Análisis de la propuesta de Donald Trump para Gaza

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    GAZA devastada.

Análisis de la propuesta de Donald Trump para Gaza

07 Octubre 2025

El 29 de septiembre de 2025, Donald Trump presentó exultante un plan de 20 puntos para poner fin al genocidio y/o limpieza étnica en desarrollo que Israel lleva adelante en Gaza.

No es presentado en estos términos, claro. Pero el plan fue anunciado en una conferencia de prensa en Washington junto al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. Con su habitual grandilocuencia el líder norteamericano, presentó el anuncio como “probablemente uno de los días más grandes de la civilización”.

Aunque es de destacar que, si no ocurre el muy improbable caso de que este acuerdo fuera el inicio de una paz duradera en Medio Oriente o el comienzo de una nueva era con la cuestión palestina en parte resuelta, sería, al menos, un hecho de gran magnitud el que se ponga fin a esta guerra. Pero no lo será en términos de una justicia para los palestinos, y tampoco con su derrota, en caso de que las negociaciones avancen. Lo que sí puede significar es una nueva etapa y una descompresión de la presión (ya no es exagerado decir genocida) de Israel sobre Gaza.

Cualquiera que haya prestado atención y mirado sin preconceptos los discursos podría notar con claridad la diferencia de registros entre las palabras de Trump y las de Netanyahu. En realidad, no eran simples diferencias de “registro” o de “estilo”. El dirigente israelí transmitía un espíritu de “Rendición incondicional” de Hamas (que no es coincidente con la letra de la propuesta) y, además, dejaba ver que no habría paz. El líder israelí hablaba en términos mucho más relativos que el entusiasmo del líder norteamericano sobre algunos puntos, como por ejemplo el del reconocimiento de algún tipo de Estado palestino en el futuro.

Debemos señalar que Israel ha suscrito otros dos acuerdos de alto el fuego o tregua iniciales en esta guerra regional: uno con Hizbollah y otro con el mismo Hamas. Y que ambos los violó con cualquier excusa, en algunos casos por nimios detalles de forma. Aún nos debemos un análisis de esa parte de la guerra en desarrollo y de cada frente particular desde el punto en que lo dejamos. Sin embargo, es necesario señalar que Israel hizo todo lo posible y necesario para continuar la obtención de sus objetivos. Ello implicó, en el caso de Gaza, romper los acuerdos, llevar el bloqueo a la ciudad a formas absolutas y acumular fuerzas para el lanzamiento de la ofensiva actual que ha horrorizado al mundo.

En paralelo, nunca dejó de atacar a Hizbollah, sin que esta organización respondiera. También inició un proceso de expansión en Siria atacando al régimen cercano a Turquía de una forma que a algunos nos deja sorprendidos, arrebatándole o pretendiendo arrebatarle la soberanía sobre una amplia región del sur del país hasta casi la capital. Y extendió su ofensiva de larga distancia no solo contra Irán sino contra el mismo Qatar.

Es decir, debemos tener en cuenta que, cuando hablamos de acuerdos con Israel, lo estamos haciendo con un régimen extremadamente agresivo, expansionista y con objetivos geopolíticos muy amplios, inacabables y firmes.

Por eso hay que seguir los discursos clave de los dirigentes israelíes sobre un tema, en inglés y en hebreo. Cuando ambas declaraciones coinciden es una cosa, pero en cuestiones muy sensibles para el mundo occidental, estos dirigentes suelen decir en hebreo algo distinto, con matices, a lo que dicen en inglés. Siendo así, unas horas más tarde, hablando en hebreo a una audiencia nacional israelí, Netanyahu dijo que no había aceptado un Estado palestino, y prometió que el ejército israelí se mantendría en la mayor parte de Gaza.

Sin embargo, son claras varias cuestiones que debemos señalar al comenzar. Una, que Israel, con su ofensiva permanente, ampliada y sin límites precisos, ha colocado en aprietos a su principal y necesario valedor, que es EE.UU. Ya no es Hamas, Irán o el “Eje de la resistencia”; Israel va por una limpieza étnica inaceptable para cualquier régimen árabe. Ataca a Qatar, produciendo un desbarajuste en el orden del Golfo y complicando gravemente a EE.UU. Ataca indirectamente a Turquía, una potencia regional y un actor de importancia en la región y el mundo, además de miembro de la OTAN.

Por último, con la extensión del conflicto y las atrocidades sistemáticas y absolutamente injustificables, el apoyo occidental se tambalea en los mismos EE.UU. La población europea se moviliza o rechaza la situación, incluso dentro del mismo movimiento trumpista. La dimensión que cobró la flotilla civil humanitaria solo es posible en este contexto. Y agregamos, no está de más destacar que la prensa occidental e israelí publica o “filtra” opiniones y encuestas, inclusive de judíos de EE.UU. o Israel que piden detener la guerra.

Por otro lado, es necesario señalar que los objetivos israelíes son firmes, aunque no alcanzamos a ver cuál es el objetivo final. Encadena una serie de victorias tácticas, de campañas más o menos exitosas, golpeando con mayor o menor dureza a todos los actores, directa o indirectamente, pero no alcanzamos a dilucidar cuál puede ser el objetivo estratégico, que no sea la victoria total y absoluta sobre todos los actores regionales y la conquista de un espacio cuya definición en algunos casos es “bíblica”. Es decir, el objetivo estratégico parece desorbitado o indefinido, lo que vuelve cualquier victoria relativa y, por lo tanto, reversible.

Pero los objetivos de Hamas y el resto de las facciones palestinas de la resistencia (FPLP, Yihad Islámica, etc.), parecen más claros, aunque sean los de Hamas los que conocemos mejor. Los islamistas, eran parte del “Eje de la resistencia” y a su vez sostenidos por Turquía y Qatar, tuvieron claro desde el inicio lo que querían: conseguir poner de nuevo en la agenda mundial la construcción de un Estado palestino, costara lo que costara. O morir en el intento con toda la población que quedara en el camino. Y aunque nos cuesta decirlo desde nuestra posición en Occidente, la historia parece darles la razón: la opción era actuar de cualquier forma o desaparecer en silencio como pueblo.

Y la propuesta de paz en la mesa menciona la palabra “Estado”, y promete garantías de libertad a todos los palestinos, inclusive a los miembros de las organizaciones armadas. Claro, con una serie de condiciones y concesiones muy amplias, enormes. Pero, debe tenerse en cuenta que ser intransigente en la actual situación “parece demasiado costoso”.

De aquí se deducen dos cosas: una, la capacidad de Hamas y las facciones palestinas de seguir resistiendo de forma armada a pesar de la sostenida ofensiva israelí. La capacidad militar no parece ser tan fácil de degradar por parte de los judíos más abajo del piso actual. Los judíos no ofrecen nada a los palestinos excepto irse o morir de hambre. Así, Hamas puede reponer bajas en una población sometida al exterminio. Israel subestimó la fuerza de Hamas. Sin dudas, Hamas, hoy más allá de todas las concesiones que exige Trump, está negociando. La resistencia es en ese punto exitosa: la negociación se debe a Hamas. Los costos son otra cosa. Ciertamente, desde nuestro punto de vista, la aceptación tal como se hizo es correcta ya que “tira la pelota” al campo israelí; son ellos los que deben aceptar ahora ante los ojos del mundo que los mira con el ceño fruncido.

Pero, a su vez, como ya mencionamos, todo acuerdo necesita un poder superior que lo haga valer a ambas partes. Israel no se ha comportado en los episodios anteriores de acuerdos como una parte, sino como un vencedor que impone sin un juez por arriba que lo obligue a nada. Pero esta vez el tipo de acuerdo propuesto necesita un juez por arriba que obligue. Entre estados (y Hamas sería un equivalente a Estado, es la cabeza de uno pequeño de hecho y lo era de derecho) son Estados más poderosos los que imponen a los firmantes que cumplan. Un poder superior. ¿Puede ser Dios? No, es evidente. Entonces tendría que ser Trump y los EE. UU.; ya que los árabes, Turquía, Pakistán (quienes son los probablemente implicados y que quizás pongan tropas de paz en el terreno) no parecen suficientes para imponer a Israel nada. Y no por lo militar, sino porque Israel depende de EE.UU. (y de Alemania, no está de más mencionar, pero ese estado, castrado y alienado, no puede jugar geopolíticamente de forma libre). Y, más allá de todo lo demás que analizamos abajo, esta es la debilidad de la propuesta.

Resumen de la Propuesta de Trump

A continuación, se presentan, en forma resumida, los puntos que nos parecen más importantes propuestos por Trump:

 * “Si ambas partes están de acuerdo con esta propuesta, la guerra terminará inmediatamente. Las fuerzas israelíes se retirarán a la línea acordada para prepararse para la liberación de rehenes. Durante este tiempo, todas las operaciones militares, incluido el bombardeo aéreo y de artillería, se suspenderán, y las líneas de batalla permanecerán congeladas hasta que se cumplan las condiciones para la retirada completa de la etapa”. Con la aceptación de este acuerdo, señala el texto. Pero los mismos interlocutores árabes musulmanes, que son respaldo del mismo, han señalado que hay puntos muy vagos que requieren precisión, garantías, o puntos que están en desarrollo con la evolución del proceso y deben ser discutidos mejor. Esto no es menor, porque, así como Netanyahu señaló que no se retirarían o que no habría Estado palestino, Hamas señaló que había que discutir el tipo de desarme, como veremos, y algunas precisiones de a quién entregaría las armas (obviamente no a Israel), por ejemplo. Y esto deja abierta la puerta a las buenas o malas intenciones. Pero obviamente impone la apertura de un proceso efectivo de diálogo.

 * “Dentro de las 72 horas de que Israel acepte públicamente este acuerdo, todos los rehenes, vivos y fallecidos, serán devueltos. Una vez que todos los rehenes sean liberados, Israel liberará a 250 prisioneros con cadena perpetua, más 1.700 habitantes de Gaza que fueron detenidos después del 7 de octubre de 2023, incluidas todas las mujeres y niños detenidos en ese contexto. Por cada rehén israelí cuyos restos son liberados, Israel liberará los restos de 15 habitantes fallecidos de Gaza”. Hamas debe entregar todos los rehenes en bloque, antes de que Israel haga lo mismo. De hecho, esto deja a los palestinos sin una de sus principales bazas de presión, dependiendo de la buena voluntad de sus enemigos. La aceptación de este punto es un hecho de buena voluntad innegable.

 * “Tras la aceptación de este acuerdo, la ayuda plena se enviará inmediatamente a la Franja de Gaza. Como mínimo, las cantidades de ayuda serán consistentes con lo que se incluyó en el acuerdo del 19 de enero de 2025, con respecto a la ayuda humanitaria, incluida la rehabilitación de infraestructura (agua, electricidad, aguas residuales), rehabilitación de hospitales y panaderías, y la entrada de equipo necesario para eliminar escombros y carreteras abiertas. – La entrada de la distribución y la ayuda en la Franja de Gaza se producirá sin la interferencia de las dos partes a través de las Naciones Unidas y sus organismos, y la Media Luna Roja, además de otras instituciones internacionales no asociadas de ninguna manera con ninguna de las partes. La apertura del cruce de Rafah en ambas direcciones estará sujeta al mismo mecanismo implementado bajo el acuerdo del 19 de enero de 2025”. Los puntos referidos a la entrada de ayuda son interesantes. Para comenzar, reconocen implícitamente que la “ayuda” que comenzó a llegar mediada por Israel no es distribuida de forma aceptable; de hecho, lo era de forma criminal como cebo para generar zonas de caos o muerte de gente hambrienta. Tampoco queda en manos de las autoridades de la Franja, pero sin dudas eso es de mucho menor importancia para Hamas que para Israel en términos de concesiones.

 * “Gaza se gobernará bajo la gobernanza temporal de transición de un comité palestino tecnocrático y apolítico, (…) Este comité estará compuesto por palestinos calificados y expertos internacionales, (…) y supervisión de un nuevo organismo internacional de transición, la “Junta de la Paz”, que será encabezada y presidida por el presidente Donald J. Trump, con otros miembros y jefes de Estado para ser anunciados, incluido el ex primer ministro Tony Blair (…). -Los Estados Unidos trabajarán con los asociados árabes e internacionales para desarrollar una Fuerza Internacional de Estabilización (FSI) temporal para desplegarse de inmediato en Gaza. La ISF capacitará y proporcionará apoyo a las fuerzas policiales palestinas (…) consultará con Jordania y Egipto, (…)”. El plan Trump considera la existencia de una autoridad palestina no perteneciente a las fuerzas de resistencia ni a la desprestigiada OLP, sino a “tecnócratas” que suponemos serán palestinos adscritos a los países árabes e islámicos que respaldan el acuerdo. Pero a su vez, por arriba de esta autoridad, a modo de “protectores”, se encontrarán otros personajes, entre ellos Trump y Tony Blair (no se dice quién más, aunque podríamos suponer que está abierto a otros líderes). Aclaramos: Blair es muy repudiado por su rol desde la guerra del Golfo contra Irak, siempre “fallido”, “falso”. También aquí aparece la FSI, que suponemos es una fuerza militar internacional de la que formarán parte los países árabes islámicos, occidentales y otros del mundo (seguro no Irán, obviamente no Israel): un colchón de seguridad aceptable para los palestinos en esta situación. ¿Para Israel? No sabemos, suponemos que no sería algo con lo que pudieran simpatizar y que sin dudas intentarán desarticular o bajar su peso. Aunque es cierto que, sin fuerzas israelíes y sin Hamas, alguien se tiene que hacer cargo de la seguridad en un periodo de transición.

 * Así, la llegada a Gaza de una fuerza militar de la que deberían formar parte los países árabes e islámicos, que deberá reemplazar a las fuerzas de Hamas y a las fuerzas israelíes, y la creación de una fuerza policial palestina, va de la mano del desarme de la Resistencia. Punto primordial del acuerdo que propone Trump. “Una vez que todos los rehenes sean devueltos, los miembros de Hamas que se comprometen a la coexistencia pacífica y a la desmantelación de sus armas recibirán una amnistía. Los miembros de Hamas que deseen salir de Gaza recibirán un paso seguro a los países receptores. – Hamas y otras facciones están de acuerdo en no tener ningún papel en el gobierno de Gaza, directa, indirectamente o en cualquier forma. Toda la infraestructura militar, terrorista y ofensiva, incluidos los túneles y las instalaciones de producción de armas, será destruida y no reconstruida”. Es de aclarar aquí que el desarme de la resistencia es un punto sin dudas muy riesgoso para Hamas. Aunque el texto habla de desarme “ofensivo”. Igual nos preguntamos qué pasaría si Hamas y las demás facciones se desarman y destruyen su infraestructura solo conservando las armas de mano (defensivas) y después Israel incumple. No debemos ignorar que esta situación de negociación está en la mesa gracias a la sorprendente capacidad de pelea que Hamas ha demostrado, una capacidad que tiene el costo de una masacre por parte de sus enemigos. Pero que era algo sabido y dispuesto a ser asumido. Esto hay que señalarlo, aunque en nuestras mentes occidentales no sea tan fácil de comprender. Los palestinos (no solo Hamas, sino muchos más de otras tendencias) sabían que era pelear o extinguirse en silencio. Y hoy el mundo discute de nuevo su destino. Eso fue gracias a su voluntad de atacar a como sea el 7 de octubre, de pelear sin medir costos, generando situaciones que para nosotros serían inasumibles.

 * En el mismo sentido del punto anterior va la idea de la “reconstrucción de Gaza”: los negocios, filtro con el cual Trump parece mirar toda la política internacional. “Un plan de desarrollo económico de Trump para reconstruir y energizar Gaza (…) los marcos de seguridad y gobernanza para atraer y facilitar estas inversiones que crearán empleos, oportunidades y esperanza para el futuro Gaza. – Se establecerá una zona económica especial, con tarifas preferentes y tasas de acceso que se negociarán con los países participantes”. Aquí sin dudas están los negocios del lobista Blair.

Pero también los negocios económicos inmediatos y geopolíticos mediatos de las potencias regionales. Recordemos que este acuerdo tiene la aprobación o conocimiento al menos de Qatar, Arabia Saudita, Emiratos, Egipto, Jordania y Turquía. Específicamente Qatar y Turquía son valedores de Hamas. Lo que, destacamos, implica una gran presión para los sectores palestinos que quisieran rechazar la propuesta. De hecho, Turquía estuvo comunicándose con las facciones de Gaza para pedirles que todas acepten el acuerdo. Pero además los mismos iraníes han dado directamente el visto bueno a la aprobación. Debemos recordar que en el marco de esta propuesta Trump “obligó” (o al menos así pareció) a Israel a pedir perdón a Qatar por el bombardeo reciente, mediante una llamada directa de Netanyahu, quien a regañadientes y con un lenguaje lo más distante posible pidió disculpas. Un paso indispensable para cualquier negociación. Recordemos también que el bombardeo a Qatar rompió, o pareció romper, unos diques en un mundo en el que no solo EE. UU. es una gran potencia y existen mayor nivel de autonomía regional. Inmediatamente Arabia Saudita dio a conocer un acuerdo con Pakistán de defensa mutua (Pakistán tiene armas nucleares) al que un dirigente iraní señaló la posibilidad de incorporarse (cosa que no es posible, pero la declaración ya de por sí nos dice algo). Y finalmente Trump tuvo que ofrecerle a Qatar garantías formales de defensa estratégica, con un acuerdo que implica algo similar al artículo 5 de la OTAN para los EE. UU. y los europeos. Creemos, repetimos, Israel se está excediendo.

* “Nadie se verá obligado a abandonar Gaza, y los que deseen salir serán libres de hacerlo y de regresar libremente. Animaremos a la gente a quedarse y ofrecerles la oportunidad de construir una mejor Gaza. -Israel no ocupará ni anexará Gaza. (…) las FDI entregarán progresivamente el territorio de Gaza que ocupa a la ISF, según un acuerdo que harán con la autoridad de transición, hasta que se retiren por completo de Gaza, excepto por una presencia de perímetro de seguridad que permanecerá hasta que Gaza esté adecuadamente asegurada de cualquier amenaza terrorista resurgida”. Esos dos puntos son los más contradictorios con la perspectiva israelí respecto de los objetivos de la guerra: las FDI deberán irse retirando en los plazos (aún indefinidos) de este acuerdo, dejando una zona colchón bajo su supervisión en la frontera. En un plazo indefinido, suponemos con la existencia de autoridades palestinas estables y reconocidas, debería ser también abandonado. Y segundo, se podrá entrar y salir de Gaza libremente, lo cual es mucho respecto de la política israelí hasta hoy, pero que sin dudas es una estipulación sin la cual no puede haber inversiones reales en la zona. Este punto es una imposición que Israel debería aceptar e implica renunciar a sus objetivos de guerra.

* Quizás el punto más destacado, por el hecho de que va en contra de todo el relato construido por Israel en torno a los objetivos de la guerra, es el que “promete” el horizonte de un “Estado palestino”. “Cuando el programa de reforma de la Autoridad Palestina se lleva a cabo fielmente, las condiciones finalmente pueden estar en su lugar para un camino creíble hacia la autodeterminación palestina y la condición de Estado, que reconocemos como la aspiración del pueblo palestino”. Reforma de la autoridad palestina, proceso que se desarrollará con la supervisión internacional, pero entre los garantes se encuentran árabes musulmanes. En este terreno también Irán señaló su disposición a ser parte, algo que probablemente no suceda (no sea permitido) pero que nos dice de la voluntad de avanzar con el acuerdo. Es una condición principal para que Trump pueda desarrollar su estrategia (Acuerdos de Abraham) en Medio Oriente que exista algún tipo de plan creíble para la construcción de un Estado palestino. Sin esto, ningún estado árabe o musulmán avanzará en relaciones con Israel. Y eso es clave para una política regional norteamericana. La acción de la resistencia palestina del 7 de octubre fue un paso en una guerra de décadas que se creía cerrada. Desató una ofensiva israelí que ha ido en una espiral ascendente a niveles insospechados, colocando a todas las tendencias del mundo árabe musulmán en un lado de la trinchera, aunque no lo desearan, inevitablemente. Por lo menos en la coyuntura, pero la coyuntura se transformó en años y se deterioró cada vez más. Puede que para las ambiciones mesiánicas de esta dirigencia israelí fuera la posibilidad de forzar la creación de un indefinido “gran Israel”. Inclusive que los lobbies judíos en el mundo los apoyen, pero eso está llegando a un límite también al interior del sionismo mundial. Sin embargo, es claro, como señala Meshheimer reiteradamente y otros referentes del “realismo”, que el sionismo desarrolla una política que perjudica los intereses geopolíticos de EE.UU., y ahora es evidente.

* Finalmente, la propuesta de Trump termina con una amenaza de que “En el caso de que Hamas retrase o rechace esta propuesta, lo anterior, incluida la operación de ayuda ampliada, procederá en las áreas libres de terrorismo entregadas de las FDI a la ISF”. Y una declaración de buenas intenciones de reconciliación entre pueblos.

La Respuesta de Hamas

Pasaron los tres días indicados por los norteamericanos y Hamas aceptó lo sustancial de la propuesta de Trump. De acuerdo a cómo se mire, podemos decir que todo lo propuesto, con algunos puntos de discusión. O que en realidad los puntos de discusión son sustanciales.

“El Movimiento de Resistencia Islámica – Hamas valora los esfuerzos árabes, islámicos e internacionales, así como los esfuerzos del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, pidiendo el fin de la guerra en la Franja de Gaza, el intercambio de prisioneros, la entrada inmediata de ayuda humanitaria, el rechazo de la ocupación de la Franja y la negativa a desplazar a nuestro pueblo palestino de ella”. Para comenzar, Hamas, una organización que Occidente considera terrorista, e Israel un anatema a exterminar, agradece a Donald Trump. Esto ya es de por sí un hecho que debería poner los pelos de punta a los radicales israelíes.

Y estos días se ha acordado una reunión directa en el Sinaí entre representantes de Hamas, de Israel, con la protección y mediación de Egipto y Qatar. Suponemos con la protección y presencia de EE. UU. y probablemente de agentes de otros actores principales. Esto es un hecho de envergadura, porque es público. Ya ha habido reuniones entre gente del Mossad y representantes de Hamas en Qatar u Omán; sin embargo, esta vez es más visible y público. Es para nosotros claro que la llamada amistosa de Putin a Netanyahu se orienta a meter también una pata en este proceso, teniendo en cuenta que Israel y Rusia no tienen malas relaciones. Esta respuesta de Hamas contó con un reposteo inmediato del líder norteamericano, que la consideraba un éxito y que ya comenzaba la paz. Aun con las advertencias de Hamas de que había puntos a seguir discutiendo, condicionando así la respuesta de los israelíes.

Es de tener en cuenta que, según fuertes versiones, el borrador de la propuesta de Trump fue acordado por Steve Witkoff (el enviado multipropósito de Trump para Ucrania y Medio Oriente, quien ya en declaraciones a Tucker Carlson, dijo que con la gente de Hamas se podía negociar) con el secretario de asuntos estratégicos de Israel Ron Dermer (el frente israelí no es monolíticamente ultrarradical) y que fue cerrada con consultas a varios países árabes islámicos (los ya mencionados).

Así, el pasado viernes 3 de octubre de 2025[1], Hamas dio su respuesta. A muchos los sorprendió.

 * “En este contexto, y de una manera que asegure el fin de la guerra y la retirada completa de la Franja de Gaza, DECLARAMOS nuestra aceptación para liberar a todos los prisioneros de guerra de ocupación (tanto vivos como muertos) en el marco de la fórmula de intercambio presentada en la propuesta del presidente Trump, siempre que se aseguren condiciones de campo apropiadas para la implementación del proceso de intercambio”. Nadie bien intencionado puede dejar de reconocer el hecho de que Hamas acepte liberar antes a todos los prisioneros israelíes es, de por sí, una concesión de gran envergadura hecha por la organización, como ya señalamos. Como también el hecho de querer negociar condiciones de seguridad para hacerlo es muy razonable, más teniendo en cuenta que la propuesta Trump le garantiza a “todos” los integrantes de Hamas la vida y la libertad.

 * “También reafirmamos nuestra aprobación para confiar la administración de la Franja de Gaza a una administración palestina independiente (una autoridad tecnocrática) basada en el consenso nacional palestino y apoyada por el respaldo árabe e islámico”. La aceptación de este punto es también sorprendente para muchos, ya que renuncian a su autoridad estatal, aunque está claro que en las condiciones actuales esa autoridad es entre escombros y masacres, de valor poco efectivo. Como ya indicamos, sus principales valedores en pie, como son Qatar y Turquía, presionan a los más intransigentes para que acepten.

 * “En cuanto a los otros temas descritos en la propuesta del presidente Trump, relacionados con el futuro de la Franja de Gaza y los derechos inalienables del pueblo palestino, estos asuntos están intrínsecamente vinculados a una posición nacional integral y se basan en las resoluciones y leyes internacionales relevantes. Se abordarán dentro de un marco nacional palestino inclusivo, del que seremos parte integrante y a la que contribuiremos con plena responsabilidad”. Este sin dudas es el principal punto en discusión que se ha visto en declaraciones públicas de otros dirigentes en el terreno: dejar las armas, a quién y cuándo, y con qué garantías. Como la disolución del futuro de la organización, quizás este sea el más difícil si Hamas se niega. Aunque este último punto no sabemos cómo se haría, Hamas existe en su prestigio en cada palestino. Y mutarse en cualquier tipo de otra organización en relación con este futuro puede ser el precio de la apuesta a la paz. Es dudosa la aceptación del tutelaje de esa comisión superior que formaría parte Trump y el no tolerado Blair, pero estamos lejos y habrá que ver.

En definitiva, Hamas aceptó lo suficiente de la propuesta de Trump como para que los EE. UU. consideraran este comunicado un éxito. Si vemos la reacción de la opinión en el mundo occidental y especialmente en sectores no particularmente partidarios de la resistencia palestina, la opinión fue coincidente: “Hamas aceptó”. Esto no fue procesado de la misma manera por Israel, que, a pesar de esta reacción occidental, realizó ataques matando una cantidad indefinida de palestinos. Ataque que más que una acción militar es un hecho político que muestra la naturaleza de, al menos, la conducción actual de Israel.

¿Dentro de qué estrategia podemos encuadrar la respuesta de Hamas? Es claro para nosotros que la resistencia ha sido exitosa en términos de que Israel no puede eliminar el accionar de los comandos, que reemplazan sus bajas con nuevos reclutas. Como que Israel, en su estrategia de eliminar el agua del pez, está desarrollando algo que los occidentales ya llaman genocidio y admiten aun los más reticentes esa posibilidad. Y, según parece, la limpieza étnica y el genocidio, con la crisis de legitimidad que le crean a Israel, resquebraja la unidad de la estrategia israelí para terminar con Hamas. Las brechas se han notado últimamente. Si bien los israelíes y el sionismo mundial se muestran muy negativos con los palestinos, contradictoriamente plantean la necesidad de paz, o más bien de cesar esta guerra actual, al menos en términos de consensos numéricos entre los judíos (que no es lo mismo que en términos de poder).

Por lo tanto, la Resistencia muestra su fortaleza y su voluntad de resistir, pero seguir sin concesiones en una situación tan extrema encierra un problema. Señalamos esto para quienes plantean la resistencia a ultranza desde lejos: cada día de lucha son masacres de civiles, mujeres y niños. Occidente ve eso y hasta el recientemente asesinado divulgador trumpista Charly Kirk lo señaló. Hamas debe pensar que ser excesivamente intransigentes le otorga a Israel una baza guerrera para seguir ante la opinión pública occidental su ofensiva. Irán mismo ha dicho que si el acuerdo permite frenar este horror debe ser aceptado. Y todos, empezando por las monarquías del Golfo, señalan que hay puntos a discutir. Trump lo debe saber, como su “agente inmobiliario” Witkoff. Recordemos que Trump no propuso una rendición incondicional sino un acuerdo. Aunque no esta de mas recordar que aun hoy con un acuerdo vigente Israel sigue atacando en el Líbano violando las condiciones que supuestamente había firmado.

Está claro también que el acuerdo no habla de Cisjordania. Nos preguntamos cómo se construiría un Estado palestino con la permanente presión israelí sobre ese territorio, ya con medio millón de colonos violentos ocupando gran parte de ese pequeño enclave. Es de destacar que antes del ataque de Hamas el 7 de octubre, la principal presión israelí, donde avanzaban todos los días y donde estaba concentrada la atención militar, era en Cisjordania. Y que actualmente están pensando en construir una nueva colonia de unas 3000 viviendas con judíos de Ucrania, la que geográficamente dividiría el norte del sur del pequeño territorio.

En definitiva, nos encontramos en pleno desarrollo de este proceso, en una coyuntura de importancia que se mueve en el filo de un precipicio. Mientras escribimos esto y hasta que se publique, en situaciones así pueden pasar muchas cosas. Veremos, y que sea lo mejor para el castigado pueblo palestino.