Partido Comunista Congreso Extraordinario: el neoliberalismo necesita una democracia restringida
Para imponer la segunda fase de un ajuste que avanza sobre los derechos conquistados de los trabajadores, que busca privatizar nuevamente el sistema previsional público y de reparto y que pretende llevar adelante una reforma tributaria claramente regresiva, el gobierno de Mauricio Macri ha decidido clausurar el Estado de derecho y las libertades públicas y democráticas en la Argentina. Asistimos por estos días a una verdadera cacería sobre todo aquel que ose plantarse frente a las políticas de hambre, represión y endeudamiento.
Este ciclo de impronta autoritaria, que se inició con la injusta prisión de la compañera Milagro Sala en diciembre de 2015, que buscó implementar una escandalosa amnistía para los genocidas de la última dictadura cívico-militar, y que es responsable de la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado, se despachó en las últimas semanas con un raid de detenciones dirigidas contra funcionarios del gobierno anterior, montadas sobre causas judiciales concebidas a la medida de sus propósitos persecutorios y pisoteando las más elementales garantías constitucionales. Primero fue el desafuero y detención del diputado nacional Julio De Vido, y luego fueron sobre el ex vicepresidente Amado Boudou.
Apelando a los servicios del tándem mediático y judicial que actúa como grupo de tareas, van por la única dirigente en condiciones de liderar un proceso de resistencia popular que ponga un freno definitivo a las políticas de ajuste y dependencia: Cristina Fernández de Kirchner. Es lo que deriva del resultado electoral del pasado 22 de octubre. Es el imperialismo norteamericano el que desde las sombras dirige esta embestida, que implica restaurar en nuestro país y la región una democracia restringida donde todos aquellos que confronten al enemigo principal de nuestros pueblos, se encuentran en libertad condicional.
Sin embargo, más temprano que tarde quedarán expuestos los efectos devastadores del neoliberalismo, y no habrá cárcel, represión o estado policial que puedan aplastar la voluntad democrática y antineoliberal de las grandes mayorías, en cuya memoria persiste la experiencia histórica que nos devolvió la dignidad bajo el liderazgo de Néstor y Cristina. Ese camino de conciencia y organización debemos construirlo, en la calle, en el parlamento, en cada lucha orientada a resistir los ataques de un gobierno lacayo y vendepatria. De allí, del movimiento de masas, surgirán las fuerzas que nos guiarán nuevamente a la victoria.