecto productivo totalmente diferente al que nos plantea este gobierno. Implica el rechazo al endeudamiento, a las iniciativas de libre comercio, porque eso va a favor de la destrucción del trabajo en Argentina.