Pino Solanas: triste, solitario y final
Tiene mucho derecho Solanas a sentirse defraudado. Luego de haberse aliado a la Sociedad Rural, luego de convertirse en la marioneta de los medios de comunicación ayer cómplices de la dictadura y hoy “perros guardianes del neoliberalismo”, luego de haber traicionado toda su historia militante, de bajar su candidatura nacional, de pelear y volver a pelearse para estar en el “centro de la escena”, luego convertirse en una caricatura de aquel cineasta comprometido, luego de devenir una Carrió 2 (“es un es-can-da-lo”)… Pino Solanas no llega.
Todas las encuestadoras y los medios nacionales lo dan tercero. Así fue el último domingo: Poliarquía (La Nación), Ibarómetro, CEOP (Página 12), Aresco, Management & FIT, Nueva Comunicación (Clarín) y Rouvier, Analogías, OPSM (tanto en Clarín como en Página 12) le quitan toda chance. Las encuestas de hoy viernes no cambian la cosa.
Quizás debiera haberlo sospechado cuando Libres del Sur pegó un nuevo salto al binnerismo y lo abandonó. El tándem Tumini – Vicki Donda es especialista para dejar a los aliados en la estacada, con la lealtad de ciertos roedores en los barcos que naufragan.
No debería haber terminado así su vida política. Cineasta comprometido, peronista revolucionario en los 70 y víctima de un atentado del menemismo, Pino Solanas estaba en el pináculo de su prestigio en 2007. La revalorización que Néstor Kirchner había hecho de la militancia elevaba aún más su estrella. Tenía desinteligencias con el kirchnerismo, pero bien podría haber pertenecido a sus sectores más dinámicos, como el Movimiento Evita, el Frente Nacional Campesino, los sectores más lúcidos de la CGT o los militantes de las villas de las grandes urbes.
Pero no. Eligió el momento de mayor debilidad del campo popular, cuando la ofensiva oligárquico – mediática desnudaba claramente los poderes que enfrentaba el kirchnerismo… para declararle la guerra a Cristina Fernández y convertirse en un defensor de los “pequeños productores”, que claro, estaban en el mismo bloque dominante que apoyó de la dictadura 1976 - 1983. Fue advertido por viejos compañeros de militancia, como Norberto Galasso, en vano.
Con 75 años y varios proyectos políticos liquidados por su propia egolatría, Pino no tiene cuatro años más para experimentar. Se terminó. Como el personaje de Soriano, en aquel libro desopilante que titula esta nota, Solanas es el Chaplin miserable, desdibujado, millonario (¡lo dice La Nación!) y fracasado. Chau Pino, no te vamos a extrañar. (Agencia Paco Urondo)