Se acrecienta la crisis política en Irak
Por Guido Luppino
En las últimas semanas, el país atravesó diversos acontecimientos políticos y militares que dejan ver la falta de estabilidad que se vive por estos días dentro del territorio. Ya sean atentados por parte del Estado Islámico (EI) o tensiones entre diversas facciones chiítas, tanto oficialistas como de la oposición, el clima político no logra encontrar calma, sino que sucede todo lo contrario.
Las jornadas que últimamente vienen transcurriendo en Irak, especialmente en su capital, Bagdad, presentaron un grado de violencia castrense y política que nutre el terreno para la posibilidad de más y mayores conflictos de estas índoles. Las comunidades chiítas del país sufrieron dos ataques con coches bombas, ambos fueron automáticamente adjudicados por la agrupación yihadista del EI. Esta vez, las ciudades golpeadas fueron Saidiya y Samawah, ubicadas en el sur de Bagdad, dejando como resultado decenas de fallecidos y heridos, entre ambos episodios. Es válido aclarar que la zona de Samawah es considerada como el corazón de la comunidad chiíta dentro de Irak.
La agrupación religiosa del Estado Islámico representa a la rama sunnita del islam, la cual es enemiga de la chiíta. Los fundamentalistas islámicos consideran a los chiítas como herejes o infieles. Por esta misma razón, los ataques tienen un destinatario bien definido y son dirigidos directamente contra las comunidades chiítas dentro del país.
Al mismo tiempo que sucedieron dichos atentados, en el norte de Irak, más precisamente en Mosul, un soldado de las tropas que luchan contra el EI fue asesinado. El hecho también, al igual que los ataques de los coches bombas, se lo adjudicó el Estado Islámico. Por otro lado, desde el Pentágono se confirmó que el fallecido era un combatiente con nacionalidad norteamericana.
Si bien oficialmente las tropas estadounidenses se retiraron de Irak luego del derrocamiento de Saddam Hussein, el conflicto con el Estado Islámico sirvió como una nueva excusa para el gobierno de los Estados Unidos, para de esta manera poder mandar tropas a la región de Oriente Medio en los últimos tiempos. El mes pasado confirmaron que ya fueron enviados cerca de 4 mil soldados. Ante los sucesos ocurridos en la inmediatez, se prevé que la semana entrante podrían llegar más tropas a suelo iraquí, para proseguir e intensificar el combate contra los yihadistas. La ofensiva, se estima, lograría alcanzar el número de 30 mil soldados entre el Ejército del gobierno iraquí y la ayuda proveniente desde occidente.
Recordemos que Irak, luego de la intervención por parte de Occidente en 2003, quedó partido en tres: los chiítas en el sur, en el centro la burguesía sunnita y en el norte la burguesía kurda. De igual manera, hoy conduce el gobierno la parte del chiísmo, quienes forman un frente de combate contra el Estado Islámico con la ayuda de tropas de países bajo la misma conducción religiosa, referimos a Siria, Irán y a la agrupación libanesa del Hezbolá. La situación es aún más complicada, ya que desde Washington se afirma pelear contra los yihadistas en toda la región de Medio Oriente y también el Magreb africano, pero en Siria tienen la mira puesta en el objetivo de poder derrocar, finalmente, al gobierno del Presidente Bashar al-Asad.
Por su parte, los kurdos del norte, también cooperan de forma militar con la alianza tejida entre oficialistas y occidente, con el único fin de detener el avance de los ejércitos de los fundamentalistas del EI.
Los enfrentamientos de las últimas horas han ido en aumento en el país iraquí. Desde el norte hasta el sur, las tropas que representan al Estado Islámico avanzan con sus ansias de conquistar nuevas tierras para anexarlas a su Califato, el mismo fue declarado en junio del 2014. Si bien los conflictos pertenecientes a los yihadistas tienen mayor foco en el país vecino de Siria, debemos de estar atentos a los sucesos que puedan seguir presentándose en Irak por estos tiempos.
Pero la crisis no sólo se aboca al conflicto con el Estado Islámico, sino que se están viviendo hechos dentro del escenario político interno, hacemos referencia a disputas entre las distintas facciones chiítas de Irak.
Esto mismo hace que las dificultades políticas se extiendan, el sábado pasado simpatizantes del clérigo chií Muqtada al-Sadr, quien dirige el Movimiento Sadrista, irrumpieron en el parlamento en reclamo de poner punto final a la corrupción llevada a cabo por el gobierno de turno. Muqtada al Sadr es el principal opositor del Primer Ministro al-Abadi que también es representante de la rama chií del islam, quien ostenta ese cargo desde 2014 cuando el Presidente, Fuad Masum, lo nombrara como tal. La irrupción en el parlamento iraquí ocurrió en la zona verde de Bagdad, la cual es considerada el perímetro más protegido del país luego de la intervención militar sufrida por parte de los Estados Unidos, hace ya más de 10 años.
Pero este no fue el primer acto político de importancia que encabeza Muqtada al-Sadr. En febrero pasado se convocó a una manifestación contra el gobierno en curso. La misma aglutinó a más de un millón de personas, siendo una de las más importantes que haya ocurrido dentro de la historia del país. El motivo, al igual que lo acaecido el pasado fin de semana, fue la corrupción y el pedido de la formación de un nuevo gabinete tecnócrata que consiguiera cortar de raíz con la corrupción.
La situación, ante estos hechos, nos presenta una imagen clara de cómo el país se encuentra en una puja interna entre las facciones chiítas más poderosas, pero a la vez, es esto mismo lo que agrega dificultad para poder avanzar en una estrategia clara y exitosa contra los fundamentalistas sunnitas del Estado Islámico.