Tierras raras, semiconductores y guerra global

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Tierras raras, semiconductores y guerra global

29 Octubre 2025

Los ciclos largos de desarrollo del capitalismo se organizan a través de procesos de acumulación de capital que tienen características propias en cada ciclo, tanto en lo que hace a las RRII, como a las formas institucionales, las formas de organización del trabajo y de las relaciones entre capital y trabajo, una cultura, formas militares, etc.

Además, como elemento clave, se organizan a través de un tipo de “revolución industrial” propia de ese ciclo, con tecnologías, insumos, productos, ramas de la producción que son claves para el impuso de esa etapa. En otras etapas fueron los textiles, el acero, el carbón, la electricidad, el petróleo, los automotores, etc. Ahora nos encontramos en una nueva etapa donde vemos que las tecnologías de punta se basan en semiconductores, tierras raras[1] (minerales críticos en general), etc., que hacen posible el desarrollo de la nuevas industrias y productos de punta.

En un proceso de transición de un ciclo del capitalismo hacia otro, se despliega en una etapa de lucha, de guerra, de conflictos. Son los conflictos que hacen a quienes van aganar y en qué orden van a quedar en el balance de poder en nuevo ciclo que se despliega. Vemos hoy guerras y disputas diversas, militares, económicas, culturales. La geopolítica hierve. En ese mundo caliente se despliega una “guerra” comercial por el control de las tecnologías del futuro y el presente. Es la lucha por las tierras raras y los semiconductores. En este articulo abordaremos algunos aspectos de este conflicto.

Sin dudas, China es la protagonista de este siglo. Y específicamente lo es más en el tema que abordamos. Conviene explicar someramente por qué. Como logró llegar hasta aquí.

El proceso de “Reforma y Apertura” desarrollado en China después de la muerte de Mao y la depuración del Partido Comunista fue conducido por Deng Xiao Ping a partir de 1978. A Deng lo secundaron Hu Yaobang, Zhao Ziyang y Chen Yun, todos ellos compañeros de la época de la guerra civil. Fue Chen Yun, quien ya había ocupado funciones en economía en la época del “Gran Timonel”, que acuño la metáfora del pájaro y la jaula con la que se conoce la apertura de mercado de Deng.

La estrategia China se basa desde entonces en el estímulo de la empresa privada y la radicación de capitales extranjeros en amplias áreas de la economía, pero manteniendo el control estatal de sectores fundamentales, estratégicos, de las finanzas y comercio internacional, y sobre todo del poder político. En realidad, la presencia del estado en la economía china es muy amplia, pero también las empresas privadas y mixtas cumplen un rol de una definitoria importancia en el dinamismo del país. Según una mirada al vuelo el 60 % del capital es privado y el 25/40 % estatal; sin embargo, el estado es ampliamente dominante en los sectores claves o mantiene un control a través de las palancas claves de la economía.

Según algunos analistas entre las 500 empresas más importantes de China, las empresas estatales dominan abrumadoramente: representan el 63 % de todas las empresas, el 83 % de los ingresos y el 90 % de los activos totales[2]. Pero los datos del Banco Mundial y propios datos chinos indican que el sector privado es responsable del 70% de la innovación y del 80% del empleo urbano.  Quizás deberíamos salir de marcos estáticos para analizar el sistema chino y ser flexibles pensando en que además de socialismo y capitalismo hay otros posibles modos de producción o formaciones económico sociales de diversa naturaleza y composición.

Para nosotros, en el marco de este artículo está discusión no es importante, ni tampoco definir con claridad que es estatal o privado. Sino como se crearon estas empresas y llegaron a este lugar, asumiendo con los mandatarios chinos y el PCCh que fue el capital privado el actor clave de este modelo nuevo. Y esto se realizó enmarcado en dos herramientas específicas: una, las empresas mixtas donde el Estado tiene una presencia importante; y dos, el “plan”.

Conviene aclarar un poco. Los chinos además de mantener en manos del estado todo o parte de la propiedad de muchos sectores e industrias, trabajaron la inversión extranjera de forma muy específica. De hecho, el capital extranjero radicado en el país obtuvo enormes beneficios, sin embargo, debió a cambio de estos aceptar que el estado chino procediera a aprender, “copiar”, y difundir en su estructura de conocimiento, científico como empresarial, las capacidades occidentales. Pongamos el ejemplo de la industria automotriz. Tras la reforma la política automotriz china estableció que los fabricantes de automóviles extranjeros establecieran empresas conjuntas con una contraparte china para producir vehículos en el país, con la participación del socio chino en al menos el 50 % de la empresa. Esta medida se implementó para proteger a los fabricantes locales y brindarles la oportunidad de superar la brecha tecnológica y desarrollar sus marcas. Así hoy el mercado cuenta en China con BMW y Volks Wagen asociados en una empresa china. Pero el país ha logrado desarrollar el mayor mercado con 97 marcas nacionales y 43 empresas conjuntas. Y así en otras ramas.

Y por otro lado reguló no principalmente la acumulación o gestión de las empresas extranjeras asociadas, sino que los beneficios empresariales quedaran en gran parte en el país. Lo que se reflejó en las famosas “tasas de crecimiento chinas” de más del 9% durante casi 30 años (con picos del 14%), y en una tasa de acumulación mayor que en cualquier otro país con unas tasas de inversión del 50% (dirigidas a áreas específicas). China era un mercado enrome, con enormes recursos, con menos regulaciones del tipo europeo, con una mano de obra amplia y con un Estado preocupado en calificarla y hacerla cada vez más eficiente. China así se transformo en un “agujero negro” de empresas occidentales que fueron absorbidas, una a una, en cantidad (no sólo China, por otras razones los “tigres asiáticos” tuvieron un rol que guarda cierto parecido). El “modelo” o la metáfora que define el modo de acumulación o el tipo de modo de producción se hizo famosa: “Si la jaula resulta ser demasiado pequeña, haciendo angustiosa y sofocante la vida dentro de ella, el pajarito se sentirá tan abatido y triste que acabaría muriendo de pura melancolía. Pero sí, por el contrario, se le dejase libre para que pudiera volar allí donde se le antojara, el muy desagradecido no dudaría ni un segundo en escapar”: está es la metáfora del pájaro que vuela encerrado en una jaula con que los chinos describen el rol de la burguesía. La jaula es esta serie de condiciones: propiedad mixta, control de las finanzas, la circulación de capitales, etc.

En realidad, los lideres chinos definieron con claridad que “la jaula” es el Plan. Que es la otra pata del modelo chino. El plan donde el estado chino cada 5 años va dirigiendo el desarrollo general del país, donde se invierte, que se construye, como se incentiva la investigación, como se regula la población urbana y rural, la construcción tanto de viviendas como infraestructuras, etc. El Plan es la jaula y los barrotes de está son las leyes y regulaciones que la hacen viable. No es un plan extremadamente injerencista, de allí la metáfora de que el pájaro pueda volar sentirse cómodo, que la jaula sea grande. Que los empresarios desarrollen su iniciativa, para ello deben tener ganancia y apetencia de lucro; que las instituciones la desarrollen también, que la investigación florezca. Y el estado la “guía”.

No es este artículo realizar un análisis profundo, ni siquiera básico del modelo chino; sino señalar que estas líneas generales que describimos para comenzar son y fueron claramente públicas, los empresarios extranjeros las conocen, los estados también, las reglas son claras. En este sentido a quien escribe le sorprende que después de 40 años del inicio de este programa, y sobre todo después de los últimos 20 cuando China ya comenzó a proyectarse como gran potencia y competidora, los gobiernos occidentales se muestren hoy perplejos de que los está dejando atrás, y que no se “fusionó” al globalismo de mercado occidental, difuminando la capacidad de su estado y su cultura en un mercado global. O sea, China mundializó su poder geopolítico, pero no se “globalizó”. Mientras ellos (los occidentales) se globalizaron y perdieron la capacidad nacional de su economía, hoy se encuentra atónitos frente al gigante asiático que los desplaza de todos los rubros, inclusive se “come” sus propias empresas. Sorprendente, porque sí uno analizaba el plan chino en su origen y evolución, sólo puede comprobar su coherencia, y que era público.

Este error tiene una raíz que debe ser entendida y se relaciona con el mundo que se pretendió inaugurar luego de la caída de la URSS. Una poderosa visión ideológica: el mundo unipolar, el mundo “neoliberal”, el mundo regido por instituciones y valores globales. El “united color of Benetton” donde todos somos indistintos y consumimos lo mismo, donde la historia se “acabó” y con ella los “viejos” paradigmas nacionales, y hasta la misma lucha de clases se transforma en un conflicto en la “diversidad”. En ese escenario liberal progresista (sea liberal socialdemócrata o conservador, es siempre variants del mismo) el libre mercado, la libre empresa, iría homogeneizando el mundo con una serie de valores comunes. En ese mundo, China seria “domada” y absorbida por las reglas del capitalismo liberal, desde allí su cultura, sus instituciones, etc. se transformarían y se homogenizarían con las occidentales. El ilusionismo liberal de la OTAN, la UE y el foro de Davos, alienó a los occidentales de la realidad, de la naturaleza del ser humano (aunque su proyecto es antropológico también). En realidad, la estrategia de la globalización, no fue una estrategia “realista”, sino que se basó en la creencia ideológica (como pantalla de la realidad de la que hablaba Marx) en los valores liberales: el comercio iba a homogeneizar el mundo y lo iba a hacer a imagen y semejanza del occidente supranacional o pos nacional.

Es interesante destacar como, la líder que muchos consideran una “prócer” alemana: Angela Merkel, se encuentra entre las grandes responsables de este fracaso occidental actual, una de las grandes apostadoras a este proyecto. Hoy Alemania enfrenta un declive, que algunos consideran grave y son pesimistas, mientras que otros lo ven catastrófico e irreversible. Merkel timoneó el estado alemán haciendo a los germanos dependientes en forma muy alta de la energía rusa, de las materias primas, y del mercado chino. La dependencia alemana de Rusia y China en altísima. Merkel y la elite globalista alemana a la que representaba, consideraron que la homogenización mundial seria irreversible, y que una capa de empresas globales en un mundo supranacional institucionalizado serían las victoriosas. En ese mundo China y Rusia aparecían sólo otros mercados dentro de la globalización. Ojo los alemanes también, el pueblo alemán era sólo un conjunto más de personas disponibles en el mercado, o sobrantes, por ello la apelación a la inmigración masiva de la que Merkel fue impulsora. Pero, para comenzar, Rusia demostró ser una potencia nacional con una cultura resistente, que juega el poder que la dan sus recursos en una geopolítica realista acorde a sus intereses nacionales. Y China en una escala mayor domina como Estado nación tecnologías y mercado en los que antes Alemania tenía decisión propia. Alemania está en una decadencia que será digna de estudio. No decimos que sea irreversible, pero sí que es grave y un ejemplo para no repetir.

Vemos como las tensiones geopolíticas en el terreno de los nanochips y semiconductores llegan a Europa[3]. Desde hace una década, con las tensiones por Ucrania en aumento, pero antes de la actual guerra o la conflictividad global estuviera elevada, algunas empresas como BMW comenzaron a investigar formas de reemplazar los componentes de sus vehículos para lograr una menor dependencia de China. Sin embargo, la realidad actual no parece indicarnos el éxito de aquella intención. Los europeos disponen en su territorio de regulaciones medioambientales sumamente estrictas, y poderosos partidos “verdes” que las sostienen en un sistema configurado por “gobiernos de coalición” parlamentarios que dependen mucho de opiniones diversas. Siendo así por ejemplo Alemania desarmó su sistema de centrales nucleares con una alta convicción a nivel masas de que estas eran “sucias” y “dañaban el medio ambiente”. Señalamos esto con la explícita intención de poner en dudas muchas de las apreciaciones de estos ambientalistas y advertir sobre sus consecuencias. China en cambio, más allá de hacer declaraciones por cuestiones de conveniencia diplomática, avanzo sin prejuicios sobre el desarrollo tecnológico de avanzada.

El caso de EEUU vs. China respecto de la disputa por las Tierras raras y semiconductores es el objeto de esta nota. Nos encontramos en un conflicto global por el orden mundial y el poder relativo, en el que las cadenas de suministros son fundamentales. En los 90 China con su concepto de planificación, y previsión de largo y muy largo plazo, comenzó la investigación y desarrollo en el tema Tierras raras (TR). Dispone en la actualidad del 70% de las tierras raras (ojo hay más y en otros lugares, sólo que China las tiene en explotación) y el 90% de los imanes de alto rendimiento hechos en base a estas[4]. Aunque deberíamos mejor hablar de minerales críticos (metálicos y no metálicos) ya que la disputa abarca más que “tierras” (no metálicos).

En coincidencia con las tensiones militares que se desarrollan en el plantea durante el 2023 Pequín comenzó con restricciones al Galio y al Germanio. En el 2024 sumó trabas a tecnologías de procesamiento y reciclaje. En el abril del 2025 amplio las restricciones aún más. Y ahora a los procesos, al 90 % de las tierras raras y tecnologías asociadas. Es el anuncio 61/2025 del Ministerio de Comercio de China, que Implica la exigencia de licencias específicas para 12 minerales claves y el control sobre equipos de extracción, refinado, separación, reciclaje, imanes usados en automotores, tecnologías renovables, defensa, etc. Exige autorización a cualquier empresa que use está tecnología, que realice declaraciones de uso final y, específicamente, que no se usen con fines militares. Por ejemplo, sí las nuevas ramas de la producción necesitan de estos elementos, las TR son consideradas estratégicas por su rol en la producción de tecnología militar, automotriz y energética. Por ejemplo, un sólo avión de combate F-35 requiere más de 400 kg de estos minerales para su funcionamiento[5]. Uno se podría preguntar sí estas restricciones que harían caer la exportación de las mismas no pueden afectar los ingresos chinos (o sea habría una mutua dependencia entre vendedor y comprador, por ejemplo, el caso de la soja), la respuesta es no: las tierras raras, representan menos del 0,1 % del PBI anual chino, pero son claves en la producción de vanguardia en todo el mundo, que por ahora no las dispone. O sea, China puede aplicar presiones sin que a ellas éstas la afecten. Aunque los EEUU respondan por otros medios, que mencionaremos más adelante.

En el mismo sector de las “nuevas tecnologías” se encuentra la disputa por los semiconductores. Es de recordar que para su fabricación también son necesarios minerales críticos como el germanio, el silicio, el arseniuro de galio, el indio, el boro, cadmio, por ejemplo. Lo llamativo es que Taiwán es el país predominante en la fabricación, aunque no en el diseño. El sector de los semiconductores se encuentra dividido entre la especialización en diseño y los fabricantes.

En fabricación es la empresa taiwanesa TSMC[6] la dominante, ya tiene 4 décadas de experiencia estando a la vanguardia. La idea de la administración trumpista de relocalizar la industria, al menos sectores claves, llevó al presidente norteamericano a iniciar presiones sobre sus aliados, y sobre las empresas radicadas o a radicarse en el extranjero. En el caso de Taiwán la cuestión tiene dos aristas claves. Una, Taiwán está bajo reclamo de soberanía China, muy cerca de China lo que hace factible una ocupación por medios militares, y es entonces un riesgo geopolítico; las empresas taiwanesas se encuentran imbricadas en cierta forma con capitales chinos; y por último, como señalamos, la fabricación de semiconductores es una industria estratégica que EEUU desea tener en su territorio. Así las presiones de Trump impulsan a que TSMC se mude o ponga filiales en los EEUU. La cuestión es que se calcula que comenzar de cero una fábrica de este tipo cuesta entre 20 y 40000 millones de dólares, una cifra astronómica (equivalente al paquete de ayuda que supuestamente se acordó con Argentina). Por eso EEUU prefiere traer a los chinos de la isla.

Por otro lado, el diseño de vanguardia del sector está en manos de la empresa NVIDIA[7] actual líder mundial en inteligencia artificial. Es una empresa de los EEUU que ha superado con creces a INTEL. Aunque desarrolla junto a estos diversos proyectos. INTEL más conocida por todos nosotros se ha retrasado en el torbellino de avances que estas nuevas tecnologías y empresas están realizando, mientras el gobierno de EEUU discute intervenir en su recapitalización y actualización, o hacer una cuasi estatización o un rescate para lanzarla de nuevo a la competencia. En resumen, para aclarar, TSMC se enfoca principalmente en la fabricación de hardware (fundición), mientras que NVIDIA diseña tanto hardware como software, y utiliza a TSMC para fabricar sus chips. TSMC es una fundición de semiconductores que fabrica chips para muchas empresas, incluyendo a NVIDIA, aunque no diseña sus propios chips ni software de alto nivel. NVIDIA, en cambio, es responsable del diseño de los chips (hardware) y desarrolla un ecosistema completo de software, como la plataforma CUDA, que es fundamental para el uso de sus GPU. Por otro lado, es interesante tomar nota que en estos gigantes casi monopólicos, su composición accionaria cuenta con una proporción grande de fondos de inversión como BlackRock, Vanguard, Banca Morgan, etc. En el sentido de lograr multiplicar la producción nacional por parte de Trump encontramos el caso de MP Materials Corp. Que es una empresa estadounidense de materiales de tierras raras con sede en Las Vegas. MP Materials posee y opera la mina Mountain Pass, la única mina de tierras raras en funcionamiento en el país, y dispone de instalaciones de procesamiento en los Estados Unidos. El 7,7% de la empresa era propiedad de Shenghe Resources, una empresa que es propiedad del Ministerio de Recursos Naturales chino. En julio de 2025, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos anunció un acuerdo que lo convertiría en el mayor accionista de MP Materials con el 15% y se eliminaba a los capitales chinos de la misma. Aquí también Black Rock y Vanguard se encuentran como accionistas destacados (entre otros).

En la otra trinchera, China no ha logrado aún la autosuficiencia en estas áreas. Importa una gran parte. Es, además, el mayor consumidor de semiconductores del mundo y busca la autosuficiencia a través de la inversión pública y programas como “Made in China 2025”. A pesar de los avances, enfrenta obstáculos como el veto de EE. UU. a la exportación de tecnología avanzada, que es una de las herramientas en esta batalla. Aunque en estos días a logrado arrodillar al gobierno alemán[8] (ya debe tener callos en las rodillas) para que, a cambio de sostener el comercio entre ambos países y el suministro de TR; los germanos le transfieran tecnología y todos los datos de su logística, clientela, conocimientos de todo tipo, etc. Como vemos el poder geopolítico que le otorga a China el dominio que ostenta en ese terreno y de los costos graves de la política globalista alemana (que podemos ver como un atisbo de “dependencia”).

China domina hoy el mercado global de chips maduros (que no son los que se utilizan en las ramas de vanguardia que estamos hablando) y su enfoque en la producción nacional podría generar un exceso de oferta de estos chips en el futuro. A pesar de los desafíos, la industria de semiconductores de China está evolucionando y ganando competitividad en áreas clave como la inteligencia artificial, aunque la mayoría de las empresas chinas aún deben superar las barreras tecnológicas para alcanzar el liderazgo global. China ha invertido miles de millones de dólares en su industria de semiconductores para reducir la dependencia de las importaciones, que representaron más del 83% de sus ventas de chips en 2020. Y ha logrado producir el primer chip de menos de 6 nanometros, debe llegar a 2 nanometros.

Las acciones de EEUU

Los EEUU viene señalando, aún antes de la emergencia de Donald Trump en el escenario político, que China es el gran desafío a nivel sistema mundial que enfrentan. Desde al menos la administración de Obama los norteamericanos han tomado medidas y buscado limitar la tendencia China ser dominante en diferentes escenarios, empezando por el económico, productivo y comercial. Trump con su estilo “brutal” para los modos de las últimas décadas, al menos entre occidentales y entre grandes potencias, se lanzó a la confrontación intentando revertir (o reconducir) el camino iniciado por la globalización. Mediante un diagnóstico integral el presidente yanqui ataca todos los pilares de la misma: culturales, económicos, jurídicos, políticos, e ideológicos. Y esto lo podríamos analizar a nivel nacional regional y mundial.

En el campo económico intenta revertir el proceso de desindustrialización de los EEUU al que lo llevó la globalización. O sea, aclaremos, EEUU es una potencia industrial y tecnológica, pero en términos relativos viene retrocediendo y está a punto de ser superada por China. También en términos absolutos en los que hace al empleo de mano de obra industrial, está ha caído y ramas completas de la industria languidecen. Solo señalemos un caso: la industria naval.[9] Siendo que en la década de 1980 EEUU era el principal, astillero del mundo, hoy sólo puede producir 5 grandes buques contra 1700 que puede producir China, el ejemplo es impresionante, especialmente para quienes conozcan la importancia que el “poder marítimo” implicó para hacer de EEUU una potencia[10]. Y así en varias otras ramas.

La forma concreta en que se despliega la “estrategia” de Donald (hay una estrategia, aunque algunos sólo vean caos) consiste en acciones que afectan al comercio internacional: aranceles, sanciones, presiones para radicación de empresas, para redireccionar las inversiones, etc. Con una intervención del Estado que para los EEUU (el paradigma del libre mercado desde la segunda guerra mundial) es novedosa. Trump amenaza con sanciones desorbitadas, con aranceles enormes a aliados y enemigos. Lo hace tanto por cuestiones de enfrentamiento en RRII con otros países, como por cuestiones de economía doméstica. Desde el “Liberation Day”[11] el presidente de los EEUU pone y saca aranceles con una velocidad llamativa.

En realidad, debemos ver que cuando señala que va a poner xx aranceles sí no se hace tal y cual cosa, después suele en efectivo, dar tiempo para la respuesta de sus adversarios, poner muchos menos, retrasar y negociar. Pero lo cierto es que el nivel arancelario ha crecido con un piso del 10% y que las líneas de suministros y las perspectivas de inversión de las firmas se han visto muy afectadas. En este sentido podemos ver que la ofensiva arancelaria de Trump ha dado como resultado inmediato un aumento notable de la recaudación por este rubo que llega a los 130000 millones de dólares hasta ahora (aun no terminó el año) contra unos 65000 millones de todo el año pasado. Y que las previsiones catastróficas sobre la inflación doméstica producida por la elevación de costes no se han confirmado, siendo poco más del 2%. En este sentido es un éxito parcial. Pero por otro lado los cimbronazos de Wall Street sí han producido escozor en las élites financieras. Lo que llevo al CEO del GP Morgan a través de Scott Bessent a advertir a Trump que fuera más moderado en su confrontación arancelaria con China ya que la estructura económica de los EEUU no iba a soportar con facilidad la elevación de costos y podía darse un “día negro” en la bolsa.

Pero el proyecto de reindustrialización, trabajo para todos y mejora de las condiciones de vida, con un paralelo de más facilidades y desgravaciones para los empresarios, no se ve. Ciertamente la idea de reindustrialización suponiendo que sea efectiva en cantidad, es mucho más a mediano plazo que la recaudación por un impuesto. Aunque suene exagerado, con las particularidades propias, Trump (y de EEUU) “copia” a China en algunos aspectos. Aunque creemos que el viraje yanqui es tardío.

En lo que nos preocupa en está nota vemos como se combinan dos cosas. Una, la de fondo, la necesidad de EEUU de recuperar el control sobre sus cadenas logísticas en lo que hacen a la seguridad nacional. Y otra, la de forma: guerra de aranceles y sanciones. Es claramente entendible que Trump y los suyos estén preocupados por las “tierras raras”, minerales críticos y los semiconductores. Hacen a las tecnologías claves de la nueva revolución industrial del capitalismo, las industrias de punta de la etapa actual funcionan con estos elementos y sus tecnologías asociadas, como en otras etapas fueron el algodón, el carbón, el hierro, los combustibles, etc. Saber controlarlos, tener un alto desarrollo de estas ramas, es lo que hacen las potencias.

Así hace dos semanas China anunció las restricciones que mencionamos a la exportación de tierras raras y equipos relacionados, aduciendo principalmente razones de seguridad nacional y para contrarrestar las restricciones de otras naciones, (de EEUU) sobre chips, buscando mostrar su control sobre las cadenas de suministro críticas.

“Esto es China contra el mundo. Han apuntado con una bazuca a las cadenas de suministro del mundo libre, y no vamos a permitirlo”, declaró Scott Bessent[12], secretario del Tesoro de Estados Unidos. Además, ambos países impusieron nuevas tasas portuarias a sus buques, marcando el fin de una tregua negociada meses atrás. Sin embargo, en la lógica que ya señalamos, es probable que Trump y Xi se encuentren en Corea del Sur el 30 de octubre y en esa reunión se materialicen algunos acuerdos (o un nuevo frente, o línea de trincheras) en está guerra de posiciones económica. Ya este 26 de octubre delegados de los EEUU y China, aprovechando la reunión de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), avanzaron de cara a tener preacuerdos para la reunión de Seúl. Es así como continua este vaivén de idas y vueltas en el que EEUU no tiene facilidades de ganar. Es de destacar que el desarrollo de una industria con los suministros necesarios es una cuestión de años y que los EEUU necesita “diariamente” de los materiales chinos. Estos para china representan un porcentaje mínimo de sus exportaciones, sin embargo, como venimos indicando, la interrupción de las entregas es determinante para áreas críticas de la defensa, de la revolución industrial actual aplicadas a otras industrial clásicas (la automotriz, por ejemplo). Por ello EEUU debe “andar con pie de plomo” en su lucha con China. Y China lo sabe. Aunque Pequín puede saber también que, a la larga, siempre, se ´pierde el monopolio. Pero hoy la ventaja estratégica y el peso que implica en la lucha global es una ventaja que los chinos están sabiendo aprovechar.

* Guillermo Martín Caviasca* Doctor en Historia UBA / Autor de libros de historia sobre el movimiento obrero, historia militar y geopolítica / Experto en Defensa. Artículo publicado en PIA Global.

Referencias:

[1] Tierras raras es el nombre común de 17 elementos químicos: escandio, itrio y los 15 elementos del grupo de los lantánidos (lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometio, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio) El servicio geológico de los EEUU ha establecido en el 2023 una lista de 50 minerales críticos que incluyen a las tierras raras y son claves para la seguridad del país como el aluminio, antimonio, arsénico, barita, berilio, bismuto, cobalto, germanio, litio, manganeso, níquel y las mencionadas tierras raras. https://www-energy-gov.translate.goog/cmm/what-are-critical-materials-and-critical-minerals?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=rq

[2] https://fisyp.org.ar/2025/09/06/por-que-china-no-es-capitalista-por-richard-smith/

[3] https://www.abc.es/motor/economia/escasez-chips-nexperia-amenaza-fabricas-europeas-20251022165427-nt.html

[4] Son imanes permanentes con una fuerza magnética superior a la de los imanes convencionales, fabricados principalmente a partir de aleaciones de tierras raras como el neodimio y el samario-cobalto. Su potencia y resistencia a la desmagnetización los hacen ideales para aplicaciones exigentes como motores de vehículos eléctricos, turbinas eólicas, y equipos electrónicos avanzados. Son necesarios para la defensa.

[5]https://www.bbc.com/mundo/articles/cvg4655vepko

[6] https://www.tsmc.com/english Los principales propietarios del paquete accionario de TSMC incluyen grandes instituciones financieras como JP Morgan Investment Management, Fidelity Management & Research y State Street Global Advisors, así como el Fondo Nacional de Desarrollo de Taiwán. La empresa también tiene una gran base de accionistas individuales y es un proveedor clave para compañías tecnológicas como Apple, NVIDIA y AMD. 

[7] https://www.nvidia.com/es-la/ su paquete accionario se encuentra en manos de The Vanguard Group, BlackRock Advisors y Fmr LCC, así como el 3.5% del fundador Jensen Huang.

[8] https://www.youtube.com/watch?v=SEJokyfLdIw

[9]  https://www.eleconomista.es/transportes-turismo/noticias/13575529/10/25/el-colapso-de-la-industria-naval-en-eeuu-deja-una-cifra-demoledora-apenas-construye-cinco-grandes-buques-al-ano-por-1700-de-china.html

[10] Recomendamos ver los planteos del Almirante Alfred Maham a fines del siglo XIX sobre Poder marítimo y Poder Naval. Y sobre las orientaciones geopolíticas que el planteo de Mahan implica, para comprender muchas de las acciones de los EEUU a lo largo de la historia.

[11] https://www.csis.org/analysis/liberation-day-tariffs-explained

[12] https://cholilaonline.ar/2025/10/china-eeuu-conflicto-tierras-raraschina-eeuu-conflicto-tierras-raras.html