"Sudamérica tiene que negociar la instalación China en término fabriles"
Inversiones en China
APU: ¿Existen empresas de la región que inviertan en China?
DG: Hay pocas. Centralmente son empresas brasileras y algunas argentinas. Son fenómenos incipientes. Uno de los planteos de una Nación Sudamericana debería ser tener un grupo de elite, de 50 o 60 empresas, para que se instale en China. Si no resolvemos los desequilibrios con China nos vamos a encontrar con una relación difícil de administrar.
APU: ¿Qué países sí invierten en China con volúmenes más importantes?
DG: De las 500 empresas líderes del mundo, 300 0 350 tienen instalaciones fabriles en China. Una de las condiciones de negociación de los chinos con el mundo ha sido la instalación de empresas. Esto ha generado mucha interdependencia porque cuando vemos que el 46% de las reservas del banco central chino están en bonos del tesoro norteamericano y que las grandes empresas están instalas en China, es muy difícil pensar en una confrontación económica o política trazando una raya militar entre oriente y occidente. Eso garantiza un futuro de paz.
En ese proceso tiene que incorporarse Sudamérica que tiene que negociar con China, contra suministro de materias primas, la instalación en términos fabriles y tecnológicos en la región. Un ejemplo son los armadores de electrodomésticos en Tierra del Fuego.
Nuevo tablero mundial
APU: En el libro señala tres actores centrales en el escenario mundial: China, Estados Unidos y el Vaticano, ¿Cómo entiende ese triangula de poder?
DG: No es un triángulo económico. La asunción de Francisco lleva a una situación de complementación entre el mayor país comunista y el mayor país capitalista. El Papa aparece como un nuevo mensajero que llama la atención en el campo económico sobre las incapacidades de ambos modelos para resolver los problemas de inclusión mundial. Esta supresión del mundo bipolar pasa a ser un sistema de síntesis entre lo espiritual, lo económico y lo institucional, en un mundo muy protagonizado por el Papa Francisco, que es un representante sudamericano.
Este triangulo de poder tiene que ver con un mundo muy globalizado, muy integrado, con reglas del juego sintéticas donde lo económico y lo espiritual tienden a confluir y no a fraccionarse como ocurrió en las dos guerras mundiales. Podemos vislumbrar un horizonte de paz y progreso más allá de algunos puntos conflictivos que todavía existen.
APU: China viene jugando en el escenario mundial en estrecha relación con Rusia en conflictos como los desarrollados en Siria y Ucrania, ¿Por qué se da esta relación?
DG: Hay un proceso de reconciliación en este nuevo rol de China como superpotencia. Vamos a ver un crecimiento del protagonismo chino a nivel internacional que hasta ahora era casi invisible porque no operaba como potencia. No vamos a ver una intervención política dogmática – ideológica porque no hay un mundo dividido entre comunistas y capitalistas, ni una alianza ruso – china contra Estados Unidos o Europa. Vamos a ver episodios de una nueva casuística donde actuará con más decisión donde haya intereses más sensibles o como apoyo a uno u otro bloque en función de un este nuevo escenario.
APU: ¿Está desarrollando China un papel como actor en el sistema financiero mundial?
DG: Cuatro de los bancos más importantes del mundo son chinos. La relación con esta región tiene un componente de crédito. En los casos de Ecuador, Venezuela y Brasil hay acuerdos crediticios que se re – pagan en petróleo y la Argentina está gestionando ese mismo tratamiento. Hay una ofensiva financiera muy importante. En Argentina el ICBC compró el Standard Bank, compró Nidera, una de las cinco grandes comercializadores del mundo. La presencia es avasallante.
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