El eterno retorno de las acusaciones de fraude sin pruebas
Por Martín Crudele I El recientemente ratificado vicepresidente de Venezuela, Jorge Arreaza, declaró en las redes sociales que “la oposición no ha podido zafarse del sector golpista. Sufren del síndrome de Estocolmo. Ojalá recapacite, por el bien de la Patria”. Los años de la revolución del siglo XXI, definida así por su líder Hugo Chávez Frías, dejó un heredero electo con más del 50% de los votos en una ajustada elección presidencial.
Una vez más la oposición denuncia fraude en las elecciones, junto con Estados Unidos, la OEA, Francia, España y otros organismos y países a los que les conviene hablar de lo que ocurre fuera de sus crisis internas. Denuncian fraude incluso luego de posturas concretas mediante investigaciones como la de Jimmy Carter, quien repitió hasta el hartazgo que "el sistema electoral venezolano es el mejor del mundo". En este caso, con una apretada brecha entre Maduro y Capriles, la intención de quien en 2002 formó parte del cuerpo de golpistas contra Chávez fue primero pactar con el flamante Presidente y, ante la negativa, desató el plan B que en América Latina no debería resultar nada sorprendente.
En palabras de Ignacio Ramonet, "lo que ellos están buscando es que el Gobierno no asuma y tratar de crear una especie de desestabilización permanente que obligue al Estado a consagrar sus esfuerzos y a tranquilizar los espíritus del pueblo". Nada nuevo bajo el sol de Nuestramérica y nada nuevo para un pueblo bravo que sabe de golpes e intentos de desestabilización. La historia en Venezuela nos remite a un total de 21 denuncias contra el poder popular del chavismo "sin pruebas". Aún en aquellos casos que puedan existir diferencias en los escrutinios, la rigurosidad del sistema es admirable.
Hugo Chávez ganó la 10º elección presidencial libre del país en el año 1998 por el partido que lo llevó a ser Presidente, Movimiento V República. Obtuvo un alto porcentaje que dos años después fue ratificado en la denominada "relegitimación de poderes", mediante elecciones generales, es decir, Presidencial, Legislativa y Regional. Pero antes, en 1999 se realizó la Constituyente, precisamente el 25 de julio. En ese entonces, el candidato Jorge Olavarría, que apoyó al chavismo en 1998, declaró que la "aparente euforia" de aquel momento ocultaba una realidad que iría revelándose y no reconoció al oficialismo como ganador de las elecciones. Dijo que lo que triunfó fue "un golpe de estado".
Las elecciones del 2000 contuvieron quizá una de las denuncias más impunes por parte del intervencionismo encubierto en América Latina. Se realizó en dos fases la Misión de Observación Electoral (MOE-VEN) de la OEA, cuyo jefe Rubén Perina denunció la falta de transparencia en los comicios que se llevaron a cabo el domingo 30 de julio. Para esa jornada la OEA desplegó más de 50 observadores internacionales en 400 centros de votación. El informe de los observadores incluso contradice la denuncia mediática de Perina.
Otro punto fuerte de denuncias fue el Referéndum Presidencial (revocatorio) del 15 de agosto de 2004, impulsado por la oposición golpista que no soportaba la decisión popular y que dos años antes lo derrocó durante tres días. Ya meses atrás se había hablado de un posible referendo, incluso con un actor central como la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV) y su titular, Miguel Cova. La voluntad popular eligió no revocar a Hugo Chávez por 59.1% del No contra el 40,64% para el Sí oficial.
Enrique Mendoza fue uno de los que presentó un informe denunciando fraude electoral, argumentando que hubo irregularidades y situaciones sospechosas. El entonces Gobernador de Miranda e integrante del Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI) tuvo otros adherentes con denuncias similares, como el mismísimo Miguel Cova, el exgobernador de Zulia, Manuel Rosales (Un Nuevo Tiempo-opositor) y el exgobernador del estado Carabobo, Henrique Fernando Salas Romer, de las filas del opositor "Proyecto Venezuela" e integrante del G-5 que impulsó el referendo. Algo así como una derrota no asumida, una vez más.
Otro que sumó al festival de denuncias fue el exgobernador del estado Bolívar, Antonio Rojas Suárez, quien pidió que los observadores internacionales revisaran "minuciosamente" los escrutinios y también denunció irregularidades. Hay más denuncias que acompañaron a estos personajes de la oposición y suman 10 en total, pero el Centro Carter y la OEA (paradójicamente esta última) fueron contundentes en sus informes.
En el Informe Central se expresa concretamente que "el Panel encontró que ninguno de los informes examinados presenta evidencia de un fraude significativo en el Referendo Revocatorio Presidencial del 15 de agosto. Aunque el índice de votos Si es un poco más alto de lo que predicen algunos modelos electorales, un examen a fondo de las distribuciones de los votos no detecta ninguna diferencia significativa entre un modelo razonable de la elección y los resultados obtenidos en el referendo" ("Observación del Referendo Revocatorio Presidencial en Venezuela". The Carter Center, 2005).
Las elecciones regionales del mismo año tampoco se salvaron de los detractores truchos. El 31 de octubre Diosdado Cabello (Partido Socialista Unido de Venezuela-PSUV-) se impuso con el 52% de los votos, por apenas cuatro puntos por encima del segundo, Mendoza, quien reincidió en su falsa acusación desconociendo este boletín preliminar del Consejo Nacional Electoral (CNE). Rojas Suárez se acopló a la denuncia y perdió una vez más contra el fértil sistema electoral de la República Bolivariana. Tras el fracaso en el escándalo post-referendo y con esta nueva arremetida, la principal causa de la derrota en los análisis políticos es adjudicada al intento de rearmar escaramuzas virtuales y -por qué no- en la población, con nulo éxito para la oposición.
Otra de las destacadas denuncias rectificadas aparecieron en las recientes elecciones del año pasado, tanto presidenciales como regionales. El coordinador nacional del Comando Venezuela y responsable del plan de defensa del voto, Leopoldo López, denunció fraude en la campaña que llevó a Chávez a ser reelecto el 7 de octubre, apuntando a los "recursos públicos que ha utilizado el Gobierno en su campaña" y a algunos centros de votación como las sedes consulares ya que, en sus palabras, el fraude "sólo es posible en aquellos sitios donde no hay testigos y el voto se produce de manera manual". A su denuncia se sumó semanas después el excandidato a la gobernación del estado de Bolívar, Andrés Velásquez, cuando finalizaron las elecciones regionales, con la mira en los "vicios que siguen apareciendo en procesos electorales". El electo Francisco Rangel Gómez le respondió: “Tenemos a un individuo que es un constante perdedor, tiene 20 años perdiendo elecciones. Velásquez sabe perfectamente que ya no tiene vida política aquí en el estado y ahorita está tratando de hacer una maniobra mediática para buscar quedar con oxígeno político”.
Las elecciones de 2013 ya han sido tapadas por siete asesinatos a manos de los escuálidos (seguidores de Capriles) y decenas de heridos en enfrentamientos. La consigna está clara, la meta no tan cerca, Venezuela está preparada y ya ha contestado con un rechazo contundente a los golpistas.
Infografías de Iguana TV resumiendo los casos de denuncia: